A Pesar De Todo

C A P I T U L O 1 2

 Septiembre 17

Tres semanas habían pasado, mi relación con Cameron era casi normal.

Tenía que remarcar que había una tensión rara entre los dos, pero como había dicho, me incluía un poco más en su vida o al menos la cantidad que le permitía.

No estaba acostumbrada a este proceso que estaba pasando con él, las personas más cercanas a mí las conocía desde siempre no había nada que averiguar nada de ellas.

Pero con la garrapata era todo un proceso diferente, y a veces era un poco incómodo pero intentaba dar de mi parte, de una manera que no entendía se había vuelto una parte constante de mi día a día, y si él quería permanecer como mi amigo tendría que pasar este proceso.

Me revise una vez en el espejo, Cameron me había obligado a acompañarlo a visitar a su familia que se acababa de mudar ya que Cameron no era de aquí (Dakota del Norte) al igual que yo, los dos nos habíamos criado en lugares distintos, él por su lado había nacido en un pueblo cerca de Phoenix Arizona y yo de Helena en Montana.

Si lo pensaba era curioso.

Me impresionaba era que a pesar que vivíamos del otro lado del país nos logramos conocer.

Y aclaro que no lo digo de forma romántica, solo me hace pensar que tal vez por algo tenga que conocer a Camarón, no creo en las casualidades ni en el destino y menos en esos accidentes, pero si Dios hizo que conociera a Cameron me intrigaba saber el propósito.

Agarré mi mochila, le avisé a Mali que estaría afuera y me dispuse a esperar a Cameron a fuera de su departamento después de tocarle varias veces la puerta.

—¡Pasa! —se oyó un grito desde adentro.

Sin estar muy segura abrí la puerta lentamente.

El departamento se encontraba normal, tal vez un poco más desordenado pero en general se mantenía bien.

—¿Cameron? —pregunte revisando asomándose ligeramente por las acotaciones.

—Voy —en menos de tres minutos ya tenía a Cameron frente a mí.

Lucía una playera gris con franjas blancas, unos pantalones de mezclilla con sus zapatos negros y su cabello desordenado.

—¿Estás lista? —pregunto escaneándome con la mirada, me quedé callada porque justo yo había hecho lo mismo, así que me límite a apretar los labios y asistir con la cabeza.

Me contestó con un okay, agarro sus llaves junto con su chaqueta y cartera.

Aproximadamente alrededor de una hora llegamos.

—¿Estás seguro de esto? No me refería a esto cuando hable de que te abrirás más —ladee la cabeza —tal vez piensen otra cosa o...

—Estoy seguro —hablo interrumpiéndome —Sí, es probable que estoy sea extraño pero quiero hacer esto, y antes de que huyas lo voy a decir, quiero hacer esto porque en tan poco tiempo te has vuelto de las personas más importantes que tengo, básicamente eres mi única amiga —pato unos segundos pensando—y quiero hacer esto.

Aplane mis labios en una fina línea y asentí.

Bien Holly, esto es lo que tú habías pedido.

Me baje del vehículo sin pensarlo dos veces, por el rabillo del ojo vi como Cameron imitó mis acciones así quedando frente a la puerta.

—Vamos —susurro el chico.

Tocó suavemente la puerta hasta que una bonita niña abrió la puerta.

Sus ojos se abrieron hasta más no poder y empezó a dar saltitos en su lugar. Cameron con una notoria alegría la abrazo cargándola por breves momentos.

Después de dejar en el piso el castaño se hizo aún lado dejándome verla con más calma.

Le calculaba unos siete u ocho años aproximadamente, tenía el cabello rubio y largo con unas sonrojadas mejillas y unos ojos azules. Llevaba un vestido azul con flores.

Ella me analizo creando un silencio un poco largo.

—Me llamo Holly.

Llame su atención obligándola a mirarme a los ojos, la pequeña me regaló una hermosa sonrisa y se aproximó a mí.

—Mucho gusto señorita me llamo Zoe —dijo extendiendo su mano algo divertida se la estreché.

—Un gusto Zoe —enuncie mirando fugazmente a Cameron que nos veía con una sonrisa divertida.

—Mamá se va a enloquecer con la llegada de ustedes —chillo entrando a la casa.

—Es una niña encantadora.

—Sí —rio —me sigue sorprendiendo la manera en la que habla, Lee y ve muchas películas de 1800.

—Ya, eso lo explica —comente riendo.

—¿Quieres pasar—cuestionó después de unos segundos.

Asentí con la cabeza siguiendo a Cameron.

—Oh mi bebé —dijo su madre con euforia acercándose al susodicho, envolviendo lo en sus brazos.

—Mamá, no respiro —dijo la garrapata con trabajo.

—Lo siento bebé estoy algo emotiva.

Se separó de su hijo para después verme.

—Uy, veo que trajiste a alguien contigo.

—Así es mamá, me dijo que se llama Holly y me gustaron sus ojos —llamo la atención Zoe hablando como si entregará un reporte.

—Ya veo —dijo con calma —me alegra que estés aquí Holly, y antes de ahorrarnos las formalidades dime Loi.

—Mucho gusto Loi.

Loi sonrió a más no poder y nos invitó a sentarnos.

—Y díganme, ¿Son novios, amigos o...? —cuestiono Loi dejando la pregunta al aire.

—Somos amigos —hable casi de inmediato.

—Oh ya veo y ¿Dónde se conocieron?

—En la Universidad, ella estudia ahí e incluso compartimos algunas clases.

—Me parece fantástico, ¿Cuéntame de ti Holly? Y antes que nada disculpa mi comportamiento soy bastante entrometida.

Está bien Holly, se amable por una vez en tu corta vida y no seas tan cortante, te lo suplico.

—Soy de Helena en Montana, tengo a dos hermanos menores ehm, estudió arte —hice una pequeña pausa rascándome la muñeca —Perdone Loi, no se me ocurre mucho que decir.

Le di un intento de sonrisa, ella me veía con entusiasmo y eso no ayudaba a sentirme cómoda hablando de mi misma.

—Está bien querida, no te preocupes, a todos nos pasa, es como si el cerebro de reseteará —comento riendo —Bueno, vamos a cenar al rato así que si gustan pónganse cómodos.



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En el texto hay: secreto, amor, chica fria

Editado: 16.04.2023

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