¿a salvo? Nunca

Capítulo XVIII

Axa 


Primer día de clases de nuevo, con nueva personalidad e imagen. Me coloco la peluca azabache y las lentillas castañas. Debo ser la típica chica que no tiene ni vida ni amigos, y no hace más que estudiar. Trenzo la melena y aparto un poco el flequillo de mis ojos. 

Salgo del baño y encuentro a Egan sentado en la isla desayunando y viendo la tele, me acerco y cojo un tazón yendo a la cafetera, cojo la leche y meto pan en la tostadora, tras tener las tostadas y el café me giro sentándome junto a Egan quien sigue mirando la tele. 

– Tienes que salir antes que yo, para que no nos vean salir ni llegar juntos. – me mira y se queda en shock. Su mirada verde me resulta antinatural, me extraña no ver el azul intenso. 

Abre y cierra la boca en varias ocasiones. Río fuertemente. 

– Vaya cambio. – dice aún sin salir del ensimismamiento. Me encojo de hombros aun riendo levemente. 

– Por cierto, a las siete tenemos que ir a la central de operaciones de los Kanterbung, me han informado de que van a hacer una especie de baile en una de sus mansiones y van a dejar desocupada la central. Colocaremos cámaras y micrófonos, pincharemos las comunicaciones e intentaré meterme en el ordenador principal y sacar toda la información a un pincho, si hay suerte podré incluso meterles un virus en el ordenador para que podamos ver todo lo que hacen con un programa fantasma que sea casi imposible de encontrar. 

Asiente y coge su mochila. Sale por la puerta y espero un par de minutos para poder salir, adopto mi papel de nerd. El trayecto al instituto se hace corto, cuando llego voy directamente a secretaría, donde me dan un horario de clases, los libros y la combinación de mi taquilla. Voy hasta mi taquilla intentando pasar desapercibida, guardo los libros en la taquilla y, cuando creo que he conseguido mi objetivo me encuentro con el tipo grupo de badboys populares agrupados un par de taquillas a mi izquierda. 

Maldigo mentalmente al comprobar que me están mirando con sonrisas ladinas. Al escanear el grupo me encuentro con la mirada antinatural de Egan. 

– Parece que hay una nueva rata de biblioteca. – se hace oír el que parece el cabecilla del grupo. Noto como Egan se ríe disimuladamente. 

– No, una rata no más bien un hámster – dice Egan con una media sonrisa. Paso a su lado y me es imposible no rodar los ojos. 

Tras las primeras tres, después del pequeño descanso me toca laboratorio, al llegar a la clase entro y me siento en una de las primeras mesas, dejando mi mochila en la silla contigua. Soy de las primeras en entrar, por los que debo esperar un poco hasta que el aula se empieza a llenar de alumnos. Todos se dirigen a las últimas mesas. 

Saco mi libro de química y comienzo a leerlo por puro aburrimiento hasta que un susurro me hace levantar la cabeza. Una chica menuda, de cabello castaño, ojos avellana, nariz respingona y labios finos me mira con timidez. 

– H-Hola y-yo esto… me preguntaba si… - aclara su garganta y la miro con el ceño ligeramente fruncido. – podría esto… sentarme junto, junto a ti. 

La sonrío con dulzura y asiento con la cabeza. 

– Claro. – retiro mi mochila de la silla y la dejo en el suelo. 

– Buenos días alumnos. – saluda una voz conocida.  

Mierda

Voy subiendo la cabeza lentamente, intentando retrasar el momento en el que mi mirada choque con esa café que lleva persiguiéndome alrededor de un año. 

Doble mierda. 

Aparto la vista y trato de actuar con normalidad mientras siento los ojos del cabrón manipulador taladrarme.

Sinceramente debería estar acostumbrada, ha estado apareciendo en todas y cada una de las misiones que he tenido, como haciéndome saber que siempre me vigila, que siempre sabe lo que estoy haciendo. No diré que no me asusta, porque lo hace un poco, pero sobretodo me aburre, no se interpone en las misiones, pero siempre está ahí.  

Al principio intenté encontrar el topo en la organización, pero al ver que no ponían en peligro ningún objetivo, que solo estaban ahí para observar lo dejé estar. 

La clase creo que es la más larga que he tenido en mi vida, Kayden realmente no enseña nada, pero todos están demasiado embelesados con él como para darse cuenta, cada pocos segundos se escucha un suspiro en su dirección, si digo que toda la clase ha caído en su encanto, significa que toda ha caído, salvo, tal vez un par de compañeros que se dedican a mirar sus móviles. 

– Bien alumnos, hoy podréis salir diez minutos antes. – fui de las primeras en movilizarme y empezar a recoger. Poco a poco la gente va saliendo de su ensimismamiento y comienzan a levantarse. Agarro a la chica que se sentaba junto a mi del codo y comienzo a tirar de ella hacia la puerta. – eh, no tú, la nueva, quédate. 

– Maldito cabrón manipulador – murmuro. La chica me mira con los ojos como platos. – eh,  es que soy nueva y no he hecho ningún amigo, y pues no quería ir sola a la siguiente clase y poder juntarme con alguien que conozco de otra clase. – la sonrío con inocencia. Y ella frunce ligeramente en ceño sin comprender. – ¿podrías esperarme fuera hasta que termine de hablar con el profesor?  

Ella asiente aún confundida. Sale por la puerta con todo el pelotón y yo me acerco a la gran mesa de roble tan despacio como me es posible. Cuando han salido todos sonríe con picardía y yo ruedo los ojos. 

– ¿Vas a dejarme en algún momento? – le pregunto haciendo una mueca. 

– ¿Vas a aceptar en algún momento que eres mía? Ha pasado más de un año y todavía no lo entiendes. – se coloca delante del escritorio y se apoya en el borde de este. – por cierto, eso que tienes con el crío ese, se tiene que acabar.  

Bufo y ruedo los ojos, esto nunca acabará. La campana suena, pero cuando me voy a girar para irme a mi siguiente clase Kayden me sujeta el brazo y me devuelve a mi sitio. 



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En el texto hay: amorodio, espias, vidasecreta

Editado: 29.07.2021

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