A Esa Hora

Capitulo 17

Joe

—Sergio —dije, sonriendo como si no hubiera ninguna tensión en el aire—, te presento a Ehecalt, nuestro nuevo Guía.

—Oh, ¿ya encontraste a alguien apto?— preguntó Sergio a Bell—. Yo soy Sergio, es un placer.

—Las presentaciones nunca terminan aquí…

Ehecalt parecía estar mareado mientras aceptaba el saludo. Tenía esa expresión que ponía cuando interactuar con humanos se sentía como meterse en un charco helado.

—¿Verdad? Ni parece que un tercio del mundo está muerto, el otro desaparecido y el último lluchando con bestias.

—Sí…—Arabell retomó la conversación—. Ehecalt es alguien muy capaz.

—Con lo que nos habéis contado, ¿cómo no creerte, Bell? Por cierto, yo soy Nat.

—Lo sé— respondió Ehecatl, sonriendo con compasión—. Nelly fue a exponerme su caso para ayudarte. Me alegra ver que se está recuperando con las mínimas complicaciones. Dígame, ¿ha sentido alguna molestia últimamente? ¿La cicatrización ha comenzado?

Ahora Nat estaba mareado. Ehecalt, de repente lleno de confianza, lo inundó con preguntas sobre su estado y hasta le prometió pasar la noche revisándolo. Era divertido ver cómo pasaba de ser un hombre tímido a un médico implacable.

—Lamento no haber salvado tu mano completa.

—¡Qué va, hombre! ¡Me salvaste la vida! Además, mi mano está mucho mejor que la última vez que la ví.

—¿Qué tenía exactamente?— Arabell miró a Ehecalt por primera vez y, como siempre, el mundo se detuvo para ellos por tres segundos, hasta que él reaccionó y respondió la pregunta.

—Su mano estaba cortada en dos… tuvieron que coserla y aplicar medicina para que se salvara de lo peor de la infección. Sin embargo, para cuando llegaron ya había avanzado bastante y el meñique estaba completamente perdido.

Arabell los miró a todos pidiendo respuestas. Aunque Sergio ya les había dicho que fue por protegerlo, eso no explicaba realmente todas las heridas de Nat. Por lo que Thiago y Nel me habían dicho, tenía roto el tobillo y una dislocación severa en la cadera que le costaría esa agilidad que tanto presumía. Además, el plástico de sus botas se había derretido contra su pie y la herida aún sangra.

La idea de que eso no le había pasado a Gabe me llegó sin permiso. ¿Por qué Gabe estaba tan bien después de la herida? Es decir, debería estar peor considerando que fue un monstruo lo que lo atacó y no solo una explosión o una caída, pero Nat estaba diez veces peor… ¿Acaso el que Ehecalt le hubiera curado fue un factor clave? ¿O el crédito de todo lo tiene la rapidez de la atención médica?

—Arabell se desmayó, no recuerda la mayor parte del ataque— le dije a Nat, para que escogiera bien sus palabras.

—Estuve en el lugar y el momento correcto para que algo me atravesara la mitad de la mano cuando intenté cubrir… cuando intenté cubrir mi cara. Supongo que fue lo mejor, ¿no? Podría vivir sin mi mano, pero ¿mi cara? Mi hermosa cara no debe tener ni una cicatriz.

Ella se rió, pero su cabeza negaba de un lado a otro, desaprobando lo que sea que Nat hubiese hecho.

—Eres un idiota.

Creo que no era secreto para nadie que Arabell apreciaba mucho a Nat, más que a Río y a Sergio. Nunca entendí porqué, pero siempre pareció conectar más con él que con cualquier otro. Quizá eso fue lo que alimentó los sentimientos hacia ella en el corazón de Nat.

Jake, a su lado, parecía de piedra. Si lo mirabas de frente, podrías pensar que estaba tranquilo. Pero conocía bien a ese cabrón. El pequeño tic en la comisura de su ojo derecho me delataba que se estaba tragando una tormenta.

—Y bueno, luego hubo otro ataque y corrí a con Sergio, entonces me pasó todo lo demás.

—No es mi intención presionar a ninguno, pero me encantaría tener una reunión con el consejo y ustedes para discutir ese asunto… como ya dijo Joe, no recuerdo muchas cosas y necesito ayuda para saber qué medidas de seguridad tomar.

Eso…

No había tenido oportunidad de hablar con Arabell ya que, según Jake, estaba demasiado mal como para recibir visitas, así que no podía contarle lo que ví durante el tiempo que ella estuvo inconsciente.

Sí, hubo humanos salvajes… por ponerles una clasificación, pero también había algo más.

Esas personas estaban incluso más descuidadas que nosotros. Sus ropas eran poco más que harapos y su piel estaba llena de suciedad… pero cargaban algo que les permitía estar en las Horas Cero como si nada.

Arabell y yo habíamos estado escondidos en una pequeña abertura de tierra que tuve que cubrir con arbustos y ramas, dejándonos apenas espacio para respirar y ver limitadamente lo que pasaba afuera. Y lo que ví… bueno, solo pude mantenerme tranquilo todos estos días porque tuve una buena distracción.

En fin…

Estuvimos dos días ahí dentro y no hubo una sola hora en la que no nos estuvieran buscando. Pasaban frente a nosotros por lo menos cada media hora. Y varias de esas ocasiones ví el destello de algo plateado a lo que se aferraban con ambas manos. Cuando esa cosa vibraba de forma exagerada, ellos corrían. Los oía alejarse y después, extraños gruñidos y patrones vibratorios pertenecientes a los monstruos, a quienes lograba ver parcialmente.




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