──────────── MSN Messenger ────────────
Hanna ✩ Expecto Patronum! dice:
algún día tenemos que ir todos juntos jaja
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Esperó unos segundos, mirando la pantalla. Nada.
Volvió a abrir el foro y revisó notificaciones para disimular la incomodidad que le produjo el silencio. Pasaron minutos y nadie contestó. Una pequeña sensación de vacío quiso invadirla, pero la despejó, no era que le importara demasiado, pero... un simple "jajaja" hubiera bastado.
Cuando Nick desvió la charla hacia otro tema, se rió sola y decidió seguir como si nada. Si nadie quería engancharse, tampoco iba a insistir. Y además, no era que lo estuviera proponiendo en serio. Estaba tirando la caña a ver si alguien picaba.
La realidad era que, aunque hacía varios meses que intercambiaban mensajes en el foro, recién un par de días atrás habían empezado a hablar en serio. Además, apenas había visto las caras de quienes tenían fotos propias en sus Fotologs. Ese lunes, antes del encuentro de las seis, se había dedicado a revisar cada uno para saber quiénes eran esos extraños con los que chateaba.
Juampi lo tenía lleno de fotos entrenando con la camiseta del club, posando con amigos en los torneos. En una incluso aparecía Alan, el chico que iba a su colegio en otra división, y algunos amigos de él que Hanna recordaba de alguna salida. También había fotos con sus padres, sosteniendo medallas o copas. Todos los posts tenían completa la cantidad permitida de comentarios. Era muy lindo y, además, se peinaba y vestía bien; tenía toda la pinta de ser ese pibe que tiene a todas las chicas muertas por él. Hanna pensó que tendría que indagar un poco entre los amigos de Alan para ver qué onda.
En el fotolog de Gaby había sólo tres fotos, y sólo en la última estaba ella. La había subido hacía dos meses: el pelo lacio le tapaba la cara y brillaba con el flash de la cámara. En el post había puesto: "You'll never see me fall apart / 'Cause I'm the girl you never notice / I'm just invisible", de Invisible, la canción de Ashlee Simpson. Las otras fotos eran de Harry Potter, con algunas citas de los libros. Ninguna foto tenía comentarios.
La última foto del fotolog de Fede era la tapa de un disco de Callejeros; abajo había escrito: "Y ahí caes en la cuenta / De que lo que cuenta / Es lo que se siente en la calle / En la gente y no en los inventos / De estos incoherentes / Para no dejarte llegar" y, debajo, "El rock no mata". La anterior mostraba a tres chicos sentados en una plaza: los tres tenían remeras de bandas, dos miraban a cámara y el tercero, que tenía una guitarra, miraba hacia abajo y sonreía. El resto de los posteos eran imágenes de bandas, algunos con logos y otros con fotos de recitales sacadas de Google. Bastante más abajo, Hanna encontró una foto de él: no estaba posando, estaba en la pileta de una quinta, con los pies en el agua, riéndose y mirando a alguien que no aparecía en el encuadre. Reconoció la misma sonrisa que tenía el chico de la guitarra en la foto de la plaza.
El de Selene se veía muy activo, tenía cuenta Gold y todas las publicaciones tenían los 200 comentarios completos. La mayoría de las publicaciones eran imágenes de anime, dibujos que parecían hechos por ella y capturas de series japonesas. No había ni una foto de su cara. Entre otras publicaciones se mezclaban frases sueltas en japonés, gifs brillantes y letras de canciones que iban desde Paramore hasta openings de anime. Los comentarios estaban llenos de chistes internos y referencias que Hanna no terminaba de entender, pero que intuía tenían que ver con ese mundo del anime al que ella nunca había entrado.
El fotolog de Nick era casi inexistente: sólo tenía una foto de Hogwarts envuelto en niebla, tomada de alguna película o wallpaper. No había texto acompañando ni comentarios. Hanna pensó que quizá era de esos que abrían cuenta sólo para mirar y seguir a otros, sin muchas ganas de mostrarse.
El último en pasar su fotolog al resto había sido Rodrigo. No tenía muchas fotos y casi todas eran de salidas: se lo veía con jeans gastados, remeras ajustadas con estampas grandes, zapatillas blancas bien limpias, la clásica pulserita fluorescente de boliche en la muñeca y un vaso en la mano. Llevaba el pelo rubio con el flequillo largo y desordenado, peinado de costado. No aparecía otra gente que no fuera él en las fotos, y en todas había algunos comentarios genéricos de amigos, pero su cuenta se sentía bastante impersonal, como si subiera sólo lo mínimo para estar presente.
Después de mirar todos los fotologs, fue a ver el suyo para ver qué decía de ella misma. Había varias fotos con sus dos mejores amigas: las típicas que todo el mundo subía, con flequillos de costado que tapaban un ojo, la boca haciendo trompita, un poco agachadas. Flores en la cabeza, collares de bolitas grandes, ropa de colores vibrantes. También había imágenes del colegio: asambleas del centro de estudiantes y ella con su peinado flogger pero vestida con jean, remera y zapatillas, micrófono en mano, dándole la palabra a un compañero. Le gustaba lo que mostraba; sentía que ese fotolog la representaba bien.
Cuando Nick cambió de tema y la propuesta de juntada se disolvió, Hanna se concentró en pensar otros temas para conocer mejor al grupo, aprovechando toda la información que había reunido.
Más tarde, Juampi anunció que se iba y los demás empezaron a desconectarse uno a uno, Hanna permaneció un rato más frente a la pantalla. Abrió una pestaña con el cronograma del colegio y empezó a organizar su día siguiente: tenía reunión del centro de estudiantes antes de la clase de historia, y después la prueba de física.
Como todas las noches, antes de acostarse, su papá la llamó por teléfono. Sus padres se habían separado hacía cinco años y él, junto a su hermano, había vuelto al pueblo del interior donde vivían los abuelos. Ahora sólo se veían en vacaciones y algún fin de semana largo, pero él no fallaba en llamarla cada noche para charlar un rato. Para Hanna, esa llamada era la señal de que había que apagar la computadora y prepararse para dormir.