¿a salvo? Nunca

Capítulo XII

Egan

– Bien, como ha sido todo tan repentino no tengo un horario de ejercicios, pero en cuanto te lo haga te lo mando – esta chica está acabando con mi paciencia, me quedo sin salir, ni beber, ni hacer nada que no vaya a ser estudiar y hacer ejercicio las próximas semanas, pero dime, ¿Qué tiene de divertido la vida si le quitas toda la diversión? Aunque no se piense nadie que voy a dejarlo porque ella lo diga, de hecho, no sé cómo lo haré pero que tenga por seguro que a Egan Roberts no se le quita la diversión y este no hace nada, no me deja divertirme de esa manera, lo haré de otra.

Tienes que decir que te has cagado de miedo después de que te amenazara, sabes que te puede hacer lo mismo que a esos tíos que nos perseguían.

Aunque así fuera, no lo admitiría, jamás.

– Podemos empezar hoy mismo, subo a cambiarme ya vuelvo – sin decir nada más sale disparada de la sala.

Dejo mis cosas en la entrada y voy paseando por todo el gimnasio, parece una nave, tiene muchísimas máquinas de ejercicio, a la izquierda hay una especie de sala con una piscina. Al llegar al fondo de la sala veo varias dianas y la pared de derecha e izquierda llenos de armas, la sala de la piscina deja unos 4 metros en los que hay varias taquillas y una banca para sentarse, realmente parece un gimnasio de los del centro comercial, aunque gigante y mucho más profesional.

– Comencemos – su voz me hace dar un brinco. Presiento que va a ser un día largo, muy largo y tan solo son las cinco y media.

Me giro mirando todavía hacia las máquinas y cuando estoy a un par de metros de Axa la miro. Se ha puesto un unos pantalones cortos de deporte azul marino y un top a juego negro, lleva su pelo castaño recogido en una coleta alta. Cuando nuestras miradas conectan puedo ver en sus ojos verdes una tormenta de emociones, pero decido no preguntar qué es lo que la pasa porque me llevaré una mala contestación, al fin y al cabo, sus asuntos personales no me interesan, ¿Cierto?

– Entonces – se aclara la garganta – vamos a calentar, haremos una hora de boxeo, dos de dianas y media hora de cinta.

*Un par de moratones más tarde*

– Sigo sin entender como no se te mete lo de biología en la cabeza, tan solo es un poco de anatomía....

– Que es la ciencia que estudia la estructura, forma y relaciones de las diferentes partes del cuerpo de los seres vivos – digo rodando los ojos. Lanzo un cuchillo, pero ni se acerca a la diana.

– ¿Cuánto recuerdas de lo que he dicho en las últimas dos horas sobre las materias? –pregunta con ¿esperanza? No lo logro diferenciar. Lanzo el siguiente cuchillo que gira en el aire hasta estrellarse con la pared, muy alejado de la diana. Maldigo por lo bajo, no tengo muy buena puntería.

– Todo, absolutamente todo- me encojo de hombros y lanzo el último cuchillo que va a parar donde los dos anteriores.

– ¡Claro! ¡Ya la manera en la que podrás estudiar y se te quedarán las cosas! – está incluso más contenta que yo.

– Cuanto me alegro – digo sarcásticamente mientras recojo los cuchillos y vuelvo a la misma posición que anteriormente.

– No, mira colocas mal tu cuerpo – se coloca detrás mío e intenta corregir mi postura, pero con la diferencia de estatura tan grande (parece un hámster con lo chiquitilla que es le es un poco complicado- bien, y los brazos así, te resultará más fácil y práctico. Mira mi postura, y cópiala, te será más sencillo- coge tres cuchillos del estante, se pone delante de la diana contigua a la mía y se prepara para lanzar.

Miro cada detalle de su cuerpo intentando copiar su postura, aunque me es imposible no fijarme en su abdomen, completamente plano, de hecho, tiene ligeramente marcados los cuadraditos (ni idea de cómo se llaman esas cosas) y en la forma en la que su pelo, sujetado por la coleta, cea en hondas.

Concéntrate chaval no es el momento de que te pille mirándola, además no te cae bien, ¿recuerdas? ¿O es que no solo te quedaste babeando, sino que también perdiste la memoria por ella?

Sacudo la cabeza ligeramente para alejar esos pensamientos y termino de copiar su postura. Me mira de reojo y luego se concentra en la diana, tira el primer cuchillo y da justo en el centro de la diana. Tira el segundo cuchillo y queda justo al lado del primero, sé que está disfrutando, yo no he conseguido clavar ni un solo cuchillo en la diana y llevamos algo más de una hora con ello...

– Pero para ti es muy fácil, llevas años practicando esto, obviamente vas a dar en el centro a esta distancia – digo resoplando molesto.

– Está bien me alejaré, ¿desde donde quieres que lance? – me mira con algo de molestia.

Le señalo un punto a unos 15 metros de donde estamos. Desde ahí ni de coña acierta. Llega a donde la he señalado y yo me aparto, no quiero que me clave el cuchillo. Se coloca y se balancea ligeramente.

– ¡Un momento! – para en seco. – quiero grabarlo para reírme de ti siempre que me apetezca. – me mira con el ceño fruncido y corro a por mí móvil. Me coloco a la mitad del trayecto para que se vea todo en la cámara- cuando quieras.

Rueda los ojos y vuelve a mecerse. Lanza el cuchillo que gira y gira y gira y acaba clavándose en el centro de la diana.

– ¿Pero qué...? – me sonríe con superioridad. Debe haber unos 20 metros fácilmente en total, y ni se ha inmutado.

– ¿Te sigue pareciendo fácil? – dice encarando una ceja y acercándose a recoger los cuchillos.

Al final de la sesión he conseguido clavar unos tres o cuatro cuchillos en algún punto de la diana, tres de doscientos fácilmente, luego tuve que estar corriendo media hora, básicamente acabé exhausto, sin fuerzas para mover un solo músculo. Axa se ofrece a llevarme a casa en su moto y acepto, ni de coña vuelvo andando a casa.

– Mañana a las cuatro, yo que tu descansaría bien porque si hoy te ha parecido duro mañana lo será mucho más – levanta su visera y deja ver sus preciosos ojos verdes.



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En el texto hay: amorodio, espias, vidasecreta

Editado: 29.07.2021

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