¿a Que Le Tienes Miedo?

Capitulo 10 (Inadaptabilidad)

Ese castaño de cinta roja, lo trataba de entender, ese sentimiento de estar fuera de lugar.

Por qué el mismo lo vivía a diario, aunque no fuera por la misma razón de Milo, ya que Sagitario no se hacia el tonto, no se esforzaba en hacer aquello, pero si en otra circunstancia.

Se retiró del lugar dejando a ese joven con su berrinche, le provocaba compasión, al fin de cuenta aun veía en sus compañeros a aquellos niños, que cuido junto con Saga, que alimento, enseño y acompaño en travesuras, pero como es que la existencia de una persona que complica en un segundo y con la misma acaba.

Decidió ir un momento a un pequeño lago, conocía su existencia y aunque ya ha pasado el tiempo, sigue siendo igual, como quisiera el que las cosas fueran como antes de que iniciara esta locura.

Jamás creyó que en algún momento de su vida…

Podría volver, tan tangible y de nuevo estar con todos…

Su muerte por injusta que parezca, porque así es, fue necesaria para que todo se desarrollara.

Con solo catorce años, perdió todo, agradeció que pudiera salvar a la bebe Atena, pero… Dejo a su hermano menor completamente solo.

La muerte fue solo un sueño largo, que después despertó en dos ocasiones, en la última lo que es ahora.

Al principio, todos alegres… Que volvieran a empezar, aun recordando sucesos que demostraban un tanto de rencor hacia ciertos compañeros, principalmente a Géminis.

Aioros, siempre con un corazón tan puro que parece irreal, lo perdonó sin más…

Algunos creyendo que en verdad es un tonto amante de los barrancos.

Pero no puede cambiar como es, o lo que cree que es.

Existe algo que puede no ser un miedo, porque es una realidad al fin de cuentas, y una muy aterradora.

Sagitario, ha hecho lo posible para encargar en este nuevo tiempo, pero se le complica demasiado, además que tiene un cuerpo de hombre adulto de veintisiete años.

Al principio se sentía tan ajeno a él.

Recién devuelto a la vida como todos, y despertar cada mañana se volvía bastante confusa, se miraba al espejo, creyendo que todos los eventos de los últimos trece años habían sido parte de una pesadilla, pero volvía a la realidad, como si un balde de agua le cayera encima.

La angustia que sentía cada mañana, sintiendo que vivía en el cuerpo de alguien más, que nada de esto le pertenecía.

Ahora esta es su nueva realidad y no por eso quiere decir que es mala.

Sentado sobre ese pasto verde, contemplando su reflejo, recordando que la última vez que se vio antes de morir por primera vez.

Ya no era ese adolecente, las cosas cambiaron en su ausencia.

Su hermanito menor, ahora es un joven adulto, que creció sin un hermano, escuchando tantas palabras de odio.

Se lamentaba que pasara Aioria por ese caos, trataba en esta vida estar junto a él, incluso volviendo a ser como ese hermano mayor sobreprotector que fue.

Varias veces el León dorado le molestaba ese comportamiento meloso, y se lo daba a entender.

Repitiéndole que no es un niño, que debería entenderlo.

El Griego mayor al escuchar eso… No decía nada…

Pero se guardaba su sentir en silencio, es un tema bastante complicado y no saber lidiar con ello

-Aioria… Si entiendo… Ya no eres un niño, pero… ¿Quién me entiende a mí?- Frunció el ceño de manera melancólica –Siento que lucho a diario por cómo debería comportarme ahora, pero los recuerdos de hace años, y ahora… Existe una diferencia muy grande… Un abismo que no puedo agregarle nada-

Es bastante reflexivo, algo que siempre ha sido, tratando de pensar en solucionar sus problemas, respetuoso, incluso ocurrente.

Tal vez esos atributos parte de la bondad en su corazón lo hacían un candidato perfecto para ser sucesor del patriarca en aquella época.

Su pesar, su molestia, el miedo, la frustración que presenta, solo se podría describir, como una forma en la que se siente completamente fuera de lugar, porque al fin de cuentas, él estuvo muerto durante trece años.

No creció como los demás, contando cada año, teniendo experiencias para ir creciendo.

No tuvo la oportunidad de hacer más misiones, de hacer locuras, de tener conversaciones, de sufrir, enojarse, llorar, no le dieron ese derecho.

Le arrebataron años, que no podría recuperar, jamás tendría recuerdos de los quince años hasta la fecha actual, sintiendo como una especia de tiempo perdido, lo cual no le ayudaba en lo más mínimo en su actualidad.

Incluso cosas tan simples como chistes locales, no los entendía.

Aun que se los explicarán, al final le decían.

-Deberías haber estado ahí-

Solo sonreía y afirmaba aquello, pero… Por dentro le causaba dolor.

No pudo ver crecer a esos niños que quiso tanto.

Pero… No odiaba, no podía hacerlo…

Comprendía un poco la afectación que provocó que Saga se comportara así, la lealtad de los otros que ayudaron a su muerte.

Tal vez, es porque dentro de su mente aún son esos pequeños que concia, y su mejor amigo de antaño.

Suspiraba con todos los pensamientos revueltos que tenía.

-¿Qué puedo hacer para no sentirme de esta forma?- Abrazo sus piernas, apoyando su mentón en las rodillas, contemplando aun su reflejó.

-Quisiera… Poder comprender todo, pero… Se me hace imposible. Nunca recuperare ese tiempo muerto…- Dejo caer una lagrima, no lo demostraba pero solía, ser tan ajeno a este tiempo.

Creer que no lograra nunca ponerse al día con todos.

Sentirse que no perteneces aquí, su malestar incrementa por su incapacidad de adaptarse a su entorno como quisiera.

¿Cuantas veces puede pasar eso en realidad?

Llegas a un nuevo lugar, no conoces a nadie, y de pronto ya tienes un papel que cumplir, donde todos esperan ciertas cosas de ti y tu solo hacer lo que puedes por inercia, tratando de integrarte, pero a veces es como si hubiera un abismo que te separa de todos.

Y no porque sean malos contigo o te ignoren al contrario ellos tratan de que enseñarte lo que debes hacer, lo que podría ayudarte.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.