- ¿Qué esperas? Muévete - padre truena sus dedos, lo miro incrédula.
- ¿Me dejaran ir con un chico de mi edad? - no podía creerlo, menos sabiendo lo estrictos que son.
- Nosotros no podemos cuidarte, trabajamos todo el dia y necesitas que alguien cuide de los dos.
Iba a replicar que no traigo a nadie, pero padre me miro amenzante con que ya no dijera nada. Mire a cada miembro de mi familia y sonriendo triste salgo de la cocina empujando al imbécil de Mat.
- Que agresiva.
- Que marica - se la regrese, no espere algo más y subí las escaleras.
Deon tiene muchas explicaciones que darme, y la primera será de quién fregados era esa prueba de embarazo que decía positivo.
Meto mi ropa como caiga en un bolso grande negro, algunos de mis portarretratos con Peter, mis libros favoritos y varias cosas mías.
Si me voy a ir no quiero nada que venga de él, soy independiente. Gano mi propio dinero en la pizzería trabajando en vacaciones, dinero por el momento me sobra.
- ¿Lista? - lo miro de reojo, sino fuera porque Mat está con él juro que lo golpearía de nuevo en su nariz.
- Ya, tú te lo llevas - cerré el bolso y lo señalé, rodó los ojos disimuladamente.
Fingiendo una sonrisa lo toma y sale de mi habitación, miro decepción en la cara de mi hermano mayor.
- Deja de verme así, te juro que no estoy embarazada.
- ¿Entonces por qué te vas? - cruzó sus brazos y se recargó en el marco de la puerta.
- Porque de todos modos no me creen y jamás están aquí, los miro rara vez en casa, Mat.
- Lo siento pequeña, ojalá las cosas fueran diferente - puso su mueca de cachrrito hambriento, rodé los ojos cuando abrió sus brazos queriendo un abrazo.
- No, ni en sueños.
- Anda, uno rápido.
- No.
- Si, ven - alargó la palabra, bufe y me acerqué a abrazarlo - Cuidate y por favor si no estás embarazada ni lo llegues a estar.
- Tengo 17 años, no quiero hijos me falta mucho por vivir.
- Bien, te amo.
Besa mi frente, sonrío y me separo. Bajamos juntos, ignoro a mis padres que solo noto su rechazo hacia mi persona y salgo de casa.
No volteo, ni me despido por última vez, Deon entiende y arranca sin más.
Abrocho el cinturón y me recargo en la ventanilla de su auto deportivo, sé que si el silencio se llega a romper por equis cosa, nada resultara bien. Tengo ira acumulada por su culpa y quiero descargarla.
El camino se me hizo lento, solo una vez estuve en su auto que cambia conforme lo hace de familia, pero sí conozco de memoria el camino a su casa y por estos rumbos no es.
Frunzo mi ceño cuando estaciona detrás de un edificio, que por juzgar la fachada es para gente rica.
¿Qué carajo hacemos aquí?
- Baja.
- ¿Dónde estamos?
- En tu nuevo hogar.
Quise llevarle la contraria, pero salió del carro azotando la puerta y me quede con las palabras en la boca por no sé cuántas veces más.
Salgo de la misma manera, cierro con fuerza y me abrazo reconfortando el frío de la noche. Vengo en pijama y pantuflas.
- Vamos.
Camina con dirección al edificio elegante y lujoso, casi voy correteándolo por las largas zancadas que da, entramos y siento alivio, que calientito esta aquí dentro.
- Buenas noches, joven Deon.
- Igualmente, Lane.
Saluda a un señor con uniforme de guardia, Deon se mueve al elvevador y no paso por desapercibido la cara de confusión que me manda el señor.
- ¿Por qué nos miraba raro? - le pregunte una vez las puertas se cierran.
Este solo se encogió de hombros sin importarle, resoplo fastidiada con su actitud y me pongo a ver los numeritos iluminarse indicando los pisos.
Cuarenta se me hace una exageración, debe ser una torre de departamentos.
Llegamos al piso 39 y se detiene el elevador, donde antes estaba un tablero con botones de los pisos aparece una ranura de tarjeta. Miro curiosa como Deon mete una color dorada y las puertas se abren.
Sale y sorprendida lo sigo, es como una puerta, te lleva directo al departamento, vaya que elegancia la de Francia.
- Deon, ¿Eres tú? - una voz dulce y tranquila llama mi atención, busco por toda la estancia a la muchacha o señora.
- Si, ya llegue Lili.
Avisa dejando mis cosas encima de un hermoso y se ve que cómodo sillón color gris, Deon se mueve creo que a la cocina y casi chillo de la impresión cuando de la nada aparece una chica joven y con el vientre algo inflado.
Ohh, con que de ahí sacaste la prueba.
- ¿Hola?, ¿Quién eres? - ella también se percató de mí, lo que me dejo en duda es que no me hiciera mala cara.
- Soy Grace, am...
- Mi novia - interrumpe de golpe Deon, trae consigo un pan embarrado con algo - Ella se encargará de Violet.
- Oh, muchas gracias - y volví a confundirme toda, acepte su abrazo que me parecía extraño y sonreí falsamente.
- Ten, ¿Ya han comido? - cuestiona Deon entregándole su pan, se agacha y acaricia la panza de la chica.
- Si, hace rato que me hice puré de papa y una rica sopa con verduras.
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Editado: 14.03.2020