¿ A que saben las estrellas?

Capitulo 11: ¿El stand de........los besos?

—¡Marion!

Estoy muy segura que en mi vida he pasado penas ajenas que nunca le desearía a nadie, sería una dramática y mentirosa si no aceptara que hace unos momentos había hecho un drama, pero algo que molestaba era darle explicaciones a la gente cuando ni yo misma las sabias, y ponerme contra la espada y la pared no era algo muy inteligente.

Me acuerdo cuando perfectamente en la fiesta Canner y esta estaban muy pendientes de todos antes de emborracharse, pero desde luego no se les paso por alto el pequeño detalle que Cross y yo habíamos estados más juntos de lo normal.

No es era y tiempo aun me dije ese día al llegar a casa y recordar todo lo que había pasado. ¿tenia miedo? Si, lo tenía, pero esta vez quería hacer las cosas bien.

No importa lo que haya sucedido, pensé, no les da derecho de sobrepasar los límites con esos comentarios, se supone que son mis amigos, y en vez de ayudarme, están causándome pasar vergüenza con la persona que me atrae. No puedo decir que me gusta, ya que esas palabras aún muy fuertes para mí, pero eso no hace que mi problema sea menos grave.

Ya cansada de escucharlo detrás de mí, decidí detenerme y darme vuelta.

—¿Qué sucede?

—¿Por qué te vas así?, ¿A dónde se supone que vas?

—¿acaso importa? ...Mira, la verdad es que no ando de buenas y necesito espacio, para poder relajarme, Wayne sabe sobre estos ataques raros que tengo, pasara en un rato, así que no te preocupes, no pasa nada….

—entendido.

Sin más, se dio la vuelta y regreso al establecimiento.

Genial, todavía pasaba vergüenza y además de eso, no actuaba con cordura, es obvio que estarán cabreados por dejar el proyecto atrás.

Pero la verdad es que, en estos momentos, lo que sucedió en la mesa me tenía con la mente perdida re…

Escuchaba pasos cerca míos, y por inercia buscando mu seguridad me di media vuelta rápido para poder encarar a la persona que me perseguía

—¿Cross, que diablos haces?

—¿dijiste que querías pensar un rato, ¿no?, bueno vámonos

—no sabes no creo que sea buen……

—no notaras que estoy aquí, así que por mí no te preocupes

Siguió caminando mientras yo permanecía todavía en shock por lo de hace unos momentos.

¿se suponía que debía desahogarme con él?

¿ahora ni si quiera podía desahogarme sobre el yo sola?

“no seas mal agradecida” dijo una voz en mi cabeza.

Luego de que mi conciencia me decía a mares que dejara de ser una hija de perra, decidí encaminarme a Cross al mismo paso. Mi mente paso por muchos escenarios al respecto, ya que no sabía exactamente qué hacer.

Entre él y yo había una muy buena conexión y de eso no tenía dudas, pero el beneficio de la duda siempre estaba en mí, mi mente creaba diferentes escenarios donde los acontecimientos con Phil se repetían una y otra vez.

Y aunque mi mente me repitiera mil veces que eran personas diferentes, comprendía que la tortura solo era mi culpa, y no estaba recia a dejar esa inquietud de lado.

¿necesitaba estar segura? Lo necesitaba, pero era aquí donde una duda se mantenía en mi cabeza.

¿Sentirá lo mismo que yo? ¿Pensara lo mismo que yo?

Al cabo de diez minutos decidí dejarme guiar de Cross, cuando Sali del establecimiento ni si quiera tenía segura a donde iría, ya que hice lo primero que se vino a la cabeza.

Después de unos pocos minutos más, me percate que Cross se dirigía a la feria que todos los años venía a Ámsterdam para los festivales que habían.

Siempre venía a estas fiestas ya que todos los años tratan de innovar un poco.

—¿A dónde quieres ir primero?

—¿Quieres que escoja yo?

—Tu eres la que salió primero, imagino que tenías un plan inicial.

—Honestamente — confese tímida — no lo tenía.

—me lo imagine — observe que había un brillo juguetón en sus ojos— ¿Quieres ir a uno de esos? — señalo algo con la cabeza.

—¿te refieres a los juegos? — pregunte tímida

—sí, me refiero a los juegos

Me quede pensando unos momentos mientras mi cabeza trata de nombrar los juegos más extremos posibles, y aunque mi conciencia me pedía que buscara escenarios románticos, mi niño infantil no podía perder esta gran oportunidad.

Con una sonrisa, casi parecida a una mueca de pura maldad le extendí unas manos a Cross para que me acompañara.

—vamos, este día volverás a tener diez años.

—De eso no me queda dudas.

 

 

Aunque Cross haya comentado que podríamos pasar una vergüenza inmensa, no se me pasó desapercibido el hecho que no dejo de reírse en un buen rato.

Desde los juegos más extremos, hasta los juegos más infantiles, tiro al blanco, retos, clarividencia, bebidas hechas de ingredientes de rara procedencia pasaran de nosotros toda la tarde.




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