A Primera Vista

13. Banquete de libros

—No me estás llevando a casa—le acuso a Luc.

—Quizá se me descompuso el GPS.

—Creí que en un año que llevabas en Punta ya te sabías las calles.

—Te sorprendería saber las cosas que he aprendido en Latinoamérica. 

El coche de alta gama de Luc no es el descapotable de Sebastián, pero es espacioso, tapizado de cuero, pantalla al frente y cambios automáticos además de un techo vidriado con deslizador y muy ameno en su climatización aunque solo las ventanas bajas dejando entrar la brisa marina es más que suficiente de mi parte. Pese a ser enero, es un clima super amigable el que se respira, suele ser así también en algunas playas porteñas, pero aquí juzgaría que es un tanto más fresco.

—¿Conoces Buenos Aires?—esa pregunta me la acaba de sugerir su indicación más bien “zonal”.

—Conozco, sí.

—¿Ciudad?

—Mmm, fui a una fiesta en ¿Mar del Plata?

—Sip.

—Conozco también el obelisco, estuve en un vecindario que se llama igual que una zona de Italia. Mmm, ¿Palermo?

—Si, sí. De hecho, técnicamente hablando creo que no sería un barrio, pero es muy bonito Palermo.

—Sí, tiene su encanto, es muy europea Buenos Aires, algunas esquinas me hacían sentir como en Madrid.

—Alguna vez escuché que el acento argentino y la personalidad de los argentinos tiene muchos puntos en común con los italianos.

—Conozco Italia y a los italianos, sí. Puede ser, son muy “avasallantes” para hablar y en sus modos de ser, ¿puede ser?

—¿En qué sentido?

—Es decir, no sé si he usado la palabra correcta, aún me estoy adaptando del francés al castellano, me refiero a las chicas argentinas que ven a un hombre y de inmediato le quieren quitar la camisa o la chaqueta.

—¡Oye!

—O se arrojan el café encima para que le presten atención.

—¡Basta, eh! ¡Ya entendí!

—Lo peor es que se meten al agua sin toalla todo para que otro las arrope y las toque, son especiales las chicas argentinas.

Le suelto un codazo en el coche y debo admitir que me saca una risita, pero él se ve muy divertido a carcajadas, es experto en molestarme.

Acto seguido detiene el coche frente a una librería y miro en todas las direcciones buscando el restaurante que es suyo.

—¿Dónde estamos?—le pregunto.

—Pensé en invitarte nuevamente a cenar.

—Esta vez me toca a mí invitar.

—Sé lo que significa emigrar y empezar de cero. Estaré complacido de que me invites una vez que cobres tu primera quincena.

—¿Pagan por quincena?

—Depende tu acuerdo, pero supongo que si.

Eso implica tener efectivo antes de lo esperado, ¡es asombroso!

—Acepto. Pero puedo pagar mi propia cena, te lo advierto.

—Ay, sí, tú, chica independiente—me dice en tono burlón y esta vez sí que me molesta, pero se echa a reír mientras se baja y yo le sigo el paso.

—Es decir, que en un año podré ponerme mi propio restaurante y en cuestión de unos días más ya tendré mi propio coche—le digo, dejando en evidencia que tampoco es que sea tan buena la paga.

—Todo es posible con la ley de atracción.

Le miro en gesto de “okay, vamos” y procede a empujar la puerta de una librería que permanece a media luz.

—¿Qué haremos acá?

—Cenar.

—¿Libros?

—Saben delicioso. Ven, pasa.

—Qué bien, más de una vez reemplacé una buena cena por un buen libro.

—Mi plato favorito son los Dostoievskis a la pomarola.

Suelto una risita y entro con él a la “librería”, siguiéndole luego el paso hasta atravesar una puerta que señala “sala de lectura” y la música primero, seguida del delicioso aroma a comida recién hecha me llega como una caricia al corazón.

—¿Qué clase de resto bar escondido es este?—pregunto, advirtiendo que el lugar sigue con paredes repletas de libros.

—Alimenta mente y cuerpo. Es el slogan del lugar.

—¿También es tuyo?

—¿Cómo supiste?

—Lo decía en broma.

—¡Oye, Luc, qué tal!—le saluda uno de los camareros.

—¡Jefe, buenas noches!—le dice el barman.

Y le miro con sorpresa.

—Madre mía, ¿en serio eres el dueño de este lugar también?

Me guiña un ojo y me invita a una mesa.

—Además de la cena, esta vez, podrás llevarte un libro de cortesía. Elige.

¿Qué? Okay, no sé qué clase de magia oscura hice, pero ¿todo esto va en serio? ¿De qué clase de submundo ha salido Luc y por qué hay algo en él que no me cierra del todo?

¿Será él el verdadero mafioso y no Sebastián?

 




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