Los rayos de luz descendieron suavemente sobre los ojos de la soldado Lanuel mientras está preparaba su equipo para continuar con el combate. Tal como había dicho su oficial superior, el fuego fae ardió toda la noche y los protegió de los ataques, permitiendo una noche de relativo descanso, pero ahora estaba a punto de acabar y ella debía alistarse para el combate. Sin embargo, su mente se encontraba en otro lugar.
Miró con esperanza hacia el este, hacia un lugar más lejano que el cañón en el que se encontraba ahora mismo, sus ojos se dirigen incluso más allá del valle y las praderas que se usan como tierras de cultivo, más cercano a los bosques, un pequeño pueblo, un corazón al que llama hogar.
<Quizás estés alistandote ahora mismo, -Pensó Lanuel- posiblemente afilando tu hacha, quizás estés mirando hacia este infierno, esperándome>
sus pensamientos fueron interrumpidos con un empujón de otro soldado que pasó a su lado, ante esto, Lanuel sacudió su cabeza de un lado a otro y se reprendió por su acción.
<Ahora no es el tiempo de pensar en nuestro encuentro, tengo que lograrlo aquí primero>
Rápidamente terminó de vestir su armadura y su escudo, sostuvo su maza, la cual decidió amarrar a su mano mediante unos retazos de tela para evitar que se cayera, y se dirigió con prontitud a su puesto en las filas.
“419” dijo para si misma
“¿Tan solo 419? -Respondió un soldado a su lado que la escuchó- Lanuel, necesitarás esforzarte más si quieres alcanzarme”
“¿Cuantos llevas tú?”
“422” exclamó con orgullo el soldado.
“No es exactamente un número del que hablar con orgullo -Respondió un tercero- yo ya casi llego a los 500, y he oído que el Oficial Muri superó los 1000, y que la mitad son reanimados”
“Venga ya, eso es imposible” Exclamó el soldado.
“No, yo si creo que el Señor Muri sea capaz de haber logrado esos números -Respondió Lanuel rapidamente- Lo he visto desviar ataques para que nosotros sigamos en formación, y en combate también…”
“Soldados listos -Interrumpió inmediatamente la voz del oficial Muri- El fuego Fae se apagará pronto, perímetro de escudos”
Rápidamente todos los presentes prepararon sus escudos y se pusieron en posición defensiva, una vez más un círculo que los protegerá de ataques, para luego aprovechar aperturas y contraatacar.
Cuando la luz del sol finalmente se asentó declarando el inicio de un nuevo día, el fuego Fae se apagó como una vela que había consumido toda la cera disponible. Rápidamente una nueva oleada de esqueletos se dirigió hacia las tropas que estaban preparadas, fue como si hubiesen esperado ahí toda la noche a que fuese su momento de actuar.
El combate continuó sin cambios durante toda la mañana hasta que el sol estuvo en su zenit, entonces Lanuel sintió cómo la tierra temblaba.
“Señor, algo se acerca” Informó inmediatamente.
“Lo sé, atentos, aún no sabemos qué es”
A medida que avanzaba más el combate la tierra temblaba con mayor intensidad, algunos pensaban que era un devorador acercándose, pero los devoradores son bastante notorios en su actuar y ya habían visto alguna criatura salir volando por su embestida en el camino.
Finalmente, hubo un gran temblor de tierra y desde el centro del círculo defensivo surgió una enorme criatura parecida a un gusano hecho con cuerpos putrefactos, Esta criatura surgió con gran fuerza, levantando sedimentos de tierra y algunos soldados que estaban en su turno de descanso.
“¿Qué demonios es eso?” Gritaron las tropas.
“Círculo exterior, mantengan la posición, segunda línea, formen un perímetro interno, quienes estén vivos aun de los que estaban en espera, alistense para atacar, Lanuel, reporte” Dijo rápidamente el Oficial Muri.
“Señor -Respondió inmediatamente Lanuel mientras observaba a la enorme criatura cuyo cuerpo sobresalía al menos 6 metros sobre el suelo- Criatura desconocida, Composicion muscular, sin formaciones oseas visibles, posiblemente estilo Crassiclitellata”
“¿Crassi qué?” Gritó el oficial.
“Parece una lombriz gigante”
“Pues haberlo dicho en un principio, y cómo matamos esa cosa”
“Me encantaría saberlo, Señor”
En ese momento la criatura se movió, su enorme cuerpo, que estaba principalmente bajo tierra, hizo que el suelo se sacudió fuertemente, haciendo perder el equilibrio tanto a vivos como a no muertos, con el acto, aprovechó para atacar a un soldado distraído, su parte frontal, que parecía una pared compuesta únicamente por brazos y piernas a los que se les había removido los huesos, cubierto de un extraño aceite y cruzados entre ellos cual si unas trenzas se tratara, empezó a dirigirse hacia las tropas que habian caido al suelo.
la criatura era bastante desagradable tan solo de verla a la lejanía, pero mientras se acercaba a el primer soldado en el suelo las extremidades entrelazadas empezaron a soltarse entre sí, dejando ver una extraña forma que hacía las funciones de boca, aunque esta parecía más el desgarro de un saco de tela que una boca. Al hacer esto, se podia ver hacia el interior de la criatura, miles de huesos rotos y aun sangrantes formados en placas para simular dientes como los de un tiburón, todos apuntando hacia adentro de la criatura para permitir el ingreso de objetos, pero no la salida.
Una vista desagradable que causara pesadillas hasta al guerrero más experimentado, la última vista del pobre soldado, que solo pudo gritar de miedo antes de ser devorado por la criatura en un único movimiento.
“Maldita sea” -exclamó el oficial Muri- “Soldados, de pie, este no es momento para dudas”