Bueno, creo que continuamos aquí.
—¡Ehecalt, pequeño!— Keith pronunciaba aquel nombre con alegría y entusiasmo, completamente ajena a que mi cuerpo sufría terribles sensaciones cada que la oía pronunciarlo. No la culpaba, yo también era ajena a las razones.
El aire a mi alrededor pareció tensarse mientras mi cuerpo luchaba entre dos impulsos opuestos: moverme hacia él o alejarme lo más rápido posible. Pero ni una ni otra acción ocurrió. Me quedé plantada en mi lugar, inmóvil como una estatua. La sensación era extraña y sofocante, como si mi propia mente estuviera atrapada en un conflicto que no comprendía.
Era un instinto nuevo y desorientante.
Corre.
¿A dónde?
¡Corre, Arabell!
¿A dónde, Jhony?
¡No corras, Arabell!
Jhony…
¡BELL!
—Bell—Keith me sostuvo del brazo, reclamando mi atención. Él estaba a un metro de distancia. Ya no podía correr—, mira, es él. ¿A qué es encantador, cierto?
—¿Líder?— Nel saludó, aunque sonó más a una pregunta. Le respondí con un cabeceo—. Hola Joe.
—Nel—le respondió él, con una sonrisa amable y abierta.
Verlo hacer ese gesto tan… suave, solo me recordó que por años lo había estado obligando a tratar con la gente en lugar de hacerlo yo o mi compañero. Me sentí culpable. Le debía mucho a Joe.
—La Líder está aquí para darnos una buena noticia— la miró a ella primero—. Tú, mi niña linda, saldrás en la siguiente exploración como médico— miró a Ehecalt—. Y tú, ¡harás la prueba del explorador! Bell cree que puedes servir como guía o algo así. ¡Es una gran oportunidad! Los exploradores tienen muchos beneficios, así que te conviene pasarla, pero si no la pasas, no te preocupes cariño, volverás conmigo y después te mandamos afuera como médico. No hay nada que perder.
Ehecalt levantó la mirada, pero la bajó casi al instante. Me quedé con la impresión de haber visto algo ahí: incertidumbre, quizá, o una resistencia que no comprendía del todo. Había algo en él que me inquietaba, como un eco distante que resonaba en mis entrañas. Era familiar y desconocido al mismo tiempo.
Sentí su mirada curiosa sobre mí por momentos, pero eran Keith y Joe quienes le respondían todas sus dudas, yo me limité a mirar al frente, pensando en mis propios temas por algunos minutos, hasta que Keith por fín le hizo la pregunta y él dió su respuesta.
—Está bien.
Mi lengua se soltó en ese momento.
—Bueno, prepárate entonces, las pruebas son en una semana— le expliqué—. La mayoría son práctica, no teoría, pero sí podríamos preguntarte algunas cosas antes. Nel ya las ha hecho, así que ella puede ayudarte, y tienes a Kathe también, aún así, siempre puedes acercarte y preguntar a cualquier encargado.
Lo último lo dije señalando a Joe, y jurando en mis adentros que está sería la última vez que abusaba de su buena voluntad. Mi hermano sonrió igual que había hecho con Nel y asintió con la cabeza, interpretando su papel.
—Entiendo— asintió Ehecalt, sin mirarme a los ojos por mucho tiempo.
Para este momento ya no recuerdo qué excusa usé para alejarme de ellos, solo recuerdo irme y evitar el ala médica durante toda la semana siguiente. Y por evitarla, me refiero a evitarla en serio.
Me mantenía fuera de la base el mayor tiempo posible. Las exploraciones eran mi refugio; no importaba que el viento me desgarrara la piel o que las rocas lastimaran mis pies. Todo era preferible a cruzar ese pasillo.
Keith preguntó por mí varias veces, lo sé porque Marina, otra enfermera, me lo dijo mientras me curaba las heridas en mi habitación. "¿Por qué no vienes al ala médica?" había insistido. Siempre me inventaba alguna excusa absurda: papeleo, reuniones. Joe solo se reía o me regañaba, dependiendo de la gravedad del asunto, pero siempre amenazaba con llevarme a rastras. Lo cierto era que prefería romperme un hueso antes que poner un pie allí.
Y básicamente, mi semana pasó así, entre reuniones, exploraciones, y la preparación de las pruebas; obligaciones que hacían el día rendir mucho menos de lo normal.
Oh, otra cosa que tal vez se me pasó decir es que, aquí, ahora, los días transcurrían de forma extraña, nada como alguna vez fueron. Empezaban y terminaban a la una de la tarde y tomaban descansos al medio día y a la media noche, durante esas horas se sumían en silencios de penumbra. Como era más conveniente, en la primera mitad dormimos y descansamos, y en la segunda salíamos a las exploraciones para tener la luz del día de ventaja. Dormíamos a más tardar a las dos de la tarde y despertabamos en el rango de ocho a diez para desayunar y preparar la base para la primera hora 0; dos horas después de eso, la escuadra salía al exterior para volver a más tardar las once para comer y preparar el lugar para la segunda hora 0.
Y esa rutina se repetía una y otra vez.
Una y otra jodida vez desde hace cuatro años.
Los días transcurrían como engranajes de una máquina oxidada, cada movimiento idéntico al anterior. Las horas parecían alargarse y comprimirse al mismo tiempo, como si el tiempo fuera un cable en constante tensión.
#72 en Ciencia ficción
#1408 en Otros
#261 en Acción
#romance #fantasía #recuerdos, #distopía, #post-apocalíptico
Editado: 02.01.2025