Aquel hombre, de apariencia similar al que se retiró, se quedó mirándolo, primero con un ceño fruncido, una rabia que se le acumulaba, sin embargo de a poco, se fue suavizando.
Todos hemos hecho cosas, que la más seguro nos debemos arrepentir, sería lo lógico, pero existen personas que aun haciendo el mal a otros se sienten bastante bien.
Cada quien carga su culpa o lo que ha hecho, puede arrepentirse y mejorar, o disfrutar del sufrimiento ajeno y empeorar como un ser podrido.
Al principio podría ser que este hombre cayera en la segunda calificación.
No es su culpa del todo, el solo dijo lo inevitable, lo que sentía y podría utilizar a su provecho, conocía la maldad en el corazón de su hermano gemelo, y la exploto para su conveniencia.
Lamentablemente para él, le jugo mal y quedo encerrado en aquella prisión en cabo Sunion. Allí permaneció guardando odio y rencor contra el mayor.
Tomaría venganza lo haría contra todos los del santuario, controlar todo el mundo era un ideal que deseaba hacer.
Despertar y embaucar a un Dios, que al principio no deseaba hacer tanto mal o le daba igual la humanidad, solo con que el mar estuviera en orden.
Kanon quería más y más, nunca era suficiente.
Tuvo su momento de arrepentirse, disculpar con Atena y algunos dorados, jugó por el bando de la justicia al final de su vida.
¿Se rectificó?
Pues sí, se podría decir que sí.
Pero aun después de todo, lo vivo antes y lo que ha hecho ahora, se ha dedicado a ser alguien bueno, que juega bromas, divertido, incluso algo desesperante, en un buen sentido de la palabra.
Era su forma de demostrar algún tipo de cariño, sobre todo con Saga.
Al ser niños ambos fueron bastante cercanos, pero al entrenar y verse más distantes cada vez.
El corazón de uno pudo haberse llenado más fácil con el deseo de ser lo único que el otro quisiera.
Algo de celoso por parte del menor que ya no era el centro de atención completo.
Hizo lo que creía necesario.
Ahora su relación de hermanos estaba quebrada.
Pensaría que al volverse a ver, Saga lo despreciaría, pero… Le tomo tanto de raro, que no fuera así.
Al estar de frente, el mayor solo le dio un abrazo.
¿Quedaba todo perdonado?
Claro puedes perdonar a los demás, a veces más fácil que a uno mismo.
-No, no puede ser así de fácil- Susurro en silencio.
-¿Por qué no me odias más?-
-Maldita sea, soy tu hermano y te hice tanto daño-
-Ódiame, golpéame, despréciame, dime que me largue de tu templo… Pero- Golpeo con fuerza la mesa de madera en donde una naranja cayó al suelo.
-No seas un buen hermano conmigo- Se cubrió la cara con la mano que no estaba dejando salir su ira.
Eso era, no soportaba que Saga lo tratara bien, o por lo menos que no lo despreciaba tanto, le tenía paciencia, si le gritaba tanto y había discusiones, más el mayor siempre ponía la otra mejilla y prefería alejarse para pensar.
El otro se molestaba más, porque en el fondo, deseaba que el otro le gritara que lo odia, que se fuera, que de verdad era lo peor que la vida le pudo haber dado.
¿Expiar su pecado?
Solo entendía, que si una persona te hace daño, debes alejarte de ella y no tratarla bien, eso no es lógico.
Kanon se lo repetía una y otra vez.
Su hermano rompía con su punto.
-Saga… ¿Por qué no me odias?- Camino en dirección a su habitación.
Porque si, tenía un espacio privado en el tercer templo.
Saga insistió en que se quedara en el santuario con él, que podría ir y venir cuando deseara, este acepto.
Pero el menor, quería esto y a la vez no se lo esperaba.
Nunca se disculpó de alguna forma con el peli azul, al contrario parecía que no le hubiera importado en absoluto sus crímenes.
Obvio el mayor ni lo deseaba mencionar, con las tormentas mentales propias, ya no deseaba hablar de ello.
Puede sonar incluso incoherente, pero existen personas, que simple y sencillamente prefieren ya no hablar de algún tema que afecto a muchos y siguen sus vidas como si nada, sin disculparse, pero mejoren, nunca se disculpan.
Y los afectados los aceptan pues son familia, y la familia se debe perdonar.
Cada quien con sus ideas.
Ahora, cuando esto pasa, el que cometió los actos actúa como si nada, más en el fondo desearía ser tratado mal, que lo desprecien, lo hagan llorar, herirlo, un grado de masoquismo, pero no por satisfacción sexual, porque aún tienen ese grado de conciencia que les indica que el mal cometido, no se ira, al contrario esta allí, pero no pueden pedir disculpas.
Porque una parte de ellos se los impide, para muchos es difícil decir “Perdón” “Lo siento” Lo lamento” por qué creen que las palabras no sirven, las acciones sí.
Depende también de la otra persona.
Ahora viéndolo así, Kanon se atormenta porque un trato de hermanos es lo que menos merece.
Fue un maldito que destruyo los mecanismos de defensas de Saga, manipulo un Dios y cometió am cosas.
Pero… Nunca se disculpó con quien las cosas hubieran sido tan diferentes.
Quería recuperar a su hermano mayor protector, pero estaba tan lejos de lograr hacer algo.
Entre sus cosas, encuentro una muy vieja y maltratada foto de ambos, no debieron tener más de cinco años y sonreían.
-¿Ha donde se fueron esas sonrisas?- Se preguntaba aquello, no solo por su malestar, de no ser merecedor de un buen trato de parte del mayor.
Porque realmente no le importaba las opiniones de los demás.
Se daba cuenta que el mayor sufría en silencio, no se metería en ello, pero verlo como hace rato, le impacto.
Provocando que su sentir brotara de nuevo.
-Que idiota soy- Arrojo aquello al suelo y lo aplasto sin más.
Decidió salir del tercer templo, iría a molestar a quien fuera.
No soportaba estar en el mismo lugar que su gemelo, prefería perderse un momento, estar solo.
Seguir fingiendo que las bromas es lo mejor que dará, y que el hecho de siempre fastidiar a su hermano mayor es lo que siente y lo único que siempre será.