No recordé cuantos días estuve en aquel sótano, tal vez fue porque no comí nada durante ese tiempo y, de tanta oscuridad, me arrincone a una esquina. Luego, me arrastraron a otra habitación, donde la luz del sol, a través de esas enormes ventanas, daño mis ojos. Sin embargo, mis ojos no dolieron como acostumbran. En el momento en que se fueron, luego de empujarme, noté que la habitación era más elegante, diez veces más grande que la que tenía.
Al ver un espejo, corrí para verme: no era yo. No eran mis ojos grises, ni mi cabello negro con puntas coloridas de fuego, no eran mis vestidos lujosos y, a pesar de la suciedad, no era esta belleza que veo delante de mí. Luego, distinguí lo más importante: mi corazón no me dolía, mi respiración era normal, mis ojos no eran tan sensibles, ninguna parte de mi cuerpo se había paralizado.
¿Acaso me curé?
Durante varios días, encerrada en mi nueva habitación, pude confirmar que no estoy en mi mundo, sino en una novela que encontré en un autobús. Jamás lo olvidaría, pues es el único libro de tapa dura que tengo con aspecto a ser antiguo. Aunque, lo más importante: yo morí. Por mi mal estado, no vi el camión que me atropelló y, seguramente, acabo con mi vida.
La novela que leí, más de una vez, se llama “Rosa en invierno” y su protagonista es Liliana Vansher, la hija secuestrada del Duque. Ella regresa, luego de varios años, con su familia y emprende una búsqueda sobre el misterio tras su secuestro. A consecuencia, ella descubre conspiraciones de la nobleza y, sobre todo, de la familia imperial Atrexal.
Si hay una heroína, hay una villana, sobre todo en novelas como “Rosa en invierno”. Y reencarné en la villana: Marina Vansher, la huérfana adoptada por el ducado y odiada por su malicia envidiosa. Decepcionantemente, Marina solo era la típica villana fastidiosa: humillaba verbalmente a la heroína, su mayor extremo fue envenenarla, no gravemente, con el fin de enfermarla y evitar ser vista por la sociedad.
¿Cómo esta novela no es tan mala? La respuesta: el verdadero villano: el mago Mijael Atrexal, hermano del emperador y autor del secuestro de Liliana. El objetivo de este villano era apoderarse del trono por simple codicia. La verdad tras el secuestro de Liliana es haber nacido con la habilidad de encantar a cualquier criatura en el mundo, sobre todo, al dragón rojo de la familia imperial. El final no es nada nuevo: la heroína salva al Imperio Ekel junto a los protagonistas asesinando al terrible villano. Y estos protagonistas son: los dos hijos del duque Vansher, un caballero y el príncipe heredero.
El villano tuvo un final digno de su personaje, comparado a Marina, su final fue peor. Ella termina con el rostro desfigurado, gracias a que uno de los hermanos de la heroína usa su magia para aplicar los venenos no letales en su cara hasta el punto de que la quemen.
Si Marina uso gotas para enfermar, ese mago uso el mar para torturar.
Finalmente, Mijael le promete a Marina curar su rostro a cambio de ayudarlo a entrar a la mansión del duque de manera desapercibida. Sin embargo, la termina asesinando.
Entonces… ¿ese es mi destino? Hubiera preferido ser una sirvienta, en esta mansión hasta la servidumbre está por encima de Marina.
La única razón por la que no grité al saber todo, fue porque tarde en asimilar mi nueva realidad. Poco después, con más calma, lo asimile todo: una familia que me odia, una posición social alta con mala reputación, sirvientes que nunca me ayudaran. Estoy sola en esta enorme mansión donde soy humillada por todos. Luego, apareció una solución: cambiar mi actitud. Marina era demasiado extravagante, orgullosa y loca, pero yo no soy ella. Podría cambiar y, tal vez, ganarme a esta familia y tratar mejor a Liliana, hasta ser una verdadera hermana, a cambio la vida sería más agradable, fácil y…………….. ¡una mierda!
¡¿Por qué tendría que ser amable con esta familia terrible?!
Los recuerdos de esta villana empezaron a llegar unos días después de salir de ese sótano, los asimile estando en mi nueva habitación para poder concluir todo. El maltrato que recibió Marina la volvieron la típica villana de envidia. Pero no solo eso, yo misma sentí cada herida, física y sentimental, ocasionada por las personas de esta mansión y las de afuera. Todo eso y más un tormento de preguntas sin respuestas, la mayor de ellas es: ¿Por qué la adoptaron?
El ducado empezó a cuidar de los orfanatos después del secuestro de su hija, ahí fue cuando la duquesa recogió a Marina. Pero ¿Por qué adoptarías a una huérfana para después abandonarla en tu propia casa a merced de los maltratos desde la servidumbre hasta de los nobles?
En conclusión, la novela no lo menciona pero, era obvio que Marina vivió en esta casa solo para ser un saco de boxear de toda esta familia.
Igual que yo.
Antes, no podía quejarme del trato de mis padres porque no tenía fuerzas ni para insultarlos en mi mente. Todo por suplicar que mis dolores terminaran, poder curarme, tener la fuerza para velar por mi misma sin necesidad de pedir ayuda a nadie.
¡Y Dios escuchó mis súplicas!, pero como dijo el buen Al: “El hombre no puede obtener algo sin dar algo a cambio”.
Si mi vieja vida es lo que debo dar, ¡que así sea! Esta oportunidad es como un sueño, con la excepción de que esta familia no me trataría como a un ser humano. Pero, ¿quién los necesita?, pues yo no.
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Editado: 25.08.2022