¡Maldición! odio el metro, todas estas personas intentando entrar en un lugar tan estrecho ¿joder, es que no ven que no caben mas personas? ¡Si es que apenas puedo moverme!, estoy rodeado de tantas personas que me sofoco y para empeorar las cosas aun mas un imbécil tiene su mano en mi culo, no se si esta tratando de robarme la billetera o es que simplemente le gusta tocar.
–Tío, ¿podrías moverte un poco? –. Le digo.
–Pero a donde coño quieres que me mueva si apenas hay espacio.
–No lo se, ¡pero quita tu mano de mi trasero, imbécil!.
Luego de murmurar lo que probablemente sean insultos y unos cuantos gruñidos, el hombre se mueve solo para que rápidamente otra persona ocupe su lugar, pero donde había una mano... ahora hay otra cosa, deseando que no sea lo que estoy pensando, miro por el reflejo de la ventana y ¿que es lo que me encuentro? Pues un tío con una gran sonrisa de idiota la cual me gustaría quitársela a hostias y que para colmo esta recostando su entrepierna de mi, específicamente de mi trasero, en un intento de apartarlo de mi, lo empujo pero el muy bastardo ni se mueve, trato de acomodarme mejor para quitarme esta gran molestia (y no me refiero a... Ya sabes que) de encima pero en este tubo metálico de mierda apenas si puedes moverte un poco, respiro profundamente para calmar mi ira e intento hablar con el.
–Oye tío ¿podrías moverte un poco? –. Le digo con toda la calma que puedo acumular.
–Lo siento amigo, no hay espacio a donde moverse.
–Vamos hombre, estas demasiado cerca de mi –. Su sonrisa se ensancha como si disfrutara el momento, se acerca un poco mas a mi y entonces me susurra al oído – lo se.
Furioso, lo empujo con todas mis fuerzas pero solo consigo que se mueva unos pocos centímetros además de ganarme unos cuantos insultos de la gente.
–No te resistas, puede que a la final te guste –. Dice y luego me guiña el ojo ¡SERÁ GILIPOLLAS!. Trato de empujarlo de nuevo pero no tengo punto de apoyo y lo único que consigo es que se recueste mas de mi (si es que se puede estar mas cerca). Cansado, solo me queda esperar a que se baje en la próxima estación o el viaje sera muy largo e incomodo.
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Han pasado unos cuantos minutos y a medida que el tren pasa por estaciones este se llena mas y mas al punto que las personas que están afuera deben empujar para poder entrar mientras que los que ya están adentro lanzan una gran cantidad de de insultos y groserías.
–¿Con esa boca besas a tu madre? –. Le dice una señora a un chico luego de que este lanzara una gran cantidad de malas palabras solo porque le ensuciaron los zapatos, ¿es que no sabe que esta en el metro?, salir con los zapatos sucios es lo menos que te puede suceder aquí. Por otro lado dos hombres se ensartan en una discusión (probablemente política) que al parecer no terminará en nada bueno, yo por mi parte solo me limito a aguantar a el invasor de mi espacio personal que no ha dejado de sonreír.
Luego de pasar por dos estaciones el tren ya esta hasta su máxima capacidad, pero eso no significa que alguien intente conseguir un hueco por el cual entrar. Pasan unos minutos y mientras vamos por el tramo entre estaciones el tren se detiene y no se mueve por un largo rato.
–Estimados usuarios, lamentamos anunciarles que el sistema metro presenta un fuerte retraso –. Avisa el operador desde el megáfono –por favor esperen pacientemente hasta que el tren inicie nuevamente su marcha.
–Como si pudiera hacer algo mas que esperar –. Dice una mujer a mi lado, luego mira su reloj y suspira –cada vez es peor viajar en metro –. Me mira y yo asiento mientras le doy una sonrisa cansada, luego saca su smartphone y hace una llamada indicando que llegará tarde a la reunión. Recordando repentinamente a donde me dirijo, imito a la mujer, pero primero decido miro la hora, ¡maldición! Voy cinco minutos tarde y aun falta mucho recorrido, suspiro y luego marco el numero de la oficina de mi jefe, espero unos segundos y escucho la voz de su secretaria.
–Oficina del señor Diaz ¿con quien tengo el gusto de hablar?.
–Hola Julia, soy yo.
–¡Ah! dejame adivinar, ¿otra vez tarde?.
–Si, pero no es mi culpa.
–Claro, nunca lo es –. Dice con tono burlón.
–Dime, ¿esta molesto?.
–¿tTu que crees? –. Dice mientras escucho varios gritos de fondo.
–Debo hablar con el, ¿podrías avisarle que estoy al teléfono?.
–Como quieras, de esta no te salvas.
–Gracias Julia.
–No hay de que, cariño.
A Julia y a mi nos contrataron el mismo día y hemos sido amigos cercanos desde entonces, debo admitir que yo quería algo mas, pero nuestra relación nunca pasaría de una amistad (ella me lo dejo muy claro), después de todo, estaba en contra de las normas de la empresa una relación entre sus empleados, en cualquier caso, aunque hiciésemos caso omiso de la normativa aun habría algo mas que evitaría una relación, pero es algo de lo que no me gustaría hablar, solo diré que tiene que ver con su, ejem... Sexualidad. Pero a pesar de todo seguimos siendo amigos, siempre que llamo a la oficina es porque llegaré tarde (algo que hago muy seguido), la verdad es que me quedé dormido, la noche anterior me quedé hasta tarde viendo el culebrón (si, soy hombre y veo telenovelas, no hay nada malo en eso), en este ultimo capitulo Ana Sofia Palacios descubre que Juan Carlos Alvarez del Castillo la engaña con su hermana. El capitulo terminó cerca de la medianoche y me acosté a dormir, debía levantarme temprano para ir a trabajar, a la mañana siguiente descubrí que el estúpido despertador no sonó, y que había dormido mas de la cuenta. Apurado, me arreglé lo mejor que pude mientras salia de mi apartamento lo mas rápido posible, no desayuné, no había tiempo para eso (algo de lo que ahora me arrepiento), salí a la calle esperando poder llamar un taxi pero el atasco en la carretera era horrible así que decidí ir por el metro, lo cual nos llevó a esta situación.