A destiempo...

Capítulo 21 QUIZÁS EN OTRA VIDA PODREMOS AMARNOS A TIEMPO

Los días se sucedían uno tras otro y ella no dejó en ningún momento su apartamento. No quería ver ni hablar con nadie.

Un cúmulo se emociones y sentimientos cruzaban por su mente de un lado al otro. Se sentía herida y traicionada. Todos los hombres que había amado durante su vida le habían hecho daño con maltratos, manipulaciones y mentiras. Se sentía como un peón en un juego de ajedrez. Sin embargo no era capaz de odiar a ninguno.

Se sentó sobre la alfombra en la oscuridad de la noche, solo con la luz de la luna como compañera. Pensó y pensó y pensó una y otra vez en los motivos detrás de cada una de las acciones de Agustín y Manuel. No quería perdonarlos por el daño que le habían causado, al menos no aún. Pese a todo, el caso de Agustín era distinto. Él no tenía tiempo para esperar su perdón. Recordó la conversación que tuvo con Manu y aunque no concordaba con el razonamiento de Agustín, entendió por qué hizo lo que hizo. Y es que el amor te hace hacer estupideces y Agustín no era la excepción.

 

Esa noche solo pensó en Agustín. Ya tendría tiempo para pensar en Manuel. No pegó un ojo en toda la noche, pero aún así hizo su equipaje y a primera hora tomó un vuelo directo a casa…..directo a Agustín.

Mientras iba en el avión, no dejaba de recordar cada una de las cosas que vivió junto a Agustín. Había sido su mejor amigo toda la vida. Con él conoció el amor por primera vez, así como la desilusión y el dolor del rechazo. Con él también experimentó las alegrías de la amistad verdadera. Él entendía cada una de sus miradas así como sus silencios. Guardó sus secretos más dolorosos y secó cada una de sus lágrimas haciéndole ver la luz cuando ella solo veía oscuridad. Creyó en ella aun cuando había perdido la fe sí misma. Decidió postergar su vida solo por quedarse a su lado y decidió compartir con ella el regalo de la paternidad, de lo más valioso que tenía en su vida….su hijo. Con tantas cosas a su favor era imposible no perdonarlo.

 

Con miedo marcó su número. Habían pasado muchos meses en que no lo hacía. La llamada sonó varias veces antes de que contestara.

_¿Elisa?_.

_Rocío, me alegro escucharte_.

_Necesito hablar con Agustín. ¿Puedes pasarle el teléfono?_.

_No creo poder hacerlo. Pero si quieres puedes venir. Será bueno verte_.

Elisa le envió la dirección. En menos de media hora estaba en la puerta de Agustín. Su corazón latía con fuerza. No sabía lo que encontraría una vez que atravesara el umbral. Con visible nerviosismo tocó el timbre.

_Rocío, pasa por favor. Te estaba esperando_.

_¿Dónde está Agustín? Necesito verlo y hablar con él_.

_Lo siento….._. Esas dos simples palabras paralizaron su cuerpo. No quería preguntar el “por qué” ella lo sentía, pero intuía que la respuesta terminaría por aplastar su corazón. Sin embargo antes de formular la pregunta Elisa siguió hablando.

_Su cuerpo no pudo más. Hace dos días que Agustín falleció_.

Sintió de golpe un pito en el oído. Comenzó a sudar y su visión se hizo borrosa. Un molesto hormigueo se posó sobre sus labios y en su pecho percibió cómo aparecía un dolor punzante. De pronto se vio como en un túnel y luego ya no tenía consciencia de nada a su alrededor. La impresión le hizo desmayar.

De a poco empezó a despertar escuchando una suave voz……

_Mamá……mamá……despierta_.

_Martín, mi vida, ve acá_. Los dos se fundieron en un abrazo lleno de dolor y angustia por la pérdida de ese ser amado que ya no estaba con ellos.

_Mamá….papá se ha ido_ le decía el pequeño en medio de lágrimas.

_Lo sé, hijo. Lamento no haber llegado antes, en verdad lo siento_ lloraba Rocío de impotencia.

_No te tortures, Rocío. Desde un principio no había nada que hacer. Él quiso que todo fuera tal como lo planeó. Sé que puede sonar frío y calculador, pero todo lo que hizo, lo hizo por amor. Por amor a ti. No vale la pena recriminarse por lo que pudo haber sido. Él no lo hubiera querido así.

Hay algo que dejó para ti_. Elisa fue a la gaveta del aparador que había al lado de la puerta, sacó una carta y se la entregó. _ Te dejaremos sola para que la leas_.

 

“Querida Rossi, mi linda y amada Rossi:

Conocerte fue sin duda lo mejor que me pasó en la vida. Juntos compartimos maravillosos momentos así como tristezas. Contigo pude desnudar mi alma porque fuiste capaz de entenderme y aceptarme tal y cual era.  Sin duda, tu amistad fue un gran regalo que la vida me dio.

Enamorarme de ti fue otro momento crucial en mi existencia. Casi sin darme cuenta te convertiste en mi prioridad y una parte vital en ella. Robaste cada uno de mis pensamientos y aún así era feliz por ello.

No suelo arrepentirme de mis acciones, pero maldigo el haberme dado cuenta que te amaba demasiado tarde. Quizás mi castigo por ello fue no poder decírtelo nunca en vida. Así es el destino y ¿quién soy yo para doblarle la mano?

Perdóname por haberte alejado de mi lado. No quería que sufrieras por mi causa. Yo solo buscaba desesperadamente que fueras feliz porque solo así yo también lo sería.



#4712 en Novela romántica

En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 04.05.2022

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