«No tienes derecho a juzgar el presente sin conocer el pasado»
Dada las diez de la noche tomo mi celular con mi mano temblando como adolescente a punto de ordenar pizza o hacer cualquier acción que requiera coordinar mi mente y boca. Lo hago mientras camino sin rumbo por cada esquina del pequeño departamento acabandome en tres bocados una mini dona de chocolate.
Me detengo frente al espejo de cuerpo completo que hay en una de las puertas de mi armario, por lo que el escenario mental cambia y me imagino en la agencia Livingstone. Spoiler imaginario: No termina bien. Solo de pensarlo ya le derramé tres tazas de café encima a mi jefe.
Inhalo hondo antes de practicar una vez más.
—Hola buenas noches, soy la chica que casi te derriba hace unas horas, usualmente no voy por la vida embistiendo personas así que... —rio como boba antes de apartar el móvil con el número registrado.
Una vez más, debo sonar seria y profesional.
—Hola Isaí, soy… —la llamada ya está andando—. ¡Mierda, mierda, mierda!
Cuelgo con el corazón queriendo salirse por mi boca, y es mil veces peor darme cuenta que ni siquiera colgué, sino que activé el altavoz. ¿Habrá escuchado todo lo que dije? ¡Lo último que dije!
—Hola Jolie.
Su voz despreocupada y natural alerta mis latidos aunque el móvil permanece derribado sobre mis almohadas de Pato el cerdo de Gravity Falls.
—Lo siento, yo... Que pena, solo quería...
—¿Saludar o sabes de alguien que esté interesado en el puesto?
—Si, bueno... Laura está muy interesada e-en asistirle
Su risa y mis ideas de suicidio se sienten igual de fuertes.
—Personalidad doble eh, espero no requiera doble pago. ¿A qué hora se le facilita una entrevista mañana?
—Después de las dos de la tarde, ¿está bien?
—Perfecto Jolie, pregunte por mí en recepción.
—¡Gracias Isaí! ¡Nos ve... —Trago grueso con la garganta seca—. ¡Nos encontramos mañana!
Cuelgo temblando. ¡La gran mierda!
No estoy segura de sí daré una, ¿qué tanto habrá escuchado? Seré un desastre al teléfono y mucho más si estamos cerca. Me es fácil visualizar la imagen mental del desastre llamado Jolie Hasson asistiendo a alguien, yo misma cruzo como inmortal las calles, ¿cómo terminará esto?
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Agencia Livingstone
«Agencia de modelaje, diseño de comerciales y/o propaganda de Marketing»
Leo antes adentrarme a la enorme edificación de por lo menos treinta pisos la tarde del día siguiente, desde que se abrieron las puertas de cristal parece que entré a un programa de televisión, ya que todas las personas lucen completamente estéticas y hermosas andando de un punto a otro apresuradas. La mayoría en vestuarios extravagantes, outfits muy costosos o ambos.
Había leído que no encajar está bien, pero hoy exageré.
Me muevo menuda y diminuta con lo que creí que era el mejor de mis outfits, aunque en este lugar incluso el conserje debe tener más sentido de la moda que yo. Vamos Jolie, no lo empeores llegando tarde, me suplico tomando valor.
Me encamino hasta la recepción principal abriéndome paso entre la marea de personas distribuyendose por el pulcro piso de marmol gris. Veo las decenas de puertas de cristal, a los ejecutivos y como pasan utilería de un lado a otro achicando mi estómago.
—Buenos días, mi nombre es Jolie Hasson —me presento con la recepcionista.
—Buenas tardes, señorita Hasson.
Si claro, tardes.
¡Isaí, ha llegado la torpe!
—Vengo… por-por —doy un respiro helado ante la imponente, pero atenta mujer de labial color vino y traje azul marino entallado—, tengo una entrevista con Isaí Livingstone.
—Lo sé, quinto piso a la derecha, se presenta con la recepcionista de piso, le da la misma indicación y.... —Me mira con desánimo de arriba abajo entregándome un gafete de visitante—. De ser el caso, falda y blusa de vestir para mañana.
Acato la orden y tomo el elevador hasta el quinto piso. Ahí percibo que las paredes de este son de cristal pavés, desde adentro se puede ver al exterior, pero no a la inversa por lo que acomodo lo mejor que puedo mi ropa y el curriculum que imprimí en la universidad de improviso.
Me concentré tanto en eso que ni siquiera noté a la otra mujer en la cabina metálica riendo de mis nervios, hasta que nuestras miradas chocaron y se vio obligada a fingir que existo.
—¿Visita escolar? —me pregunta sonriente.
—No, voy a una entrevista con… con el vicepresidente —levanto mi cabello en una coleta alta que deja escapar los mechones de mi espeso fleco castaño—. Ya lo estoy haciendo pésimo, ¿verdad?
—Livingstone tiene un carácter imponente, pero es fácil acoplarse. Además solo necesita ayuda por las tardes, el mayor ajetreo es por las mañanas. Quizá un par de reportes o asistencia en los múltiples eventos, estarás bien niña.
Quisiera tener su seguridad, además de la certeza con la que habla resulta confiable.
—Eso espero, comienzo a creer que fue una mala idea venir. Y mucho más así de informal. No tengo idea de como es y si llego a equivocarme o a arruinar algo.
—Mi nombre es Luz, ¿Y tú eres?
—Jolie —resoplo agitada.
—Tranquila Jolie, el café le gusta en carga completa, jamás en media carga, mantén ordenada su área, sus documentos, sus actividades, como dato extra no le gusta el sarcasmo a menos que él lo comience, odia, no —hace un ademán serio—, mejor dicho repudia la impuntualidad, las mentiras, las excusas, los balbuceos al hablar. Sé concisa, atenta, eficiente y estarás bien.
Una vez que las puertas abren ella también baja yéndose al final del pasillo y yo con la recepcionista, en el escritorio hay una placa que dice Dorys Resendiz, apenas intercambio algunas palabras con ella en las que me solicita mi correo electrónico y número telefónico antes de lanzarme las indicaciones y teclear a toda velocidad mis datos sin mirarme.