Capítulo 3
Desilusión
El día de ayer había estado más pesado de lo normal que siempre, me había sentido como una porquería y hoy al parecer el panorama no cambiaba para nada.
Cuando llegue al salón de clase, tuve que hacer una actuación genial para que mi maestro no hiciera ni una pregunta, y gracias al universo, no se dio cuenta.
El día empezó a empeorar cuando para el receso, no tuve ganas de salir, así decidí que iría hacia la enfermería, el dolor de la espalda aun no lo sentía fuerte en mi cuerpo y eso me empezaba a preocupar, pero también sabía que en cualquier momento el dolor real regresaría, así que fui a pedir unos analgésicos para poder sentirme mejor después.
Wayne sabía que algo había pasado, sabía que necesitaba mi tiempo para poder decirle lo que pasaba, pero por su cara, estaba segura que no pensaba en ningún momento sobre que mi dolor de cuerpo era debido gracias a Phil.
Las pastillas ayudaron para que mi cuerpo se durmiera y se relajara, sentía incomodidad, no debido a mi cuerpo, sino con Cross.
Lo había estado observando más de lo debido son querer, y notaba la tensión cuando talvez quería ver el panorama completo del salón de clases, pero no lo hacía ya que cuando quería ver a mi lado, desviaba la vista hacia el otro lado.
Me sentía mal después de unas horas en clase a como fue mi comportamiento, no había razones para poder justificar mi malcriadez, estaba muy feliz que alguien pudiera haberme salvado de lo que pudo haber sido una golpiza más de Phil.
A estas alturas, no sabía si tenía las agallas para aguantar otro golpe y no hacer nada al respecto.
Pero también el tener la atención de la gente y ser el tema principal de los recesos en el instituto, era algo que yo quería evitar a toda cosa, no aguantaría ni un día sabiendo que mi vida personas e íntima fueran a estar en manos de todo el instituto.
Era una desgracia como persona
Y lo sabía.
Pero tampoco sabia como resolverlo.
✩
Me encontraba en mi habitación el día de hoy, no había asistido a clases debido a que tenía incapacidad por el resto de la semana.
¿Por qué?
La incapacidad era gracias a los espasmos y dolores que tenía por los empujones de Phil el lunes. Quería faltar a la escuela, pero no quería que fuera por esta manera.
Fue toda una odisea para que mi padre me dejara en el doctor una vez Sali del colegio el lunes, para cuando eran las cuatro de la tarde, no aguantaba mi cuerpo, estaba demasiado caliente y sentía que los músculos de mi espalda me pedían a gritos un baño y la cama.
Pensé que con eso se curia el dolor, pero cuando me levanté la mañana del martes, fue mucho peor.
Ni siquiera pude levantarme de la cama debido al dolor de espalda y fue ahí cuando me preocupe, me daba un temor horrible saber que mi padre podría preguntarse que tenía, pero gracias al universo, no fue así.
El doctor creyó cuando le dije que habíamos tenido un día pesado, y el dolor de espalda era provocado por la mala postura que tenía en clases—ya que estar con mi espalda recta como una señora, no era mi especialidad— me dijo que tenía que corregir la postura y luego de revisar la espalda, las cosa cambio completamente.
No sabía que aspecto tenía en ese momento, pero el doctor sabía perfectamente que no se trataba de una mala postura.
Fue ahí cuando tuve que decir mi segunda mentira.
Le dije que había tenido una pelea con una chica en mi instituto, y que de verdad no quería que mis padres se dieran cuenta, porque no quería ser castigada, que había venido al doctor, porque los dolores eran incontrolables y solo quería mejorarme.
Luego de unos momentos cuando pensé que me creería, me dijo que estaba muy bien, y me receto lagunas pastillas más, pero cuando mire la incapacidad de una semana, sentí como un Blade frio me caía en el cuerpo. Estaba muy nerviosa por mentirle a papa, ya que había hecho un trato conmigo misma que no volvería q mentirle de ninguna forma.
Pero como si por primera vez el mundo estuviera a mi favor por una vez en mi vida, mi padre se creó el cuento de la pelea y me dijo que tuviera más cuidado la próxima vez y me dejo reposar.
Aunque las cosas en casa hubieran salido de la mejor manera. en mi cabeza no lo estaban.
Era ya jueves.
Me levante de la cama y el reloj ya marcaba las once de la mañana, Wayne ya estaba en el instituto a estas horas, y Cameron, a estas horas en donde él vivía era de madrigada, así que no tenía con quien hablar. Me levante de la cama e hice una mueca cuando mi cuerpo se dobló para poder estar sentada, Camine con dirección al baño para poder tomar un baño y tratar de hacer de este día un poco productiva mientras estaba en casa.
Entre al baño y de frente a mi estaba mi espejo de cuerpo completo. Saque mi camisa y solo me quede en sports. Nunca usaba sostén debido a que se me había incomodos, así que nunca me acostumbre, aunque mi busto tampoco requería mucha atención.
Me saqué el sports y lo primero que vi fueron en las marcas de moradas que había en mis hombros. En ese momento me dio ansiedad el querer verme la parte de atrás de la espalda, ya que, si los hombros estaban entre morados y rojizas, la espalda estaba peor.
Los sollozos me dieron la bienvenida cuando me gire un poco aguantando hasta donde el dolor me lo permitía y miraba mi espalda, estaba de un verde y morada muy feo en el centro y cuando intentaba agacharme me dolía como la porquería.
Estaba muy triste y enojada conmigo mismo, porque una vez había permito que esta situación se me saliera de las manos, había luchado tanto por mantenerme a flote que cuando pensé que ya estaba casi por tocar el cielo, volví a caer en picada al suelo de un solo.