Mientras Clara exploraba el desván de la librería, encontró un espejo cubierto por una tela negra. Cuando la retiró, su reflejo no estaba allí.
En su lugar, una escena desconocida: Una mujer de cabello oscuro tocando un piano. A su lado, Eden lloraba. Y frente a ellas… Clara misma, pero diferente. Más joven. Más rota.
—¿Quién eres? —susurró.
La imagen respondió: —La que fuiste cuando elegiste el silencio.
Y entonces comprendió: cada ciclo dejaba un eco atrapado en el Vieux Carré. Esos ecos eran sus sombras, versiones pasadas no liberadas. Y ellas… estaban despertando.
En Lafayette, Eden se despertó en medio de la noche, sobresaltada. Una figura se sentaba al pie de su cama.
—No todos los recuerdos deben volver —dijo una voz familiar.
Era su madre. O alguien con su rostro.
—No eres real —dijo Eden.
—Tampoco lo es el olvido —respondió la figura, y desapareció.
Al día siguiente, Liam y Eden intentaron tocar la partitura… pero al sonar la nota 13, un grito los sacudió a ambos. La habitación tembló y se abrió una grieta en el suelo.
Debajo: una puerta sellada con símbolos musicales. Y la inscripción:
“Aquí duerme el verdadero nombre de la canción.”
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Editado: 24.08.2025