A destiempo...

Capítulo 12 AÚN NO ERA EL TIEMPO….

Una vez lista la apertura en Nueva York y de dejar la tienda a manos de Leo, un compañero de universidad de Agustín que ahora vivía en la ciudad, partieron rumbo a Paris un día antes de lo previsto para solucionar el temita pendiente que los tenía preocupados.  Lo que no se esperaron, fue el lío que iban a ocasionar con su presencia en el departamento de Olivia.

 

- Prima querida, ya estoy en Paris junto a Agustín.

- ¡¡¿Cómo?!! ¿pero no llegabas mañana? - Le respondió su prima un tanto alterada. Se le notaba nerviosa, pero dudaba que tuviera algo que ver con el trabajo. Más bien parecía algo de carácter personal.

- Tuvimos que adelantarlo. Mañana a primera hora debemos finiquitar unos últimos detalles legales que me tienen histérica. Si no lo soluciono, no podremos abrir este fin de semana y todo lo que hemos hecho se habrá ido por la borda. La seriedad de mi marca está en juego. Ahora ten la amabilidad de abrirnos la puerta. Estamos entrando a tu edificio justo ahora”. - Estaba cansada por el viaje y lo único que quería era echarse en un sillón, tomarse un café y que su querido amigo le diera un masaje en sus piececitos.

- ¿Vas a quedarte aquí?

- Claro, ¿dónde más? Ni creas que vamos a quedarnos en un Hotel. Hace meses que no veo a mi primita y la echo mucho de menos. Además aún tenemos detalles que afinar, así que prepara mucho café. Nos espera una larga noche.

Tocaron la puerta y Olivia se apresuró en abrir. El primero en entrar fue Agustín cargando las maletas de ambos.

- Hola Linda, qué gusto de verte después de tanto tiempo. - Saludó Agustín luego de besar la mejilla de su amiga. Detrás de él venía Rocío que estaba cortando una llamada de teléfono que había recibido justo en ese momento.

- ¡Awww! Mi linda Oli....te extrañé. - Le dijo con cariño.

Mientras Rocío abrazaba a su prima, miró sobre su hombro y fijó su vista en el hombre que estaba parado en medio de la sala de estar.

El hombre la miró de la misma manera y en fracción de segundos ambos dijeron al mismo tiempo....

- ¿Y tú?, ¿qué haces aquí? - Sin duda era una sorpresa encontrarse con él allí, pero no tanto, después de todo eran familia.

Olivia los miró sin salir de su asombro y dirigiéndose a Rocío le dijo:

- ¿Cómo es que conoces a Nicolás? - Rocío miró a su prima como si le hubiese crecido en su frente un cuerno de unicornio.

- ¿Nicolás? - Rocío miró entonces a "NICOLÁS" con evidente asombro exigiendo una explicación.

- Cariño, ¿me puedes explicar de qué se trata todo esto? - Ni Olivia ni Rocío podían entender la situación. Sin embargo el que no entendió nada, pero a su vez entendió todo, fue Agustín, quien tomó del brazo rápidamente a Rocío y la sacó del apartamento.

- Vamos a comprar. Ya volvemos. - Dijo Agustín y cerró la puerta tras de sí.

- ¡Pero qué Diablos Agustín! Por qué me sacaste del apartamento. Rocío estaba echa un basilisco. Lago estaba pasando con su familia y exigía saberlo.

- ¿Acaso no te diste cuenta de que estaba a punto de estallar una pelea de enamorados y todo por tu culpa? - Ella lo miró sin expresión alguna en el rostro. ¿Acaso estaba tonto? Seguro el Jet lag lo había puesto así.

- ¿Estás loco? ¿Cómo que pelea de enamorados? ¡Esos no son novios, son hermanos! - Dijo casia los gritos.

- ¿Hermanos? A mí no me pareció que ese fuera el caso. - Dijo levantando las cejas y las manos con incredulidad.

- Estás demente. Volvamos al departamento. - Insistió Rocío.

- No. Lo que sea que esté pasando, ellos necesitan conversar a solas. Tu presencia detonó una situación incomprensible para nosotros en este momento, así que te pido por favor que no te entrometas. Démosles un poco de tiempo. Mientras, te invito a un café. Vi una cafetería un par de cuadras antes. - Con ello AGustín trataba de convencer a esa testaruda mujer a la que tanto quería.

- ¡¡Pero hace frío!! - Se quejó Rocío. Agustín se sacó entonces su gabardina y gentilmente la colocó sobre la espalda de Rocío. La tomó por la cintura y la alejó del lugar.

Mientras caminaban hacia el café ninguno de los dos dijo una palabra. Cada uno por su lado intentaba descifrar lo que había pasado momentos antes en el departamento de Olivia. Mil teorías pasaban por su mente. La curiosidad les carcomía por dentro sin lograr que ni el café ni los eclaires rellenos de chocolate que degustaban ávidamente despejaran las dudas ante la inverosímil situación de la que fueron testigos, si es que no, provocadores.

- Ross, ¿por qué Olivia habrá llamado “Nicolás” a su hermano? ¿No será que hay algo más que una relación filial entre ellos? Después de todo, tu prima lo llamó “cariño” - Y dale con la estupidez. Ya estaba. Era el Jet lag. Es que no había otra explicación para tanta barbaridad saliendo de esa extraña criatura que abría y cerraba la boca sentado frente a ella con apariencia de humanoide. Se rio y luego pensó que tal vez, después de todo, ella también estaba pensando en estupideces.

- No seas ridículo, Agus. Santi y Olivia son hermanos, no tengo ni la más remota idea de lo que está pasando, pero ruego que no tenga nada que ver con lo que has dicho. Si queremos saberlo, deberíamos volver. Ya llevamos sentados aquí mucho rato y nos están mirando con cara de que desocupemos pronto la mesa. ¿Vamos? - Agustín por fin estuvo de acuerdo.



#33635 en Novela romántica

En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 04.05.2022

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