A principios de Julio

Agosto es frío...

El agosto siguiente, fue el más frío y húmedo de todos los agostos que he vivido. En ese mes apenas van cesando las lluvias, así que las calles con lodo y con malos sistemas de desagüe, no ayudaban en nada, más que para dar pretextos y faltar a fiestas o eventos.
Estuve encerrado en mi cuarto cuánto pude, hablando tan poco que mi familia tenía razones de sobra, para afirmar que estaba muriendo en vida.
Los días posteriores a mi ruptura con mi entonces pareja, solo pensé y pensé en que podía escribir, para que ella se sintiera menos... Miserable.
Mi madre me aconsejo de mil formas distintas, que le pidiera perdón, que intentase dar unas últimas patadas de ahogado, aunque después de lo que había hecho, bueno... No estaba de ánimos para hacer algo al respecto.
Tiempo después me di cuenta de que, es estúpido sentirse mal por lo que haces, en cambio, es completamente válido sentirse mal por lo que no consigues o logras, eso si es jodido.
Al final, escribí un texto de 5 páginas dónde expresaba mis sentimientos, aclarando mis actitudes y pensamientos los días anteriores, suplicando de tantas formas distintas que me otorgase el perdón, sentí que no había otra cosa más que decir al concluir el texto. Jamás lo envié, terminé cambiándolo a último minuto.
No es que fuese cobarde, creía que no era lo que ella debía escuchar, los días circundantes habían sido importantes para ella y quién se suponía debía estar en primera línea apoyándola, la había tratado tan mal que incluso hoy día, creo que aún no se ha recuperado, perdí mi lugar en su vida y lo acepté de la forma más madura que mi estado mental me permitió.

Mi relación con ella, empezó y terminó con el mismo ritmo.

Dos meses antes, había discutido con mis "mejores amiga y amigo", por una razón que en su momento consideré importante pero que hoy día, considero tan estúpida como perderse en el súper mercado.
Jamás fui alguien muy sociable, debido a ello mi círculo de amistades se resumía a un grupo de 6 o 7 personas que ocasionalmente me encontraba al caminar por la escuela. (Excluyendo los a "ellos") Por ello, tenía suerte de tener con quién sentarme a la hora del recreo o al salir, era mi pasión esperar hasta que algún profesor me corriera al acabar las clases.
Mi yo de aquel entonces, era distinto, solitario pero feliz, le daba cuando mucho la importancia que le daba a los programas de televisión, pero la discusión con aquellos dos, me había afectado un poco más de lo necesario.
En una de esas ocasiones en que me encontraba solo, llegó con toda la libertad del mundo a sentarse justo al otro lado de la banca dónde estaba yo, me miró, saludó y empezó a conversar conmigo.
No era una desconocida, era prima de la entonces pareja de mi "mejor amigo" así que habíamos interactuado un par de veces, pero no tanto como para que se diera esa libertad, claramente oculté mi incomodidad.

—¿Por qué tan sólo?
—Estoy aburrido
—Bueno... ¿Me cuidas mi mochila un rato?

Lo hice, no hace falta decir que me obligaron a hacerlo ella y su amiga; cuándo volvieron, ya era hora de huir de la escuela y yo, no tenía intenciones de ser acompañado en mi regreso a casa por ellas, así que hice tiempo pero, no funcionó.

Esta dinámica se repitió por un par de semanas más, en las que poco a poco fuimos hablando y acercándonos, hasta que finalmente... Me empezó a gustar.
Nuestra relación empezó el 18 de junio, 9 días después de mi cumpleaños y concluyó el 3 de agosto.
No sé que cara debió poner el día en que terminamos, seguramente fue horriblemente triste, apenas tenía 15 años cuándo me conoció, yo acababa de cumplir los 18.

«No hay ningún inconveniente. Tranquilo. ¡Nos vemos en la escuela!»




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.