A Mi Corta Edad

Undécimo Capítulo

Josh

 

No se si parezco un acosador sexual o algo por el estilo, pero no puedo solo quedarme en el sillón de la habitación de Elisa y que ella este durmiendo del otro lado de la habitación, así que aquí estoy incómodamente acostado justo al lado de ella en la misma cama que antes se veía tan espaciosa, pero que ahora se siente tan pequeña.

Es inevitable acariciar sus mejillas, están pálidas, un tanto frías no es como para alarmarse mucho, pero de todos modos me preocupa, también están suaves, pero si tan solo se sonrojara eso seria perfecto para mi.

No se mucho sobre Elisa, pero eso me atrae más hacia ella, no es que le haya hablado por atraerme físicamente, aunque no se puede negar que es hermosa y que sus proporciones corporales no están tan nada mal, pero creo que esta mal pensar así de ella en estos momentos, aunque solo estoy pensado en lo hermosa que se ve siempre. Elisa puede llegar a pensar que es invisible para el resto del mundo, pero en realidad siempre hace sentir su presencia sin que ella lo quisiera.

Mis amigos se han fijado en ella, pero a la final no le hablaban por pensar que es muy ordinaria, están muy equivocados, ella es fascinante, si tanto solo miras mas allá de la típica muralla de una chica nerd y antipática y solo te fijas en como ella adelanta sus tareas en la biblioteca, en como abraza y saluda de una manera tan cálida y cariñosa a la señora Margaret, en como cotillea con la profesora Cassandra, en como se va de este mundo al colocarse sus audífonos y escucha las melodías de Beethoven y en como mira el árbol del patio como si fuera lo más fascinante del mundo mientras lo dibuja con absoluto detalle.

Aunque siempre tiene la misma rutina de ir al instituto, entregar tareas, ser lista, adelantar las tareas, cotillear con la profesora Cassandra, dibujar el árbol, caminar hacia la cafetería mientras escucha música, acompañar a la señora Margaret a su casa y volver a su casa para luego encerrarse en su mundo como dice ella. Aunque ella siempre tenga esa rutina, para mi siempre va a ser un enigma.

Seguiría pensaban do en ella y su entorno, pero siento como su mano se mueve lentamente y luego para, me alarmo y me acerco mas a ella.

–Elisa, despierta, se que puedes hacerlo –mi mano sobre su mejilla la sigue acariciando, pero con mi otra mano agarro la mano que ella movió– todo depende de ti y no creo que quieras dejar sola a Margaret, que es como tu segunda madre, ella esta triste, pero si tu te despiertas su felicidad volverá. La profesora Cassandra esta histérica, todos los días tenemos pelea de quien se quedara en el hospital para cuidarte y yo estoy esperando te, voy a esperar lo necesario, pero piensa en ellas que son tu familia tu todo.

La miro y me pongo de lado para verla mejor, me acerco más a ella, su mano y la mía quedan en su abdomen, pero no la suelto.

–¿Sabes? En los ratos que tengo libre para comer y bañarme, le hablo a la chica que siempre se sienta contigo en clases para que me envié tu tarea, creo que te pondrías muy histérica si pierdes 3 días de clases, por lo menos si te levantas ahora podrás poner a hacer tu tarea y yo te podría ayudar –miro el montón de papeles que hay en el sillón en donde yo debería de dormir.

Siento un apretón en mi mano, la mano con la que agarro su mano, abro mucho mas los ojos para poder verla mejor ya que la luz esta apagada, me concentro en sus ojos a ver si se abren, pero no sucede. Siento otro apretón, pero entonces acomoda mejor su mano con la mía, miro nuestras manos, esto es interesante.

–Tu voz... –la escucho hablar, me sorprendo aun mas– Era raro el momento en el que te callaras, hablas demasiado.

Habla con cuidado como si quisiera aparentar que esta bien mediante su voz.

–He escuchado que hablarle a las personas que están en coma es bueno para que reaccionen mas rápido –respondo sonriendo le, aunque no me pudiera ver por aun tener los ojos cerrados.

No respondió con rapidez, pero sonrió, algo debió de haber pensado.

– ¿Has escuchado que las camas de los hospitales son para los enfermos y moribundos? – respondió con otra pregunta.

Me rió a carcajadas muy grandes, pero luego recuerdo que estamos a altas horas de las madrugada y la que se ríe es ella, pero la risa de ella no se escucha mucho como para despertar a alguien y se le ve que le duele al hacerlo.

–¿Todo bien? –pregunto preocupado apretando su mano.

Ella solo respira hondo y se acomoda para quedar cara a cara conmigo.

–¿Debería de avisar a las enfermeras de que ya despertaste? –pregunto nuevamente desesperando me su silencio.

–No lo hagas, sino no vas a tener tiempo de hablar conmigo –responde abriendo sus ojos, los contemplo, pueden ser de color chocolate, pero son preciosos– ¿Por que no has ido al instituto?

Frunce el ceño y me mira interrogante, esta enojada, para ella el ser responsable al 100% en el instituto debe de ser una gran prioridad de un alumno y que yo falte por cuidarla es acto justo para enojarse, a la final se varias cosas de ella.

–Puede que no haya ido, pero hago mis tareas desde aquí en las tardes y hago que mi primo las entregue por mi –sonrío de lado y ahora entrecierra sus ojos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.