Capítulo 1
Siento como una persona me dice al oído - señorita Natalia, por favor despierte su abuelo la espera para desayunar.
Después de arreglarme baje para desayunar junto a mi abuelo Malcón.
- Natalia cariño -dijo mirándome a la cara, como un hombre tan tosco en todo puede tratarme con tanto amor, a lo mejor por ser el vivo recuerdo de su hijo fallecido, y solo le quedo yo como nieta única.
- Dime– respondí con un poco de pan en la boca, mientras colocaba mermelada de frambuesa en mi otra tostada y al mirarlo vi cómo sonreía al ver mi acción, -de verdad que ya eres una niña grande.
- ¡Aquí!, toma una foto de tu prometido - cuando tome la foto lo observe con ojos de asombro e incredulidad, mis oídos no daban crédito a lo que escuchaban; -se casaran cuando cumplas 20 años ni más ni menos -dijo entregándome otra foto del chico la cual mire con intriga al ver la prepotencia y la altanería que se reflejaba en las fotos esos pensamientos pasaron por mí cabeza.
Pero es lindo no puedo negarlo – dije una vez más en mi mente para después alejar la foto y decir, – soy demasiado joven, yo no quiero casarme y menos con alguien que no conozco y se ve que es un narcisista.
–¡Te casarás y ya la decisión está tomada! – afirma sin una pizca de tolerancia hacia mi persona, poniéndose de pie y golpeando la mesa, a pesar de que él me quiere muchísimo y buscaba consentirme odiaba que en muchas cosas lo desafiara.
- ¿Qué edad tiene? – reprimió mis ganas de llorar- ¿me estarás vendiendo a esa familia? - solté de golpe, Preguntando con los ojos llenos de lágrimas que no me atreví a dejar salir, mejor me contuve y no exprese mis verdaderos pensamientos, pero él no contesto solo me miro con una mirada profunda y llena de deseos de abrazarme, pero sabía que si se doblegaba yo me saldría con la mía y terminaría no casándome.
Terminamos el desayuno con esa conversación de harás lo que yo digo y no lo hare, sé que pudo sentirse mal por mi actitud, pero no siempre podía ser la niña buena que él quería; siempre soñé con casarme con alguien a quien amara. Me reuní con mi secretaria para salir.
- ¿Qué edad tiene este chico? Le pregunte con curiosidad, pero con poco interés al saber que me tendría que casar con él.
-21 años- me dijo mi secretaria.
-21 no puede ser más joven, dije con tono molesto y algo consternada, llena de furia en mi mente - ¿Y cuál es su nombre? –pregunte teniendo aún más curiosidad por él de la que no era capaz de entender, sé que deshacerme de él no sería tarea fácil y aún más si mi abuelo estaba de acuerdo con la boda a la que yo me negaba rotundamente.
-Jack Naismith -me respondió mi abuelo, notando que algo pasaba por mi mente que, aunque muchas veces buscaba complacerlo no lo hacía del todo, siempre pensé que casarse se debía de hacer por amor, así como mis padres.
Él es un chico alto con su cabello negro desordenado, aun no entiendo porque lo lleva desordenado si peinado se vería más galante; supongo que ese es el estilo de los jóvenes de ahora, decía el abuelo en voz alta mientras yo lo escuchaba describir a ese tonto con cara de mique (mime, insecto volador más pequeño que un mosquito, el cual se posa sobre la comida en descomposición); con tonalidades claras como esas cosas que se hacen las chicas en estos días en el pelo, tiene sus ojos castaños de color oscuro y su piel es blanca.
-Su cumpleaños es en septiembre el 14; agrega el abuelo aun sin darse cuenta que no me agrada mucho la idea de tener que casarme con alguien que nunca en mi vida he visto y más que tan solo tengo 18 años, ¿Quién se casa a los 20 con un desconocido?
-Está bien ahora me retiro- afirmo largándome de su lado y para ir a mis respectivas obligaciones para después preguntarle a la secretaria ¿Qué cosa tengo que hacer ahora?
-Ir a su terapia con la psicóloga, dijo pasando me una carpeta con las actividades de hoy mientras terminábamos de salir de la casa por la puerta principal para luego entrar al coche y ponernos en marcha para luego llegar al consultorio de mi psicóloga, a veces; por muchas ocasiones considere que era una pérdida de tiempo ya que todo seguía igual y no podía ni recordar ni dejar ir mi trauma.
Mientras íbamos en el auto no puede evitar expresarle a mi secretaria.
-Mi abuelo está loco si cree que me casare con un tarado, si llego a conocer a ese chico estará muerto antes de la boda, porque le haré la vida un asco que me abandonara así de simple secretaria Molín; dije riéndome de tal manera que me miro preocupada ya que cuando hacia esas cosas parecía como que mi trastorno había sido el contrario al que en realidad padecía.
Abuelo (Malcón Sanz).
- No sé qué le pasa a esta niña obedece todo lo que digo, pero al hablarle de matrimonio se pone cascarrabias, tengo miedo que fuera como el padre que se escapó para casarse con su amor y se case con alguien que la maltrate y la quiera solo por su dinero -dije con una voz triste y llena de preocupación, mientras pensaba que hacer para que conozca a Jack y lo acepte a pesar de que él también es un terco que le gusta hacer las cosas a su forma, esto será algo complicado de hacer, pero de seguro no imposible.
- Señor eso no es problema, crio bien a su nieta -dijo mi secretario Smith que estaba caminando a mi lado con unas carpetas en la mano de las cuales tenía supuesto que estaba la información que le pedí sobre el joven con el que quiero casar a mi nieta.
- ¿Ya averiguaste dónde Jack Naismith está haciendo su carrera Universitaria? Quiero toda la información referente a sus notas, a sus clases, a sus profesores, a sus compañeros de trabajo con los que se desenvuelve; con los que va a fiestas, cuantas horas pierde con chicas, lo que come, si va o no a clases, quiero saberlo todo.