¿ A que saben las estrellas?

Capitulo 25: Emergencia ✩

Capítulo 25

Emergencia

 

—No te preocupes, ya vamos enseguida. Marion no se muevan de donde están y guarden la calma. No debes que preocuparte.

—Estamos tranquilos, solo que…

—Marion, todo va a estar bien. Solo espérennos donde están. Con Fabio estaremos lo más rápido que podamos.

—Esta bien. Los espero aquí. No tarden.

—No lo haremos, tranquila.

Colgué la llamada con mi padre mientras me paso las manos por el pelo de manera desesperada.

Nunca me ha gustado estar bajo presión.

Cualquiera fuese la situación, me desesperaba estar sin saber que hacer o como reaccionar.

Y el no tener mucha información sobre Wayne, me empezaba a sacar un poco de mi tranquilidad.

¿Cómo pueden cambiar las cosas en tan pocos segundos?

Todo estaba bien, todo empezaba a ponerse bien.

Levanto la mirada, mientras a lo largo de las sillas de espera están Connor y Flavia, por unos segundos su mirada se encuentra con la mía, y hace algo que parece irreal en estos momentos.

Me sonríe

Pero no estoy con ánimos de corresponderle, así que aparto mi vista e instantáneamente busco a Cross. De reojo lo puedo ver que esta enfrente de la maquina de refrescos que hay en la sala.

Me giro y parecieran que pasan horas cuando por fin siento como se acerca a mi lado.

—Oye

Cross está detrás de mí, ahora si lo sé y mientras se acerca sus ojos se mueven entre mis manos y mi cara, no se necesita ser un adivino para saber que yo estoy nerviosa.

Y el verme así, puedo notar que no sabe como reaccionar.

A ciencia cierta, todavía no se porque me siento tan nerviosa en estos momentos. No se necesita ser un medico para saber que un desmayo puede ser normal en cierta parte de la vida y la salud.

Y a Wayne esta era la primera vez que le pasaba.

¿Podría haber sido debido a que el sol nos golpeaba directamente? Era posible que mis nervios se hicieran presentes en estos momentos.

No me encontraba del todo paranoica. Simplemente había tenido muchos sentimientos encontrados en un día. Y necesitaba sacarlos a flote.

—Deberíamos ir a sentarnos a la sala de espera, estamos a unas cuantas horas aun—se pasa la mano por el pelo en un acto ansioso, el también estaba un poco desesperado porque mi padre viniera, que termináramos en emergencias no estaba dentro de los planes de ninguno hoy—Lo mejor es que entremos, ya casi anochece del todo y no creo que a tu papa le agrade la idea que pesques un resfriado. O peor que estes aquí tu sola.

—No es que no quiera entrar, solo es que no estoy segura sobre lo que quiero hacer, me da ansiedad estar ahí adentro. —hago un gesto con la cabeza para referirme al Hospital Holanda—Además el aire fresco me ayuda a despejar un poco mi cabeza.

—Se que estas preocupada, pero no deberías. Wayne se desmayó y volvió en si en muy poco tiempo. Somos jóvenes y era lo correcto el traerla a revisión rápidamente.

—¿Siempre hay una primera vez no? Digo, a mi nunca me ha pasado, pero también he escuchado que a veces suele pasar.

—Exacto, y las razones por las cuales puede ocurrir son muchas. La falta de agua, la presión, el calor, falta de azúcar. Aunque pensándolo bien Wayne podría preocuparse por muchas cosas, pero por la falta de azúcar jamás.

—Tienes razón. Wayne nunca puede dejar los chuches. Es su vida. si la fabrica de los dulces Wonka fuera real, Wayne pasara en ella todo el día. —una ráfaga de viento llego de la nada haciéndome estremecer llamando nuevamente la atención de Cross.

—La temperatura esta empezando a ponerse helada, deberíamos ir allá, además no andas con ropa adecuada a la cálida de la noche.

—Si, creo que es lo mejor. Vamos

Cross y yo volvemos a ingresar y de nuevo el aire y el olor a hospital invade mis fosas nasales y hace que nada mas quiera vomitar. Nunca había sido una persona enfermosa, tampoco visitaba los hospitales muy seguido. La ultima ves que visite uno, fue cuando papa y yo vivíamos en Italia.

Precisamente cuando mi abuela murió.

Y muchas veces antes de que eso sucedería.

Había pasado mucho tiempo desde en el que no pensaba en el día de su muerte.

Pero siempre solía llevarla conmigo todo el tiempo.

Instantáneamente toco el pequeño rayo que llevo colgado en mi cuello desde hace algunos años. Es pequeño, solo acercándose unos se daría cuenta de lo que llevo puesto.

No me senté con los chicos y fui directa hacia las ventanas de cristal que el hospital tenía y contemplé los rastros que quedaban del sol del día de hoy. Aun sintiendo todo lo que sentía, observar el paisaje y los hermosos colores que irradiaba, me hacían sentir paz. Me tranquilizaba una simple vista que, aunque alguien dijera que se podía apreciar todos los días. Pará mí eso no tenía relevancia.

Aun en la agonía de mis pensamientos y el nerviosismo que mi cuerpo ya había calmado unos momentos atrás debido a causa de no saber por qué estábamos aquí. Me pregunte si alguna vez yo podría llegar hacer algto con mi vida.

¿Podría?

Y si así fuera

¿El que sería?

Estaba en mi ultimo año de colegio, y faltaban no mas unos cuantos meses para que llegara a su fin, y aun el escoger una carrera universitaria no estaba en mis planes.

No sabía que quería hacer.

¿Era buena en algo?

¿Por qué mi mente pensaba en eso en estos momentos?

Todos somos buenos en algo Marion, todos tenemos algo que nos apasiona muy en el fondo.

Las palabras que una vez la maestra Bullock me dijo cuando le pregunte que seria de grande llegan a mi como un recuerdo. El recuerdo de una niña que recién ingresaba en un instituto total mente nuevo. Había personas que decían que desde niños sabíamos lo que queríamos hacer, que, desde tempranas edades, sabíamos a lo que nos queríamos dedicar.




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