¿a salvo? Nunca

Capítulo V

Axa

Abro los ojos de golpe al sentir el movimiento de mi cama, pero me tranquilizo al ver al rubio de ojos azules que está saltando en ella.

– Axa, ¿me haces tortitas? – pregunta el pequeño diablillo al ver que estoy despierta.

– ¿Qué hora es Adam? – es lo primero que pregunto.

– Son las seis y media – dice bajándose de la cama como si nada.

– ¡¿De la mañana?! – pregunto levantándome de golpe.

– No si quieres de la noche – dice riéndose y desapareciendo por la puerta. Este niño me va a acabar matando. Todavía tenía media hora más para dormir, pero noo, el crío quiere tortitas.

Me preparo y bajo a hacer el desayuno (llevo unos jeans negros, una camiseta blanca, una chaqueta larga y unas botas.

Después de desayunar y ver la tele un rato salimos a esperar a Andrea. Después de dejar a Adam llegamos al instituto con cinco minutos de antelación, así que nos dirigimos a las taquillas y sacamos los libros que necesitamos. Mientras vamos hacia nuestra clase oímos que dicen por los altavoces:

"Por favor, Egan Roberts y Axa Callagan a dirección, repito Egan Roberts y Axa Callagan a dirección"

– Ve anda, a no ser que quieras que te hagan quedarte a detención- dice Andrea. Nos despedimos y me dirijo a dirección. Llamo a la puerta y me dicen que pase. Abro la puerta y ahí está Egan sentado frente al escritorio del director, pero no hay nadie aparte de nosotros dos.

– No te molestes en buscar al señor Thompson, su secretario a dicho que ahora vendría- dice mirándome a los ojos. Me siento en la silla junto a la suya y se forma un silencio bastante incómodo.

– Buenas tardes chicos, siento la tardanza – dice el director entrando y rompiendo el silencio tan incómodo que se había creado. – entonces, señor Roberts, creo que tendrá alguna idea de porqué está aquí, y señorita Callagan, no sé si sus padres se lo han contado, pero ellos están enterados de todo.

Estupendo, otra cosa más de la que mis padres no me han hablado, me estoy empezando a cansar.

– La cosa es muy sencilla, señorita Callagan, usted será profesora particular del señor Roberts dado que es una de las mejores, por no decir la mejor, alumna de su curso.

– Pero, señor, usted sabe que yo no tengo tiempo para esto – digo intentando escaquearme. Ni de broma voy a ser su profesora.

– Ya la he dicho, lo hablé con sus padres y a ellos les pareció bien. Dijeron que sabría hacer un hueco. Empezarán la semana que viene, y, hasta que las notas del señor Roberts no suban considerablemente seguirá siendo su profesora. Y ya está, no hay discusiones. Buen día señores – dice señalando la puerta para que salgamos.

Salgo hecha una furia de allí y me dirijo a mi clase. Llamo y me dejan entrar.

– ¿Por qué llega tarde, señorita Callagan? – pregunta la profesora de literatura.

– He tenido que ir a dirección, profesora – digo entrando y sentándome junto a Andrea.

– ¿Qué te han dicho? – pregunta Andi.

– Luego hablamos – murmuro.

El cabreo no se me pasa completamente hasta la hora de la comida.

– Bueno, ¿ahora me vas a decir que te han dicho para que volvieses tan enfadada? – Pregunta Andrea mientras comemos. Me conoce muy bien.

Les cuento todo lo que había pasado, desde que me despedí de Andrea hasta que volví a clase.

– Ahora entiendo por qué me contestaste tan borde – dice ella riendo.

– Lo siento – digo bajando la cabeza. Cuando la vuelvo a levantar me encuentro con unos ojos azules mirándome, cuando se da cuenta de que lo he visto mirarme sigue hablando con sus amigos.

– Entonces- dice Robin –, ¿vas a tener que darle clases de las asignaturas desde la semana que viene?

– Sip – digo con la boca llena.

– Y, ¿por qué no lo hace cualquier otra persona? Quiero decir que hay mucha gente en nuestro curso- dice Rob.

– Porque "es una de las mejores, por no decir la mejor, alumna de su curso" – digo haciendo comillas.

Seguimos hablando de cosas triviales hasta que acaba la hora. Cuando terminamos el instituto y salimos Andi me lleva a recoger a Adam. En el viaje cojo el móvil y, por segunda vez en menos de una semana, marco su número.

Hola car...

Ni hola ni mierdas.

Esa boca Axa.

¡¿Hablasteis con el director para que fuera profesora particular?! ¡¿Y sin decirme absolutamente nada, de nuevo, aceptasteis?! Estoy empezando a cansarme.

Cariño, entiende que...

No, mamá, entiende tú, estoy harta de esto y enfadada con vosotros.

– Cielo, ¿no crees que has sido demasiado dura con tus padres? – pregunta Andrea aparcando en la puerta del colegio de Adam.

– No, ellos son unos desconsiderados, estoy harta, además, nunca están en casa, no tienen ningún derecho a decidir en mi vida – dicho esto salgo del coche dando un portazo.

Cuando Adam sale del colegio entramos en el coche y Andrea nos lleva a casa. Al llegar, antes de bajar me dice:

– Creo que necesitas una noche de chicas así que cuando estés lista me llamas.

– Vale – digo –, gracias por todo, ¿qué te parece si te quedas en casa este viernes? El sábado y el domingo tengo cosas que hacer, así que no podré un fin de semana entero de chicas – le digo antes mientras bajo. Baja la ventanilla del coche.

– Perfecto, te amo – se despide.

– Yo te amo más – le guiño un ojo. Se ríe y se va.

Mientras entramos a casa noto como me vibra el móvil.

Hola mariposa.

Hola mariposo.

Hemos encontrado dos soluciones para tu problema.

Cuéntame. le digo interesada.

La primera, que un par de agentes se queden a vigilarlo. frunzo los labios

No sé si es buena idea, y si entran a robar, o los atacan, ¡¿o algo peor?!



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En el texto hay: amorodio, espias, vidasecreta

Editado: 29.07.2021

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