Caín tenía la idea que cinco años con Dimas era el tiempo preciso para decirle que dieran el siguiente paso. Y una reunión le dio la escusa y una razón perfecta.
I
Caín miro al pequeño que estaba en sus brazos, los ojos muy abiertos y algo húmedos después de llorar.
Caín había llegado junto a los hombres de Evan y cuando entraron a la casa, la casa estaba casi en ruinas y la familia oculta.
El tiempo que les tomo entrar y desarmar a los enemigos, era prácticamente nulo para la familia en sí. El señor apenas si estaba lo suficiente lucido para decirles que su esposa e hijo estaban en la plata de arriba refugiados.
Evan lo miro y se encargó de los hombres de ese lado, los hombres que estaban bajo el mando de Evan entrenados y capaces para un evento como ese. Caín corrió escaleras arriba y fue derrotando a los que no eran conocidos, o solo aquellos que le querían disparar.
Llegó a una habitación donde suponía estaba la esposa del hombre de abajo ya que solo siguió un camino de muertos, y sangre. Había un hombre cerca de la puerta y cuando llegó el hombre estaba ya muerto, se veía pálido, pero aún estaba tibio. Caín negó y toco la puerta, no escuchó nada. Movió el pomo y estaba cerrado, pero escuchó un chirrido así que empujo aplicando fuerza en su hombro para golpear la puerta.
Entro y lo primero que noto fue sangre en el suelo. Camino lento y con el arma levantada, pero aun con el seguro, por si solo estaba la mujer, cuando la encontró frunció el ceño. La mujer estaba herida, muy herida, pero con un arma en sus manos.
Le hablo a la señora y le dijo que eran los refuerzos que su esposo había llamado. Rápidamente gritó por ayuda y cuando pudieron moverse al hospital se fueron.
Un chillido lo saco de sus recuerdos, miro al niño que se movía un poco en sus brazos.
—¿Cómo está la madre? — preguntó aun mirando al niño.
—Ella está en la UCI. —. Evan no lo miró ya que leía unos papeles.
—¿Crees qué lo logre?
La voz preocupada de Caín hizo que Evan lo mirará, pero negó, él desconocía como la mujer había logrado tanto tiempo. El esposo de ella apenas estaba vivo cuando llegaron y apoyaron contra la familia contraria, esos hombres habían arrasado toda la casa.
La pobre mujer estaba escondida en el estudio de la casa con un arma y un bebé escondido en el escritorio. Evan entró y gritó en su idioma materno para que ella supiera que eran los aliados. Cuando entro Evan notó que la mujer miraba a Caín y aun sostenía el arma, Caín no hacia movimientos bruscos, y hablaba despacio. Así que Evan continúo hablando con ella en su propio idioma y le dijo la palabra que le mencionó el esposo de ella, tal parecía que ambos habían pensado en algo, ella suspiro y cayó de rodillas y suplicó por la vida del niño.
Evan menciono que ocuparían mantas y Caín mando a algunos hombres para eso, mientras le decía que vería como estaban las cosas abajo, ya no se escuchaba nada y se fue rápidamente, cuando entro después de unos minutos diciendo que el hombre no estaba bien. Evan tradujo a la mujer y ésta sollozo, el niño también empezó a llorar al ver a su madre en ese estado.
—Hay que llevarlos al hospital más cercano.
—Está bien.
La mujer se derrumbó apenas llegaron al auto y el niño paso a las manos de Evan, ya que él tenía experiencia en niños, algo oxidado, pero ayudo a tranquilizar al niño, también ayudaba que él y Caín hablaran con fluidez el idioma del niño.
Evan volvió en sí cuando escuchó que el niño empezaba a balbucear algo de que quería comida.
Caín sonrió y el niño le devolvió la sonrisa con sus pequeños dientes, y mirada cansada. Evan levantó una ceja expectante, ¿ese era su pequeño hermano mirando enamorado al mocoso?
Sonrió de lado.
Caín tomo la idea de llevarlo a la cafetería y le acompaño Kit. Evan solo asintió y le dijo que le notificaría si pasaba algo.
—Ve tranquilo, Caín.
—Estarás aquí ¿verdad?
—No me moveré, además debo de llamar al monstruo de Félix, ese debe de estar preguntándose como estamos y me imagino que tu esposo estará también algo nervioso. Encárgate del mocoso, yo veré todo lo demás.
—Gracias. Kit, vámonos.
—Señor.
Caín tomo el camino que apenas se había aprendido de la cafetería.
—Kit ayúdame pidiendo algo para el niño, algo suave y leche. Debe de estar hambriento.
—Sí, señor.
Caín también vio como después llego Román con ropa para niño y le pidió al niño para cambiarlo. Caín sabía que esos dos sabían algo de tratar con niños pequeños, ya que la hermana de Lester le dejaba a su hija, y esos dos hacían lo que Lester quería, algo que él entendía bien. Para él lo que su amado decía era ley.
—Hey—. Le hablo con un timbre llamativo y el niño lo miró con ojos grandes y brillantes. —. Vamos a comer.
—Sí.
—Román y Kit traían sus comidas y Caín ayudo él mismo al pequeño y algo dentro de él se volvió diferente. Ya había hablado con Dimas de niños, los papás de Dimas habían comentado que ya era hora de tener a alguien llamándolos abuelos y él supo que sí, ya era hora.
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Editado: 17.03.2025