A Mi Corta Edad

Segundo Capítulo

Uno para poder vivir en verdad la vida feliz, tiene que estar rodeado de personas que te quieran y sin muchos problemas graves. Todas las personas o por lo menos la mayoría quisieran tener una vida mejor. Sin embargo, otras están agradecidos que por lo menos están vivos. Aprendí eso por medio de mi silencio, cuando me fijo en lo que pasa a mi alrededor y veo que hay personas con vidas peores, entonces, dejo de quejarme y trato de sobrevivir y salir adelante. Pero como voy a salir adelante en un lugar en el que no me quieren ayudar, que me quieren hundir en la desgracia ¿Como?

Pero para una chica como yo, que tiene demasiados de problemas, en mi perspectiva, entonces, mi casa si es de lo peor.

Le doy gracias a Dios de que estoy viva, por pura suerte. Pero, quisiera que me ayudara un poco. Nunca he sido malagradecida, pero enserio tengo demasiados de problemas para tener 16 años. Son tantos los problemas que están divididos y después están subdivididos, eso no es normal. Pero, hablando de normal, nadie es normal, así que yo no podía ser la excepción.

El caso en sí es que no soporto estar en mi casa, sé lo que he dicho anteriormente, pero, ¿Sabes que es vivir toda tu vida en el mismo ciclo? No ¿verdad? Bueno, yo si y en estos momentos no quisiera estar haciendo esto, pero digamos que no puedo controlar mi cuerpo.

El trastorno explosivo intermitente, es mi peor problema y el que mas me afecta. Y todo empezó cuando tenía uso de razón o será mucho antes, no sé, pero si es así, entonces llevo sufriendo desde que nací, pero no lo sé.

Se supone que soy una loca, que debería ir al manicomio, pero los causantes de mis problemas si necesitan ir ahí, más que yo. Y lastimosamente los causantes son mis padres. No tengo ningún rencor hacia ellos, pero, mi cariño por ellos se fue, hace mucho tiempo.

Y en estos momentos, la ira acumulada en mi cuerpo quiere salir y no quiero destruir mi mundo, entonces debo de salir de aquí, lo mas rápido posible.

Agarrando lo necesario, salgo de mi habitación por la ventana y con total discreción salto al césped. Y para mi suerte esta lloviendo. Un paseo bajo la lluvia con Beethoven, me tranquiliza más que nada.

Así como los demás sueñan en alcanzar sus metas, yo hago igual, solo que más dedicada. Ya que soy la más sobresaliente de todo el instituto. Pero, en realidad no sé que hacer con mi vida, mi única meta es graduarme y ser la mejor del instituto. Cuando escucho la música de Beethoven, pienso que debería de ser como el, se quedo surdo y aun así siguió siendo un genial compositor y pianista. Tampoco es que diga que quiero ser la mejor pianista, solo que quiero lograr llegar hasta la cima, el problema es que no sé en que carrera o ocupación voy a llegar hasta la cima. Ese es el problema. Uno de tantos.

Y nuevamente me desespero y mi control sale de mis manos, al sentir algo vibrar en el bolsillo, pero me percato que solo es mi celular. Estoy mal.

Al verificar que era lo que pasaba, me fije en la hora y que Cassandra me llamaba. Con inseguridad abro la llamada.

–¿En donde estas? –exige exasperada.

–En mi cuarto ¿Por qué? –respondo nerviosa.

–Porque estoy en tu cuarto y no estas ¿En donde demonios estas?

–Mi padres –únicamente digo eso, ella sabe que significa– No pude controlar mi ira, así que salí.

La escucho suspirar y maldecir por lo bajo.

–Bueno, que tengo una idea que tus padres no podrán impedir –escucho como suelta una risita emocionada.

–¿Qué es lo que tramas, Cassandra? –pregunto preocupada.

–Te vas a quedar a dormir en mi casa y les vas a decir a tus papás que vas a dormir en donde una amiga, te dejarán ir. Ni siquiera tenemos que mentir–vuelvo a escuchar su risita emocionada.

Comienzo a caminar nuevamente, pero en dirección contraria, para llegar a mi casa

–Buena idea, ahora mismo voy para allá. Por mientras empaca mi ropa, cuando termines las dejas ahí, sales de la casa, me esperas en el carro y lo demás lo hago yo.

Corto la llamada y en el movimiento para meter el celular en el bolsillo trasero del pantalón, caigo al suelo. Lentamente levanto la vista al causante de mi caída..

–Perdón, en serio, en serio que no te vi –decía con verdadera culpabilidad.

Pero, ni la más verdadera culpabilidad hará que se me olvide lo que hizo en la mañana.

–Solo dame una mano ¿si? –el asiente y extiende su mano– Esta vez va a ser la excepción de lo que te dijo ayer de que nunca me toques, nunca me hables y nunca estés cerca de mi. Y solo por que me he caído por tu culpa.

Tomo su mano y el rápidamente me ayuda a pararme. Entonces, es cuando siento que su tacto descubre mis heridas y de inmediato las mira. Unos arañazos y una notable área en que se enteraron uñas se hacen lucir en las palmas de mis manos.

–¿Esto que es? –cuestiona enojado.

–¿Que te importa? –me deshago de su agarre y me voy.

Pero, como él es experto en meterse en mi camino, me agarra por el brazo, para pararse en frente de mi. Lo detesto.

–Si te lo pregunte es por que si me importa, me importa lo que pasa contigo. Entonces en estos momentos tu me vas a decir como y quien te hizo eso.

–Yo, yo lo hice –vuelvo a quitar sus manos encima de mi– Ahora, si no hay ningún inconveniente me voy y no me molestes más. Tu error conmigo a hecho que no te quiera cerca. Asume las consecuencias.

Comienzo a caminar tranquilamente, él no tiene nada que reclamarme a mi. Lo diré una y mil veces, no lo conozco, ni siquiera me se su nombre y quiere estar hablando conmigo. Si yo pensaba que yo era rara, entonces ese chico es más que raro ¿Cómo puede decir que yo le importo? Que patético.

Okay, somos dos personas desconocidas; se supone que el termino "desconocido" se refiera a algo que no conoces. Ninguno de los dos se conoce, entonces a ninguno le puede importa lo que le pasa al otro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.