A Pesar De Todo

C A P I T U L O 1 4

Diciembre 16

Había  pasado casi un mes desde que conocí a los papás de Cameron.

Nuestra amistad se fortaleció cada vez más al igual que la amistad de los chicos con Cameron y hemos procurado vernos aunque sea una vez a la semana, todos.

Sí, incluido Cameron.

Respecto a las carreras, tuve un problema con el señor Fredricksen respecto a la falta que habían hecho los demás competidores y la fecha en la cual tenía que volver.

Sabía perfectamente que no había mucho que hacer al respecto, las reglas eran claras, puedes hacer lo que desees en la pista siempre y cuando no comprometa a las autoridades y mientras que esa regla se cumpliera al pie de la letra no podíamos decir ni una sola palabra.

Así que tuve que volver a correr a los pocos días de mi viaje con Cameron, procure cuidarme cada vez más, fue un error de mi parte ausentarme más de una semana solo demostré que me afectaron y que en el momento que llegaran más participantes yo daría tres paseos hacía atrás.

Las carreras son claras, mientras que las carreras sean clandestinas todo lo ilegal puede estar ahí y nadie te obliga a meterte o a salirte pero si estas compitiendo tienes que demostrarle a los demás que eres el que manda de lo contrario puede volver a suceder el suceso de hace unas semanas.

Sacudí mi cabeza despejando todos los pensamientos, tome una barra de granola junto con una manzana y un licuado y lo metí a mi mochila, estaba casi segura que después me dolerá el estómago de hambre pero era tan temprano que no tenía apetito.

Me dirigí unos minutos después a la universidad, salude a los chicos mientras que me acompañaban a mis clases y es que no compartíamos ninguna, mi carrera no compartía muchas similitudes con la de los demás.

Creo que se me hizo algo tarde.

El salón estaba casi lleno y por suerte el profesor aún no entraba y gracias a que todos me aman había una persona llena de bacterias en mi lugar.

Agh.

No me faltaba el ánimo de ir a reclamarle pero de solo pensar en la irritante voz de la persona me hacía pensarlo dos veces, así que resignada barrí con la mirada donde había un asiento libre.

— No me haría mal una compañía femenina —anunció una persona que estaba sentada en la mitad del salón pegada a la ventana observándome.

Ten en consideración que aunque no puedas hacerle algo, solo imagínatelo ahí nadie te juzgara pequeña Holly.

Vaya, hoy por fin estamos de acuerdo en algo.

A paso de tortuga fue hasta su lugar y me senté en el asiento de alado, aunque sea no era una mala ubicación, podía ver las gradas.

— Me llamo Marcel —anunció.

— Un gusto no me interesa —El chico arrugo sus cejas disgustado.

— ¿No me dirás tu nombre?

— No para ser sincera — se llevó una mano al pecho dramáticamente.

—Me dueles no tengo nombre, tal vez nos podríamos llevar bien.

No me interesa, no soy de las personas que les gusta socializar ¿sí?

—No, no es por ser un egocéntrico pero na...

—Adivino, ¿nadie te dice que no? Por favor muy típico de tu parte no me interesa.

—Señorita Holly ¿tiene algo que aportar a la clase? —pregunto el profesor llamado la atención de todos.

Rayos.

— La iluminación en la pintura —leí el titulo procesando, me levante de mi asiento y hable más fuerte —la luz tiene un gran valor estético, ya que su combinación con la sombra y con determinados efectos lumínicos y de color puede determinar la composición de la obra y la imagen que quiere proyectar el artista.

La cara del profesor se contrajo, me ignoro y siguió hablando mientras que me volvía a sentar.

—Así que Holly —dijo con una sonrisa egocéntrica.

—¿SI? No me importa.

Marcel solo lanzo una carcajada mientras negaba con la cabeza.

El resto de la clase Marcel se la paso molestándome, cada cinco minutos me tenía que tranquilizar para no darle un puñetazo en su cara y donde atinara mi puño.

Podía jurar que el mundo se me ilumino cuando la campana sonó y tan rápido como la oí recogí todas mis cosas y hui del aula.

Afortunadamente el resto de mis clases no las compartía con ese chango apestoso sino las compartía con Cameron.

No podía negar que la diferencia no era mucha, los dos eran molestosos e irritantes pero definitivamente prefería a Cameron por el hecho de que no era un desconocido.

Entre al salón siendo por fin de las primeras en estar, este día me había gritado que me odiaba estaba llegando tarde a clases.

Me senté en mi lugar habitual esperado al intruso.

— Hola Blueberry —me saludo con una gran sonrisa.

—Hola garrapata.

—¿Cómo te ha ido?

— Sobreviví a un chimpancé irritante.

—¿Chimpancé? —cuestionó divertido.

—Sip, le falta inteligencia para ser una persona —respondí encogiéndome de hombros —de hecho a veces creo que se parece a ti.

Cameron se rio mientras el profesor entraba al salón y comenzaba su clase.

— Cameron —lo llame picoteado su hombro para llamar si atención.

El chico se giró en mi dirección alzando sus cejas, respire hondo y hable.

— Si no estás ocupado en la tarde me gustaría mostrarte un lugar —informe, hablando tan rápido que apenas yo me entendí.

El me regalo una amplia y tierna sonrisa mientras acepto mi solicitud.

Bien Holly ya lo hiciste.

Una vez salimos de la universidad nos pusimos de acuerdo para ir al cine en la semana y en cuanto todos aceptaron la oferta Cameron y yo nos marchamos.

—¿Quieres pasar al edificio para irnos en tu carro o no te molesta ir en mi moto?

Cameron pareció pensarlo pero al final accedió irnos en mi bebé, le advertí que al inicio no hiciera preguntas lo cual él acepto sin ningún problema, después de nuestra pelea me ha dado el espacio para contarle mi vida a mi tiempo y es algo que le agradezco, no es muy cómodo que sientas una presión al momento de contar algo.



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En el texto hay: secreto, amor, chica fria

Editado: 16.04.2023

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