Anotación de campo, Dra. Lavroff – Archivo Lv-02.001
Ya que las creaciones no funcionaron, tuvimos que casi extinguirlas y comenzar con la segunda opción: mutar algo ya existente.
¿Habría sido más fácil desde el principio? Sí, claro que sí.
¿Más eficiente? Absolutamente.
¿Más divertido? No. En absoluto.
No hay mérito en seguir un molde, pero sí una verdadera genialidad en diseñar uno nuevo. Clonar, ensamblar, alterar—todo eso ya estaba hecho. La única innovación posible era empezar de cero. Y lo hicimos. Funcionó. Casi funcionó.
Ahora vamos por lo siguiente: aprovechar lo que ya existe. Hacer unos pequeños ajustes.
Que tengan corazón, pero no sientan. Sangre, pero sin ataduras.
Que recuerden lo necesario. Que olviden todo lo demás.
Jugar a ser Dios fue entretenido.
Ahora vamos a mejorar su trabajo.
Anotación de campo, Dra. Lavroff – Archivo Lv-02.105
Si van a copiar el comportamiento social, que al menos elijan uno útil.
Hice la lista para Max, como pidió. Animales solitarios. De comportamiento independiente. No gregarios. Modelos de eficiencia sin vínculo.
Escogí seis. La verdad es que no lo pensé mucho, solo encontré cosas genéricas, pero Max se vió complacido. Extrañamente complacido. Me pregunto qué tiene en mente.
El leopardo caza solo y no comparte territorio ni alimento. El pulpo una vida corta pero con una inteligencia impresionante, además evita todo contacto innecesario. El oso polar es territorial, autónomo y solo se acerca a otros para reproducción o combate. Un rinoceronte negro por naturaleza es agresivo, desconfiado y lo mejor, muere solo. Los más adecuados a mi parecer son los últimos dos de la lista.
Un jaguar evita el contacto incluso con su propia especie, que es exactamente lo que necesitamos. Ningún apego social. Solo desconfianza. Y el ornitorrinco: solitario por naturaleza, defensivo, impredecible y sobre todo, inentendible. Una prueba de que la creación puede ser voluble.
La lógica es simple: aislar = preservar recursos = sobrevivir más tiempo.
Pero ellos no lo entienden. Son unos imbéciles. Quieren lo mejor de cada especie: la visión del águila, la regeneración del ajolote, la fuerza del gorila, el olfato del lobo… ¿no se dan cuenta que arrastran también sus debilidades?
La necesidad de manada, la vulnerabilidad en ambientes hostiles, el sentido de protección de los más débiles.
Una especie perfecta no siente.
Una arma perfecta no duda.
Un soldado perfecto no extraña.
Odio mi mente cuando se pone a pensar en todo como datos.
Anotación de campo, Dra. Lavroff – Archivo Lv-02.235
Juro que intenté retrasar la decisión todo lo que pude.
Intenté que Max cambiara de idea. Juro que lo intenté.
Pero los argumentos pesaban más que las dudas. “No hay otro cuerpo que soporte lo que necesitamos implantar”, dijo. Y tenía razón. Yo tenía razón.
Lo intenté. Lo documenté. Lo firmé tres veces: “riesgo de humanización residual”. Y él, en su brillante arrogancia, subrayó lo obvio en mi informe:
“No existe sistema biológico más tolerante a la reparación que el humano.”
Y es cierto.
El cuerpo humano puede desangrarse sin perder memoria, soportar amputaciones, regenerarse sin mutar. Las endo proteínas humanas se pliegan obedientes a diferencia de, por ejemplo, los cánidos que colapsan ante el mismo estímulo.
¿Sentimientos? ¿Vínculos? ¿Dolor?
“Colateral” me dijo. “Como las cicatrices tras una cirugía exitosa”
La carne humana resiste.
Lo demás puede suprimirse más adelante.
Fin de la Parte II
#90 en Ciencia ficción
#230 en Joven Adulto
#romance #fantasía #recuerdos, #distopía, #post-apocalíptico
Editado: 22.06.2025