CAPITULO DOS: El Carnicero de Stalingrado.
Junio 1943
Una bomba estalló a lo lejos alertando a los que estaban durmiendo en la cabaña que habian construido. El Teniente Primero Von Schrader se levantó de la cama de golpe con su acostumbrado ceño fruncido. Se puso sus botas y busco con la mirada a algún oficial que le dijera lo que estaba sucediendo. No podía ser posible que el ejercito rojo estuviera tratando de romper la línea, sería demasiado arriesgado y demasiada mala suerte después de lo que paso en Stalingrado.
No estaba listo y estaba seguro que su cuota de buena suerte del mes ya estaba agotada.
—¡Kohler! ¿Qué sucede? —exclamo el teniente primero acercándose a él.
—Algún idiota nuevo de las SS jugando con las granadas soviéticas. Al parecer no entienden de lo que se trata esto. Deberías volver a dormir Klaus.
Era una de las pocas personas que podia llamarlo por su nombre.
—Cualquier cosa, por más pequeña que sea, avísame. Los días que vienen serán largos y que los muchachos estén descansados es lo mejor.
—Claro teniente. —dijo el oficial haciendo el saludo militar antes de retirarse. Frederich Kohler era uno de los pocos amigos que había conservado luego de Stalingrado. Y una de las pocas personas que sabía lo que sucedió allí. El y Hans. Todo lo que paso fue brutal. La ciudad quedo en ruinas, todo aquel que sobrevivio y que no fue hecho prisionero en la Union Sovietica, fue básicamente un milagro.
Luego de casi morir de hambre en Stalingrado, trazo un plan tan arriesgado que imagino la serie de problemas que tendria mucho antes de llevarlo a cabo. Se vistio con el uniforme de un soldado ruso mal trecho e hizo a sus amigos pasar como prisioneros alemanes que habian huido de Stalingrado.
Y asi cuando todo el mundo dormía, logro salir de la maldita pesadilla en la que su padre lo habia metido desde Septiembre del año anterior. Cuando se corrió la voz sobre lo que hizo recibió un asenso en la Wehrmacht, pero las tropas de las SS le echaron un sobrenombre: El carnicero de Stalingrado.
Asesino a cada soldado ruso que trato evitar que se encontrara con los hombres de Von Manstein. Despues de aquella “hazaña” poco habia quedado de la persona que había sido obligada a reenlistarse en la Wehrmacht.
La Wehrmacht y la SS llevabas paralizada tres meses desde Stalingrado y aun no tenían noticias sobre una nueva ofensiva. Klaus regreso a su improvisada cama para tratar de dormir, pero no pudo evitar preocuparse por su nueva unidad. Eran chicos, prácticamente niños, que solo querían regresar vivos a Berlín.
Era difícil no preocuparse por ellos.
—Teniente. —llamo alguien en voz baja. —El coronel necesita hablar con usted.
—Bien. —Klaus se levantó lentamente de la cama con el ceño fruncido ni siquiera porque era teniente primero podia descansar bien. Camino hasta la cabaña que funcionaba a modo de cuartel general para su división y dentro encontró a alguien familiar. No de la locura de Stalingrado, sino de muchos años atrás, estaba casi feliz de verlo. Hizo el respectivo saludo para ambos superiores sin poder evitar una sonrisa. —Escucho sus órdenes señor.
—Descanse teniente. —ordeno el comandante. —Él es el hombre que creo que será idóneo para el trabajo. Es lo mejor que tenemos en nuestra unidad. Astuto, inteligente y con el mínimo de bajas.
—Mariscal Von Manstein. —tenia los galones que representaban su cargo en dorado y rojo sobre sus hombros, en su mano derecha tenia el baston de los mismos colores y un águila que coronaba la parte superior.Su rostro era adornado por una sonrisa satisfactoria que también lo hizo sonreír. Erich Von Manstein era el motivo de varias cosas a lo largo de la vida de Klaus, incluyendo la razon de su segundo nombre. —Es un gusto verlo de nuevo.
—No pude verte luego de lo que paso en Stalingrado pero escuche mucho de ti. Parece que tu oficial al mando te estima Klaus. Seguro tu padre estaría orgulloso de ti.
Otto Von Schrader ya no era su padre, había dejado de serlo luego de aquella carta. Ahora era solo el Almirante porque ningun padre en su sano juicio meteria a su hijo en este infierno.
—¿Se conocen? —pregunto el comandante Muller desconcertado.
—Es mi ahijado, pero hablaremos despues de eso. —el aludido asintió, imagino que el Von Manstein estaba alli por cosas mas importantes. —El Mariscal Model se encuentra preparando el ataque principal asi que yo he venido a informarles que el Fuhrer ha fijado la fecha de la ofensiva. El cinco de Julio.— Klaus parpadeo varias veces, finalmente el dia estaba fijado. —Y el noveno ejercito sera la punta de la lanza que nos ayudara en derrota de los bolcheviques.
—Bien. —murmuro Klaus serio. —¿Cuál es nuestra misión?
—Tu unidad sera una de las que ira adelante. Es imperativo que tomen los puestos de observación del ejercito rojo que estan cerca de la primera línea de defensa soviética. —Klaus asintió con la cabeza. “Solo atacar y capturar” penso el “Sera pan comido” .—Confio en que cumplirán la misión.
—No lo dude Mariscal. Tengo buenos hombres que darian su vida por Alemania.
—Bien hecho teniente. —el mariscal volteo a ver al comandante. —Y el mariscal Model vendrá mañana a explicarle lo que hará el resto de la división. Esperamos que enorgullezcan al pueblo alemán. —¡Heil Hitler!
—¡Heil Hitler! —saludaron Klaus y el coronel antes de que el Mariscal se retirara. Klaus no estaba preocupado sobre el plan, Erich Von Manstein era conocido en la Wehrmacht como en las SS por ser un buen estratega. Tampoco estaba preocupado sobre su unidad sino en lo que sucedería si la ofensiva fracasaba. Era algo sobre lo que no queria pensar aún. —Ire a avisarle a Kohler. —El comandante asintió con la cabeza, la expresión de su rostro lo decir todo, el comandante parecia estar preocupado por algo.
Y no sabia que. Tampoco podia imaginar que era.