A la fuerza ©

15 [¿Quieres jugar rudo, bebé?]

Grace

Escucho el elevador y voces abajo, algo extraño porque es temprano y Deon está trabajando. 

Le retiró lento el biberón y la pongo sobre hombro para sacarle el aire, salgo de la habitación y me asomo a ver quién está abajo. 

Es Deon con...¿Alan? ¿Qué carajo hace aquí?

- ¿Hola? - no sabía cómo hacerme notar, bajo las escaleras y Alan se me queda viendo con la boca abierta.

¿Razón? Hay dos.

Una, puede ser porque solo traigo calzones y una camisa de Deon o dos, la bebé.

- ¿Grace? Vaya, te vez diferente - se puso nervioso, sonrío y miro a Deon confusa.

Trae puesto ropa negra y su chaqueta de cuero, justo como lo conocí en las carreras ilegales.

- ¿No trabajas hoy? - le cuestioné irritada, él se fue a divertir y a mi me dejó con la bebé.

- Ya no trabajo más en eso.

No me jodas, Deon Snow. 

- Ahh, bueno yo solo subía por un vaso de agua. Lo tomo y me voy.

Nos deja solos, le iba a entregar su hija, pero el olor que emana de humo, alcohol y drogas mejor me la quede yo, tomo asiento en el sillón y él también lo hace. 

Alan sale de la cocina y se acerca a besar mi mejilla.

- Fue un gusto verte, Grace. Nos vemos en la noche - apunta a mi contrario, levanta su mano con la tarjeta y Alan regresa.

- Me la avientas - su voz gruesa me manda un escalofrío por todo el cuerpo. 

La tarjeta vuela y cubro la cabeza de Violet por instinto, llega a los pies de Deon que se agacha y la recoge.

El elevador se cierra, pateo su pierna y se enoja dándome un manotazo en el muslo.

- Idiota, explícame mejor esa estupidez tuya de que ya no trabajas con los Bennet.

Dejo a la beba en el sillón un poco alejada, con un cojín en el piso y a su lado, primero prevenir antes que lamentar.

- Tengo sueño, cero ganas de darte explicaciones - se recuesta y cruzas de brazos cerrando los ojos, miro la tarjeta dorada y sin pensarla más se la arrebató.

- Bien, entonces no tengo porque darte explicación de porque me voy.

Antes de que se levante corro arriba, me encierro en mi habitación y voy al armario por un pantalón y tenis. Me agarro el pelo como puedo ya que lo tengo a los hombros. 

Voy saliendo haciendo un nudo en la camisa de Deon y me encuentro con su dueño al principio de las escaleras.

- Dame la tarjeta, Grace - dice cansado, la escondo a mi espalda y zarandea su brazo - No lo repetiré, Da.Me.La.Tar.Je.Ta.

- Lo acabas de repertor, estupido. 

Me río, gruñe y doy un paso. El sube lo que faltaba y me escabullo por un lado bajando la escaleras por el barandal. Conservo el equilibrio, llego sana y salva abajo.

Que suerte, Hubiera sido una fea caída.

- Adiós, espero sepas cuidar a tu hija.

Le guiñó el ojo, se empieza a enojar y baja las escaleras. Corro al elevador, presionó y se abre, mi día con suerte.

- ¡Grace! 

Ahh, la bestia viene por mí. 

Ahora sí hija de la fregada, por la desesperación batalló en meter la tarjeta. Lo logro y aplasto varias veces el número uno, solté el aire retenido, pero las puertas no se terminaron de cerrar.

- Deon, déjame en paz.

- No...vas...a...ninguna...parte - habla pausado mientras abre las puertas del elevador.

Su vena de la frente se marca, las de los brazos y trago saliva con miedo. Saco la tarjeta y puede hacerlo más fácil.

Me lanzo sobre él abrazándolo como un koala, pierde el equilibrio y caemos. Se queja por lo bajo maldiciendo e intenta quitarme de encima, me sujeto fuerte e inicia a picarme los costados de mí estomago.

- No me golpees, por favor. Es que a veces solo me estresas y quiero largarme - confieso diciéndocelo al oído, deja de picarme y suspira.

Levanto mi cabeza y la pongo a la par con la suya. Tiene sus ojos cerrados al momento de abrirlos ese azul zafiro me atrapa.

- No me dejes, ya no escapes. 

- De acuerdo, pero tenemos que arreglar nuestra comunicación.

- Vale, ahora...acércate más - bajo mis codos a sus lados de la cabeza, entierro mis dedos en su cabello sedoso y rozo sus labios.

Muerdo despacio la orilla y se impacienta apretando mi cintura o lo que se encuentra ahí, relamo su labio inferior y de una chocamos bocas con dientes.

Mierda, eso ha dolido.

Sujeta con firmeza mi nuca, el beso es feroz y brusco. Me hago a un lado tomamdo aire profundo con la boca, besa mi cuello queriendo dejar marca, pero lo evito. 

- Déjame acerté una, pequeña.

Lo dice en tono agudo, como niño chiquito que me hace reír leve.

- No, esas cosas se ven horribles y son difíciles de tapar - me le quedo viendo a sus labios hinchados, muerdo mi labio inferior y da una palmada justo ahí - Oye.

- Anda.

- No soy una vaca para que me marques. 

- Eres mía.

- No soy un objeto.

- ¿Y? Quiero comerte esa piel tan suave - muerde despacio, jadeo y jaló de sus cabellos - ¿Quieres jugar rudo, bebé?

Ronronea tan malditamente sexi que me pongo húmeda al instante, vuelvo a estar cara a cara y sonrío coqueta, aprieta mi trasero causando que muerda mi labio para no gemir.

- ¿Entonces?

- Claro, juguemos rudo amore mío.

Iba bajando a sus labios, un llanto me detiene y como resorte me levanto. Por un momento pensé que se había caído, un alivio enorme me invade al solo notar que llora.

Mientras me acerco un olor desagradable entra en mis fosas nasales, me tapo la nariz y volteo con Deon que viene tras de mí.

- Te toca.

- Ah no, no sé hacerlo.

- Mucho mejor, para que aprendas - palmeo su brazo, me voy a la cocina y abro el refrigerador - Debes cambiarla en este momento o se rozara.

- Ya te escuche.

- Bien, arriba en su cuarto están las cosas.

No me responde, agarra a Violet y se va escalera arriba. Me quedo quieta pensando si en sacar ingredientes para prepar algo o ir corriendo al segundo piso por si Deon hace un desastre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.