A Pesar De Todo

C A P I T U L O 4

Holly Wright

Ya era de noche, afortunadamente hoy había sido un buen día, me habían llamado mis revoltosos y sin duda eso me alegró.

Cómo le había dicho a la garrapata me dirigí hacía su heladería, si pensé en no venir ya que  estaba cansada y me dolía el cuerpo pero  un poco de helado no le hacen mal a nadie, empuje la puerta provocando que la campana sonara.

Me sorprendió ver a gente todavía en el local ya que  era demasiado tarde para un poco de helado,  me acerque al mostrador donde había una chica con una sonrisa cansada y forzada.

—Disculpa ¿Sabes dónde está Cameron?

Ella me vio confundida pero asintió con la cabeza se  fue del mostrador, espere unos minutos hasta que la presencia de alguien me hizo levantar la vista.

—Supongo que estas lista —me dio una de sus lindas sonrisas.

—Sí.                                                                   

No demostré ninguna expresión facial como él algo que supongo él se resignó y salió del mostrador por la puertita que estaba en la esquina, me  guio hasta una mesa en la esquina con dos menús ya puestos en la mesa.

—¿Cómo fue tu día? —pregunté sin levantar la vista del menú.

—Algo ajetreado, pero valió la pena la espera.

Una sonrisa tierna se quiso escapar de mis labios  pero no lo permití.

—... ¿Ya sabes que pedir?

Negué ignorando el hecho de si me veía o no y trate de leer lo que había en la carta. Todo sonaba exquisito, una gran cantidad de postres tan sencillos que se antojaban. Estaba desde una helado hasta un antójale  pastel con cajeta. De tanto leer y saborear la boca se me estaba llenando de agua y empeoro al ver una crepa con una bola de helado de vainilla encima de esta adornada con cajeta.

Una chica se acercó a nosotros cuando Cameron la llamo. Sacó sus notas y preguntó que deseábamos ordenar. Empecé yo y pedí la crepa. Cameron pidió un pastel de chocolate  y la señorita se retiró diciéndonos que volvería sin demora, llevándose consigo nuestros menús.

Cuando se fue se formó un extraño silencio donde solo existía él y yo, no era incomodo eso era seguro pero tampoco deseable así que solo deje que las palabras brotaran de mi boca.

—Es curioso que haya alrededor de 7.53 miles de millones de personas, cinco continentes, ocho planetas, al menos dos galaxias y un mismo universo — añadí una pausa retirando un mecho de cabello de mi frente —y aun así somos egoístas. Creemos que  el mundo gira a nuestro alrededor  pero no es cierto...

Me permití mirarlo, quizás esperaba su respuesta o quería ver cómo se lo tomaba y una extraña sensación se instaló en mi pecho al verlo. Su mirada detonaba como si hubiera dicho la cosa más importante y asombrosa del mundo, me miraba de una forma intensa pero también importante. Desvié otra vez mi vista  cuando una chica llamó mi atención.

Fruncí el ceño  cuando note que estaba llorando mientras hablaba por teléfono.

—Además...—hable sin darme cuenta, mas sumida en mis pensamientos— No solo porque alguien te haya traicionado, lastimado, terminado, o simplemente no salió algo como lo esperabas quiera decir que nuestro fragmento de vida haya terminado. Como si nuestro mundo acabara de terminar. Tú no sabes si al otro lado del océano hayan perdido a una persona amada, o quizás pasen por pobreza, o solo tal vez, tal vez, a una persona le diagnosticaron una enfermedad terminal...y aun así siguen adelante. Ellos siguen caminando, se levantan y siguen con sus vidas e intentan dar lo mejor de ellos mismos...

—Holly— habló Cameron pero no le permití avanzar.

—Pero nosotros nos derrumbamos por reprobar un examen, o porque terminamos una relación o porque a algún ser querido no le importan los demás  y solo piensa en él y no en sus consecuencias de sus actos- acabe y lo observe, seguía serio y su ceño estaba más fruncido. Por un instante odie haberlo dicho. Quizás esto le haya afectado y no era mi intención.

—Es real— habló por fin con ligereza —supongo que todos sufrimos a nuestra manera, a veces más de lo que uno puede pensar o llegar a imaginar...

Su mano busco la mía y al sentir su calor y piel junto con la mía un hormigueo se extendió en mi cuerpo.

—La gente solo cree en el hoy y en el mañana y no se enfoca en apreciar lo que realmente tiene a la vista- su mirada era suave pero sus ojos café eran tan penetrantes  que por un instante olvide su cálida mano dando círculos ligeros en mi palma.— Y...¿Quién es?

Le lance una mirada desconcertada frunciendo el entre cejo-¿Quién es quién?

—La persona de la que hablas.

—Nadie— masculle negando repetidas veces y retirando mi mano de la suya.

Lo que provoco un suspiro de su parte.

Al poco rato llegaron los postres que pedimos cada uno y ambos comimos en silencio a excepción de unas cuantas preguntas sin interés. Saboree cada bocado de mi crepa como no tienen idea, el helado era verdaderamente bueno pues no se derritió a pesar de no comérmelo rápido. Y Cameron me dio a probar de su pastel, aunque fue mucho chocolate hasta para mí.

—¿Te gustó tu postre? —preguntó cambiando de tema.

—Está muy rico —dije todavía con el bocado en la boca.

—... Me dijiste que trabajabas aquí para rentar un departamento ¿no es así?

—Ajá, pienso ahorrar para conseguir un lugar económico.

—Ahora  ¿Dónde vives?

—Estoy en el Campus, pero me quiero cambiar a otro lugar lo antes posible.

—Mmm, en el departamento donde vivo hay un lugar que lo están rentando no está muy lejos de la universidad.

Era cierto, en el piso de la vieja amargada y metiche estaban rentando un departamento.

—¿Crees que me alcance?

—Bueno, el edificio ya es algo viejo pero conserva su encanto y no está en malas condiciones, o no tan malas pero de seguro puedes llegar a un precio accesible con el dueño.



#4769 en Joven Adulto
#22770 en Novela romántica

En el texto hay: secreto, amor, chica fria

Editado: 16.04.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.