A little bit of love

Diferente.

Capítulo 3

Natalia

Comencé mi día de una manera diferente salí a correr por la casa, para después ir a la piscina tenía ganas de nadar y tirarme con la ropa de hacer ejercicio, lo cual para mi abuelo sería una locura, pero esta vez estaba dispuesta a cometer tal locura; me quite las zapatillas de correr di una vuelta más descalza a la piscina y me lance en forma de bomba, para nadar dos vueltas y luego durar diez minutos como muerta flotando boca arriba en el agua. El sol dejo salir unos de sus rayos y me espante para hundirme salir e irme a duchar.

Al terminar baje a desayunar y me quedé observando las cosas de esta casa tan brillante como el oro que mi abuelo había construido para hacer feliz a mi abuela, al escuchar una voz que me llamaba por mi nombre, me despabile mirando rápidamente, se divisó a lo lejos la figura del abuelo.

-Si abuelo. – contesté al momento que lo vi más cerca del comedor, al abuelo no le gustaban los escándalos tan temprano en la mañana; decía que eran una falta de modales, pero a veces creía que estaba enferma cuando no hacía de las mías, sé que se enteró de mi escena en la piscina y por eso mejor prefirió estar cerca para llamarme y darme la noticia que no esperaba escuchar.

- Quiero que vayas a París por mí, estoy enfermo y mi doctor me prohibió viajar. -me dijo con una risa picaresca en su rostro, lo cual no me dio buena espina, mi sexto sentido me decía que algo en este viaje estaría fuera de lo común.

-Está bien, abuelo iré, no pude negarme deseaba ir a parís, respondí con una sonrisa en mi cara, pero esa sensación no se iba.

- Te vas en dos semanas, hare que la señorita Molín arregle tu agenda para que tengas tiempo de diviértete y mi secretario el señor Smith le agregue la agenda de negocios para que te vayas relacionando con la empresa y has algo que te guste también, sé que te gusta el teatro, conseguí dos entradas para que disfrutes de Mullan rogué con la señorita Molín. -dijo emocionado.

-Si abuelo, gracias. -dije saltando de la mesa y dándole un fuerte abrazo y muchos besos. -secretaria Molín cancela la agenda de hoy y vayamos de compras, le dije alejándome del abuelo y saliendo corriendo y saltando con los brazos al aire, como si me hubieran dado la mejor noticia.

-Si, como diga señorita. -dijo la secretaria, caminando a prisa detrás de mí para alcanzarme.

Subí rápido a mi habitación para cambiarme y elegí unos shorts en tela jeans y una blusa blanca con botines hasta los tobillos, para después coger mi bolso y salir.

Jack.

Al despertar con los rayos del sol dando a mi cara por la ventana del balcón vi a la rubia levantarse, coger su ropa interior, subirse delicadamente mi bata de toalla, sin hacer ruido la seguí hasta la sala de estar en donde dejo caer mi bata al suelo entrando las piernas en su vestido de colores negro y plateado que se cruzaban entre sí y subir el zipper lentamente, al momento que termino se giró en dirección a mi habitación y me vio observarla se me acerco  y deposito un beso en mi mejilla para irse por el pasillo de la habitación a recoger algo que había dejado lo cual no sabía que era.

Me fui a la cocina a buscar un vaso de agua, ya que había quedado sediento por la resaca y la noche de sexo increíble con aquella rubia fascinante. Fui a mi habitación para ducharme, Pero antes de entrar al baño pude ver que antes de marcharse escribió en el espejo con labial rojo "fue una noche espectacular, espero repetirla algún día”.

Me rio divertido sentándome en la cama y echándome hacia atrás en el preciso momento en que sigo riéndome. Me levanto de golpe de la cama y salgo a dar una vuelta al alrededor de mi sala y de pronto me suena el teléfono al momento que lo busco y contesto.

-Si diga. –respondí una vez descolgada la llamada y sin ver quien era aquella persona que llamaba tan temprano en la mañana.

-Hijo. -dijo la voz, resonante y constante de alegría matutina.

-Si papá, ¿qué quieres? -dije con extrema pereza y molestia al hablar, no éramos los padre e hijo ideales que todos veían en las revistas que entrevistaban al poderoso dueño de un emporio de empresas que trabajan con el turismo interno y externo de los países bajos; muchas veces nos llevábamos bien, pero otras veces nos llevábamos de la patada, demasiado tiempo ocupado para hacerle caso a su hijo o a su familia, hasta ahora que somos casi adultos.

-Que vengas a París tu madre está enferma, dijo preocupado, pero algo estaba fuera de lugar había hablado con ella hacia dos días y se escuchaba bien, que digo bien se oía de maravilla.

- ¿Papá tiene que ser un truco de ella? -dije para comenzar a cabrearme; ya que para verificar si esto es verdad tengo que viajar a Paris algo que no me agrada en lo absoluto.

-Ella esta interna hijo, ayer en la noche nos la llevamos de urgencia. -dijo para comenzar a preocuparme - ¿En serio no es una broma de mal gusto papá? Le pregunte expectante del asunto que en este momento pasaba por mi cabeza, el cual era que ella estaba bien y de pronto cayo en cama; pero de seguro no era una broma ya que cuando era más pequeño ella padecía de crisis de salud y eso me hacía dudar de que fuera una broma.

-Sí, hoy compro el vuelo ¡adiós! respondí para después colgar la llamada que me había sacado de mi casilla y del éxtasis de la fascinante noche que pase antes con la loca del espejo para irme a duchar.

En mi mente solo pensé que de verdad son uno de sus trucos para hacerme ir a casa, pero tengo que ver si es verdad o la intriga no me dejara estar en paz aquí.

Natalia.

Al llegar al centro comercial me dispuse a ir a comprar y pasar por las vitrinas de las tiendas y ver cosas que me gustarían, pero no estaría dispuesta a pagar porque no las usaría y entre mis planes estaba comprar un par de zapatillas de ballet color lilas con brillos que había visto en una revista de ballet, al pasar por las tiendas veo una que atrae mi atención.




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