A Donde Vayas

Segundo Día de Exploración - Parte I

Lo que el viejo comentaba acerca de los viajes me convenció de que todos los lugares que visitaríamos serían de cierta forma amigables y lindos. Pensar de esa manera no va conmigo pero tenía ese tipo de ilusión... El viejo me las pagará caro por no hablarnos honestamente.

Ni siquiera había terminado de despertar y ya estaba a punto de morir. No lo digo con la intención de causar humor ni como la típica frase de "has eso y te mato"; lo digo muy en serio; más en serio de lo que quiero aceptar.

Es algo difícil de describir este escenario tan basto y complejo sin entrar en ambigüedades, pero haré mi mejor esfuerzo: despertamos en una especie de plataforma como la que hay en el Vaticano donde el Papa sale a dar sus discursos y cosas así.

No es un espacio descubierto; es más, parece que hay un techo sobre de piedra tipo estalactita a como veinte o treinta metros sobre nosotros, como si estuviésemos bajo tierra. Todo tiene una esencia pútrida; hay una especie de castillo en ruinas de estilo gótico con sus respectivas gárgolas. Hay paredes del propio templo que brillan a un verde shamrock con fuego dentro de sí del mismo color. Los candelabros cuentan con velas iluminando un tono verde similar a los muros y todo parece inducir al vómito.

Los relieves oscuros hacen sombras considerablemente tenebrosas y en cada muro desgastado se pueden distinguir al menos seis grabados de algún diablo cada cinco centímetros cuadrados. Frente al templo se levantan dos antorchas como la de las Olimpiadas con un fuego más brillante que el resto de los candelabros a cada lado de la entrada del castillo. Si tuviera que definir este lugar en una palabra diría "infierno".

Este lugar es demasiado grande; sin embargo no tiene olor (cuando hablaba de una esencia pútrida, me refería a mi impresión). Es como si hubiera perdido el sentido del olfato y mi vista está opacada por el brillar incandescente de las antorchas. Me zumban los oídos y no siento mis piernas. Es complicado decir si estoy de pie o arrodillado. Tengo cada uno de mis músculos entumecidos y no puedo moverme aunque quisiera. Viejo, ¿a qué clase de lugar de mierda nos trajiste...?

Acabo de decir que casi muero apenas al despertar, pues no mentía, porque este lugar no solo es horripilante de cabo a rabo, sino que también vienen sus propios peluches adicionales. Unas mierdas del tamaño de un rinoceronte (tal vez más grandes) bajo el efecto de esteroides con tres pares de patas y garras negras capaces de rasgar el mismo suelo por el que se arrastran acecharon contra nuestras vidas ni bien despertamos. Tienen tres colas de serpientes de tres especies distintas y una cola de alacrán en lugar de lengua. La melena la tiene como la de un león pero su cráneo en sí es el de una pantera con grietas para dividir sus labios en cuatro cuando abre la boca.

Eso es solo el comienzo...

⎯¡¡¡Señor Bernard, ¿a dónde se supone que nos trajo?!!! ⎯Ron corría de lado a lado tratando de escapar de esas cosas.

⎯¡¡¡¡¡Jóvenes, les juro que esto no estaba en mis planes. Lo siento muchisisisisisimo!!!!!

⎯¡¡¡¡¿No se supone que puede escoger los destinos?!!!! ⎯le reclamó la chica Lisseth.

⎯¡¡¡Solo me dejan elegir el primero de cada grupo!!! ¡¡¡¡Los demás son aleatorios!!!!

⎯¡¡¡¡Bernie, ¿Qué es esto?!!!!

⎯Son una bola de cobardes... Esto no es nada...

⎯¡¡¡¡Val, tú también estás temblando!!!!

⎯¡¡¡Cállate, no es cierto!!! ⎯La chica Valerie corrió y pateó a Ron en las costillas.

Me parece gracioso ver cómo desesperan tan fácil por no saber apreciar el entorno que los rodea.

Continuamos caminando un poco más adelante y nos topamos con más ruinas y una serie de esculturas empedradas de criaturas que originalmente están paradas en dos patas, pero esas dos patas se dividen en ocho cada una. Tiene astas en la cabeza y patas frontales como las de una mantis religiosa. Afortunadamente solo se limitaban a ser de piedra...

Los cuatro restantes siguieron corriendo asustados y gritándose entre sí. Todo me resulta muy infantil, así que decidí subirme al balcón de las ruinas para verlos desde arriba y poder apreciar con más facilidad la arquitectura del lugar.

No tengo colores ahora; no querría cargar con toda mi bolsa de dibujo técnico a todo lado. Me limité a repasar un boceto de las ruinas que tengo delante nada más con un poco de mi lapicero cero punto cinco por lo delgado de su punta; de esa manera podré pintarlo una vez regrese al hotel.

⎯¡¡¡¡¡Wyatt, ¿Cómo puedes estar tan tranquilo en una situación como esta?!!!!!⎯Ron intentaba llegar a donde estaba, aferrándose a las astas de las criaturas de piedra.

⎯¡¡¡Es la primera vez que envidio la indiferencia de los emos!!! ⎯Te odio, chica Lisseth.

⎯¡¡¡Deja de llamarme así, no tiene sentido!!! ⎯La verdad, diría que el único que terminó disfrutando de ese lugar fui yo.

Las ruinas tenían ángulos perfectos y eran los suficientemente sólidos como para saltar de acá a allá sin preocuparme de dónde pueda caer.

Hay otra cosa que en lo personal me fascinó, y es que, por alguna razón, no podía sentir nada.

No me refiero a la típica frase de que no siento nada por nadie y todo el mundo dejó de existir y soy oscuro y nadie me quiere y todos me odian y esos pensamientos básicos; digo que no siento nada literalmente. Algo le pasó a mi sistema nervioso y no fui capaz de sentir dolor durante toda nuestra estancia ahí (dato de vital importancia), lo que quería decir que podía saltar y caerme tantas veces quisiera y no me dolería para nada.

Así pude practicar el sunlight combinado con el sideflip y el triple kong que por lo general no puedo hacer en lugares comunes.

Los grabados en los muros tenían una simetría tal, que formaban una especie de pared de escalar con la que pude llegar a sitios altos sin mucho esfuerzo y ahí contemplar mejor el bioma.




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