A la fuerza ©

04 [¿Embarazada?]

- ¿Por qué tan callada? ¿Te sientes mal? - me toca la cara y frente, me hago a un lado por su tacto que me molesta.

- No tengo nada, ya quiero irme de aquí. 

- Debes aunque sea asistir un día a la semana, es el último año Grace - me reprocha, iba a contestarle, pero el profesor nos interrumpió.

- Señorita Hill y joven Campell, si mi clase no les interesa los quiero afuera.

- Oh disculpe profesor, es que mi amiga se siente mal -  puso una mano en mi hombro, el viejo de enfrente entrecerró los ojos e hice mi mejor cara de muerta de hambre.

- Bien, pueden ir a enfermería.

- Gracias - sonríe Peter, se levanta y me extiende su mano - Yo llevo tu mochila.

Agarro su mano y cabizbaja salimos del salón, de repente me siento bien. Menos sofocada, caminamos por los pasillos hasta la biblioteca, de ahí gracias a unas escaleras podemos subir al techo del instituto. 

- Por fin, aire fresco - inhalo profundo, Peter rueda los ojos y va a sentarse a una banca de madera bajo una sombra. 

- Yo no soy un come libros, si no estudio voy a reprobar.   

Resoplo a su queja, tomo asiento a su lado y saco de la mochila un cigarrillo para fumarlo.  

- No seas mentiroso Pet, siempre sacas la puntuación más alta. 

- Exacto, ¿Ya viste mis rodillas a caso? 

Carcajeo fuerte, tiene las rodillas raspadas y con moretones porque le canta hacerle sexo oral a su novio. 

- Si como no y yo ya me he cogido con todos los maestros y hasta el director.

- Eso siempre dicen.

- Que se jodan.

- Si, Grace Hill tiene dignidad y solo tiene sexo con un idiota que la trata de la fregada. 

No digo nada al respecto, evito mirarlo a los ojos y me distraigo con el humo del cigarro, no le he contado a nadie lo que pasó con Deon. Y no es por miedo, simplemente no es nada importante. 

Si le llego a decir a Peter, se enojaría mucho e iría en busca de él para enfrentarlo, cosa que Ryan no dejaría que hiciera y Deon es más fuerte que él, me lo haría puré de papa y cargaría con la culpa.

Así estoy bien, ya no volverá a repetirse y ahí queda.

- Faltan cinco para la próxima y última clase, ¿vienes? - su voz repentina me hace salir del trance, me recuesto en la banca y niego.

- Me pasas la tarea.

- Mmh, vale. Ya me voy, cuidate.

- Adiosito - lo despido con la mano, él también lo hace y baja. 

Pongo la mochila debajo de mi cabeza como almohada y me acuesto por completo en la banca. Me quedo viendo el techo de madera con palabras escritas en el y la última hora termina. 

Perezosa me levanto y bajo, hay varios alumnos en la biblioteca. Todavía hay personas que buscan sus tareas en los libros, quisiera ser tan paciente como ellos y hacerlo igual, pero soy muy floja que prefiero buscar todo en internet.

Es más fácil y rápido, sin tanto desperdicio de tiempo. 

Mi teléfono vibra desde el bolsillo trasero de mi pantalón, miro que es y hago una mueca ante el mensaje de Deon diciendo que quiere que nos veamos en mi casa.

Jamás le ha gustado que lo ignoren, así que solo tecleo una respuesta negativa y apago el teléfono, llego afuera del instituto en específico al estacionamiento y miro como Peter está recargado en su carro con Ryan comiéndole la boca.

- Ya llegue, puedes dejarlo respirar - comento una vez a su altura, se separan riendo.

- ¿Tan pobre que te afecta que coman frente a ti? - ruedo los ojos, que estúpida pregunta hiciste Ryan.

- La verdad no, solo que ya me quiero largar.

Rodeo el auto y entro al asiento del copiloto, pasan minutos para que Peter se digne a subir, con una sonrisa boba en sus labios. 

- ¿Por qué te molesta tanto Ryan? - cuestiona sin verme y poniendo el auto en marcha.

- Me quita la atención de mi único amigo, no quiero perderte a ti también.

Le soy sincera, hace un ruidito de ternura y toma mi mano para entrelazar nuestros dedos, cuando me lo dispongo puedo ser celosa y posesiva con las personas que amo mucho.

Creo que es el miedo a estar sola.

- ¿Sabes? - comienza hablar y me giro hacia él - Si me dieran elegir entre Ryan y tú, siempre te elegiría.

- ¿En serio? 

- Si, la amistad siempre es primero. Amores, muchos, amigos de verdad, pocos.

Ahora soy yo la que quiere exclamar ruiditos de ternura, como lo amo. 

- No me lleves a casa - me mira de rojo alzando una ceja - Vamos a la tuya y miremos películas de terror.

- Esa idea me gusta, pero primero hacemos tarea.

- ¡No! - alargo la vocal, finjo llorar y hago berrinche.

Peter solo ríe, no quiero hacer tarea. 

- Solo son ejercicios matemáticos, regalado.

Si como no.

***

- Odie el final, ¿Por qué siempre tiene que terminar feliz?

- Para que no se quejen que todo fue una mierda.

Le digo mi opinión comiendo palomitas, es de noche y vamos directo a mi casa. Peter me invitó a dormir en la suya, pero cuando decidí a media película prender mi teléfono tenía llamadas perdidas de mis padres y hermano.

Por lo general no me llaman, ni para saber si estoy bien o si he llegado sana y salva a casa cada vez que salgo, así que debe ser importante lo que tienen que decirme para insistir tanto en comunicarse conmigo.




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