A Donde Vayas

Primer Día de Exploración - Parte II

Luego de armar la mesa de dibujo y poner la silla, comencé mi trabajo. Estuve en debate durante unos minutos de si debiese incluir a Ron y a la otra chica Valerie en el dibujo. Después de todo, ambos jugaban en lo que sería el mar y se interponían en mi escenario.

Al final de todo decidí solo dibujar sus siluetas para no perder tiempo en detalles. Terminé añadiendo al sol en el occidente para hacer como si fuera un atardecer, y también puse su reflejo sobre las aguas serenas. Debo reconocer que darle el aspecto de que todo era arena fue más difícil de lo que pensé; tuve que colocar puntos casi atómicos para que se pudiera identificar su naturaleza. Me tomó muchísimo tiempo y de hecho, ni siquiera logré terminarlo en todo el tiempo que estuvimos ahí.

Durante todo mi trabajo, tuve una extraña sensación de que me estaban observando. Como cuando vas por la calle y puedes sentir cuando alguien te sigue con la mirada. Admito que me sentí muy incómodo...

Escuché dos chasquidos tras de mí y otra silla se levantó a mi costado. Mierda.

⎯¿Qué sucede, joven? ¿No vas a ir a divertirte con todos?

⎯Hoy paso. Quiero terminar este dibujo.

⎯¡Oh, ¿tu dibujas?! ¡Eso es increíble, ¿puedo verlo?!

Terminó insistiendo tanto que tuve que ceder. Sacó un par de lentes de no sé dónde y repasó cada rincón del papel como si de un crítico de arte se tratase. 

Volvió a colocar mi libreta en la mesa, se cruzó de brazos con los ojos cerrados, y luego entró en conmoción.

⎯¡¡Es una obra maestra!! ¡¡Me sorprende que lo hayas ocultado todo este tiempo!!

⎯Nunca lo oculté...

⎯Dime, ¿has llevado clases de dibujo? ¡¿Cómo le haces para darle los detalles tan precisos?! Incluso a mí me cuesta distinguir entre el agua y la arena aquí, pero tú lograste hacer que se vieran diferentes y similares a la vez. ¡¡Me siento muy conmovido!! ¡Creo que a mi hijo le caerías bien! ¡Él ama mucho los dibujos, el arte y esas cosas!

⎯Ammm... Gracias, supongo... ⎯Me sentí bien. Por un halago del viejo. ¿Qué rayos pasa en mi cabeza?

Se hizo el silencio hasta que el viejo terminara de tomar su michelada que sacó de quién sabe dónde (su habilidad de materializar objetos es irreal...) y luego me dirigió otra pregunta que siendo honesto, me atrapó descuidado.

⎯¿Por qué no vas a ayudar a la señorita Lisseth? Parece que está pasándola un poco mal, ¿sabes? Fue a sentarse tras una roca cerca de donde estábamos todos, ¿qué dices si vas a ver qué le pasa?

⎯¿Por qué tendría que hacer yo eso? Tú te llevas mejor con ella. Además, me odia a morir.

⎯¡Jah! ¡No pensé que fueras tan inepto! ⎯me dio tal golpe en la espalda que estuve a punto de regresárselo⎯. Está claro que no querría hablar conmigo, además ustedes dos son compañeros, ¿verdad? ¡Inténtalo con las mejores esperanzas!

⎯Si voy, ¿dejarás que termine mi dibujo en paz?

⎯¡Sipi Misisipi! Yo ya me voy. ¡Suerte, pero solo volverán si logra hacer un objeto de arena! ⎯tal y como prometió, se alejó tan pronto accedí a su solicitud. 

¿Por qué tengo que ser yo el que vaya a buscarla a ella? ¿Qué pasa con ese cambio repentino de actitud? 

Cuando la encontré, estaba jugando en un círculo de arena, tratando de levantar un castillo pequeño. Parecía una niña.

⎯¡Oye! ¿Qué haces aquí? Vete con los otros.

⎯¡¡Ahhh!! ¡¡Estuviste acosándome todo este tiempo, ¿verdad?!! ¡¡Pervertido!!⎯Agarró un puñado de arena y me la arrojó directo al rostro. 

La arena entrando a mis ojos... Se sintió como agujas de los mil demonios y ni siquiera podría hablar del ardor. Si no fuera porque la arena es inofensiva, puede que haya terminado ciego. No hemos ni comenzado la conversación y ya me estoy arrepintiendo...
⎯¡¡¡Agh... ¿Qué mierda te pasa?!!! ¡¡Como estás de antisocial, el viejo me pidió que viniera a ver cómo estabas; es todo, maldita psicópata!!

⎯¡Oh! Con que solo es eso... Dile a Bernie que estoy bien, no necesito que vengas a verme. 

⎯Ese intento de castillo de arena me dice lo contrario ⎯Todavía quedaban muchísimos granos de arena que remover, así que continué mientras hablábamos.

⎯¡Cállate, déjame sola!

⎯Es exactamente lo que yo quiero también, pero debo hacer que vuelvas con tu objeto de arena o como se llame, o no me dejará en paz, así que...

⎯¡Pues fíjate que no puedo...! ⎯Abrió grande los ojos y se tapó la boca, como si no quisiera terminar su frase.

⎯¿Cómo que no puedes? Es solo chasquear los dedos y ya, es muy simple.

⎯Para ti es simple... ⎯perdió por completo toda su energía y volvió a echarse sobre el montón de arena que tenía previamente⎯. Yo no puedo chasquear los dedos...

En verdad se veía muy deprimida; casi hasta me siento culpable por lo que sucedió.

⎯¡¡Idiota, deja de reírte. Sabía que no tenía que contarte eso!!

⎯Okey... Okey... Perdón... Lo siento mucho... ⎯Hace tiempo que no me carcajeaba de esa manera. Creo que como una terapia está bien⎯. Déjame respirar un poco...

⎯¡No es algo de lo que te deberías reír, es algo muy serio para mí!

⎯Pero... ¿Cómo es eso de que no puedes chasquear los dedos?

⎯¡No te voy a decir porque vas a reírte! ⎯Juzgando por su ceño fruncido, estaba furiosa; más de lo que alguna vez vi en el poco tiempo que hemos convivido.

⎯Como digas. Si ese es el caso, solo dime qué quieres.

⎯¿Lo que quiero...? ⎯por un segundo sus ojos se iluminaron tanto como los de un gatito⎯. ¡¡Lo sabía, pervertido!!

Por suerte logré esquivar esa otra bola de arena. Quién sabe cómo hubiera acabado si lograba darme.

⎯¡Ya te dije que no es eso! Necesito que salgas de aquí con tu propio objeto de arena, y si no puedes chasquear los dedos, entonces lo haré por ti, así que dime qué quieres que haga.

⎯¿Por qué me ayudas? Digo... Ni siquiera nos llevamos bien. Se me hace todo muy confuso...

⎯No lo hago por voluntad propia, solo es para poder regresar a mi dibujo.




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