A destiempo...

Capítulo 15 HARÉ QUE MIS DÍAS CUENTEN

_Gracias Elisa por acceder a encontrarte conmigo_.

_No se preocupe Señor Salvatierra….._.

_Agustín. Dime Agustín, no Señor Salvatierra. Suena demasiado formal_.

_Está bien Agustín, dime a qué se debe este encuentro_.

_Voy a ser sincero contigo Elisa. Necesito tu ayuda. Sabes mejor que yo acerca de mi enfermedad y pronóstico de vida. No me quedan más de 6 meses de vida_ suspiró con resignación.

_Lo sé y lo lamento mucho_.

_Créeme que yo lo lamento más. El día en que nos conocimos en el hospital te conté que pretendía hacer de mi amiga, mi mujer. Claro…...esos eran mis planes hasta antes de enterarme de lo que estoy padeciendo. Afortunadamente no hubo declaración, ni propuesta_. Agustín detalló a grandes rasgos la relación que mantenía con Rocío y cómo el tiempo y el destino se encargó de tenerlos tan cerca y a la vez tan lejos.

_¿Y cómo es que yo encajo en este embrollo?_.

_He aquí mi propuesta hacia ti. Quiero contratarte para que seas mi enfermera personal por el resto de vida que me queda. Por tu trabajo no te preocupes. Puedes pedir un permiso laboral sin goce de sueldo. Yo te pagaré esos meses el doble de lo que ganas en el hospital_.

_Mmmm…..interesante, pero algo me dice que no es lo único que tienes en mente_.

_Tienes razón. Necesito hacerle creer a Rocío que tú y yo estamos juntos. Solo así desechará de su mente cualquier vestigio de su amor por mí y permitirá que otro ocupe mi lugar en su corazón……sobre todo después de que me haya ido_. Elisa pudo percibir el dolor de Agustín en sus palabras. ¿Cómo no ayudar a un hombre a punto de morir a cumplir su último deseo? Deseo que por lo demás no tenía ni un ápice de egoísmo. Estaba haciendo todo eso para no ver sufrir a la mujer que amaba, sin tomar en cuenta su sufrimiento personal.

_Está bien. Te ayudaré_.

 

Luego de despedirse, Agustín manejó hasta llegar a la orilla del mar y allí dejó salir toda la tristeza contenida desde que supo que iba a morir. Lloró como un niño al ver cómo su felicidad junto a Rocío y Martín se le escapaba como el agua entre los dedos.

_Ross, mi dulce y tierna Ross….por qué no te dije lo que sentía cuando me di cuenta que te amaba….Me arrepiento de no haber sido más valiente y haber dejado escapar tantos años sin decirte que eres la razón de mi existir…….Y es que debí arriesgarme aunque eso implicara perderlo todo_.

Las horas pasaron y Agustín se durmió en su auto luego de haber llorado un mar de lágrimas.

 

Estaba terminando de preparar su equipaje cuando sintió deseos incontrolables de vomitar. Corrió al baño y vio con terror como su boca expulsaba sangre. Se derrumbó al lado del inodoro sintiendo cómo su estómago se retorcía de dolor. No había dejado de sentirlo desde el golpe que había recibido del viejo Assad, pero después de aquella regurgitación los dolores se incrementaron por un buen rato.

_¿Estás bien, Agus?_

_Sí, Ross. No te preocupes. Algo de lo que comí debe haberme caído mal_.

Rocío no pudo evitar preocuparse cuando vio salir del baño a Agustín, pálido como un papel.

_¿Estás seguro que estás bien? Quizás deberías posponer el viaje y hacerte un chequeo para ver si todo está en orden_ Rocío no sabía si le estaba sugiriendo lo del chequeo porque de verdad le preocupaba su salud más allá de lo normal o porque quería evitar que Agustín se alejara de su lado.

_No es necesario Rossi, es un simple dolor de estómago. Quizás son los nervios_.

_¿Los nervios?_

_Sí. Estoy nervioso porque este viaje no lo haré solo Rossi. Elisa vendrá conmigo. Nos hemos hecho buenos amigos y quién sabe…..tal vez este viaje nos acerque más_.

_¿Vas……a irte con ella?_

_Sí. Se lo pedí y ella accedió. Creo que le gusto_.

_¿Y a ti? ¿Te gusta?_ Le preguntó Rocío tratando de que ninguna lágrima se fugara de sus ojos.

Le dolía más allá de lo que podía imaginar. Ver en el rostro de la mujer que amaba sentimientos de quebranto y desdicha fue una tortura. No quería mentirle, pero no tenía más alternativa si quería extinguir su amor hacia él.

_Sí Rossi, me gusta_.

Le parecía estar escuchando las mismas palabras que hace tanto tiempo atrás partieron su alma en dos y que ahora estaban causándole el mismo dolor que en ese entonces. No pudo evitar sonreír sardónicamente antes de voltearse.

_Espero que las cosas con ella vayan bien. Que tengas unas lindas vacaciones y no te olvides despedirte de Martíncito_. Con ello tomó las llaves de su auto y salió sin mirar atrás.

 

Con el corazón compungido partió rumbo a Estados Unidos en compañía de Elisa. Su viaje tenía una doble finalidad. En primer lugar, estaba decidido a buscar una segunda opinión respecto a la enfermedad que lo aquejaba, deseando fervientemente que el anterior diagnóstico estuviera errado. Si el diagnóstico se confirmaba, daría curso a la segunda razón de su viaje, encontrar a Manuel Borges aunque para ello debiera recorrer el mundo entero.

Después de llegar a Huston, Texas, partieron de inmediato al M.D. Anderson Center, el mejor hospital oncológico de Estados Unidos y el mundo. Allí su doctor de cabecera le envió a realizarse diferentes exámenes.



#29908 en Novela romántica

En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 04.05.2022

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