A Flor de Piel

CAPÍTULO 7 - ENGAÑO

Sostuvimos la mirada durante un par de segundos.

—¿Qué haremos ahora? —pregunté.

—Seguir intentando. Ayúdame a abrirla.

Inserté los dedos en el estrecho espacio que había entre la pared y el ventanal, empujándolo hacia mí.

—Supe que conociste a Destiny —comentó.

Me desentendí de lo escuchado. Para mí Destiny era una muchacha que buscaba llamar la atención con su actitud grotesca; no estaba interesada en relacionarme con ese tipo de gente.

—¿Qué te dijo? —averiguó.

Intentaría ejercer presión más arriba: el ventanal ya se había despegado del riel.

—Nada importante.

Procurando acomodarme, situé la mano sobre los nudillos de Eric. De inmediato la aparté, colocándola debajo.

—¿Qué te dijo Destiny?

—¿No te rindes tan fácil, no? —Halé con miedo de quebrar el vidrio—. Me amenazó. Dijo que si te contaba estaría en serios problemas, así que te agradecería que no le dijeras nada. No sé cuál es su problema conmigo. Mencionó que ustedes eran novios o algo así.

—Quisiera ella —respondió, alzándose, y llevando los brazos por encima de mí—. Empújalo para que se nivele.

El esfuerzo que apliqué lo estremeció.

—Así está bien, Nina. Ahora ayúdame aquí.

Me incorporé y alejé el rostro; estaba muy cerca de él.

—Ella sabe que no quiero que te vayas. Solo dijo eso para afectarme de alguna manera. Destiny está obsesionada con destruirme.

Sentí la palma arder, así que continué por el medio e inquirí:

—¿Por qué te odia? «Destruir» es una palabra muy fuerte. ¿Qué le hiciste?

—Pues, digamos que soy el culpable de su separación con Danniel. —Movió el ventanal hacia delante—. Cuando lo conocí era muy inseguro; ya no queda ni la sombra de lo que fue. Parte de esa inseguridad y falta de autoestima lo llevaba a aceptar todo lo que Destiny le impusiera para... ya sabes, no perderla.

Llevé los ojos a los rieles inferiores percibiendo que la traba se debía a la falta de lubricante. Lo poco que rodaba, constantemente se interrumpía haciendo que devolviéramos el vidrio.

—Vamos… —dije— despégate.

—Imagínate tener complejos y de pronto conseguir a alguien dispuesto a quererte tal como eres. Entonces... —Haló— Danniel no sabía cómo decir que no. Aguantaba las humillaciones de Destiny, sus mandamientos, los celos, las quejas, las inconformidades con la relación... Yo fui quien le insistió en que la dejara.

—Y ahora ella te detesta.

—Exacto. —Lo forzó por debajo—. Quiere hacerme daño de cualquier modo, por lo que tú también te verás afectada. Te pido disculpas por eso.

Ahora comprendía la forma rabiosa de tratarme en la sala de recuperación.

—Ya casi...

Se deslizó por completo hasta chocar con el otro lado de la pared. El sonido estridente me sobresaltó, preocupándome.

—¿Se rompió? —La luz interior me permitió ver el semblante de Eric con más claridad.

Lo revisó con descuido.

—No.

Dejé escapar un suspiro.

—¿Te imaginas que se hubiese roto? —Coloqué los brazos en jarra y accedí—. ¿Cómo la pagaríamos? No trabajo, supongo que tú tampoco...

—Nina.

El tono determinante que utilizó trasladó mi enfoque del ventanal manchado con huellas dactilares a su recia postura.

—Dime.

—Necesito que te presentes mañana en la sala de armas blancas a las ocho en punto. Ni un minuto más, ni un minuto menos.

Asentí, sujeta a una fuerza que controlaba mis reacciones. Por un instante ya no estaba hablando con Eric, sino con un soldado que me ordenaba.

—Claro.

Abrí la puerta de mi habitación y noté que Akami dormía en una posición extraña.

 

 

La voz chillona de Akami me despertó:

—¡Nina! Llegaste anoche tardísimo. ¿Andabas con Eric? ¿Te perdiste? ¿Qué estaban haciendo?

De las tres preguntas que hizo no respondí ninguna.

—¿Qué hora es? —Me cubrí con la sábana intentando debilitar la luz.

—Deberías apurarte, son las...

Tocaron la puerta. Los golpes en la madera caoba me inundaron los tímpanos. Akami la abrió, dejando que la voz áspera de Ellen se intensificara:

—¡Son las diez de la mañana! —Me arrancó la sábana—. Te estamos esperando para que presentes la prueba.

—¡¿Qué te pasa?! —Me levanté de un brinco—. ¿Cómo me vas a quitar la sábana así?

Me la arrojó, agresiva.

—¿Sabes a quién acaban de regañar por tu culpa? A mí. —Se apuntó—. Eric está furioso.



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En el texto hay: fantasia, romance, accion drama

Editado: 11.10.2021

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