Era una pesadilla sin fin, que me cegaba del presente envolviéndome cada noche ante su recuerdo.
Y acercarme parecía ser un paso sencillo para continuar con mi vida, pero el camino me guio a sentimientos completamente nuevos e inexplicables.
Temor.
Solo era temor.
Era temor por fallar a la persona que me demostró que lo nuestro es inmarcesible.