Jolie'
Sentí arder el cuerpo completamente ante sus palabras, pero ese tipo de fuego que no quema, las llamas que recorren lento la piel dejando tan solo un camino cálido brotando en mis pómulos bañándolos de color carmesí.
— Te pregunto sin afán de ofender, ¿Qué deseas a cambio de fingir conmigo en la reunión?
Mi boca quedó seca ante su presión, ¿Qué deseo? Buena pregunta.
— ¿Quién es ella? Si me da una buena razón lo haré sin nada a cambio.
Ladeó inconforme.
— Odio deberle favores a las personas, nada que les haga pensar en un vínculo y mucho menos amistad. Así que escoge un precio Jolie, todos tenemos uno.
— Pensaré el mío.

Esa maldita afirmación me trajo dando vueltas la cabeza toda la noche, quién sabe qué tipo de mujer crea que soy ¡Precio, me puse un precio!
Respire en la hora libre en la universidad. Camine entre el montón de alumnos hasta la cafetería, busco a mi grupo de amigos y los encuentro en una divertida charla.
Me siento entre Daen y Abi.
— ¡Jolie! — Giro a mi quizá décimo nombramiento.
— Perdón ¿Qué decían?
— Preguntamos cómo te fue en tu nuevo empleo. — Interroga Isa a lo que suplico complicidad pues Daen aún no sabe nada.
— ¿Nuevo empleo? — Cuestiona justo él bebiendo a su rara malteada púrpura — ¿Dónde?
— En la agencia Livingstone. — Casi susurro.
— ¿Harás comerciales? Una vez ahí acuérdate de mí, esta cara nació para el cine — menciona Isa —, pero si todo esto no pasaría desapercibido.
Bromea pues no hay algo fuera de lo común en mí, mi tez es morena-clara, mi cabello castaño oscuro, y bueno aún tengo esperanzas en mi pasada pubertad.
— Solo seré la asistente de Isaí. — No estaré bajo ningún reflector, ni siquiera el de su mirada.
A lo lejos entre las mesas vi a Miranda Livingstone sola, tan solo jugaba con una manzana, sin llevarse un solo pedazo a la boca, la noto mirar a los alrededores, pero sin hacer contacto con nadie.
— Ahora vengo.
Me levanto sin esperar respuesta alguna y me siento con ella, eso le forma una sonrisa que reprime.
— Hola Jolie, ¿cómo te fue ayer? Disculpa que me fuera así pero odio discutir siempre por lo mismo con Merlia.
— Todo está bien, mejor dicho nada está bien, ¿es tu madre?
— No, no quiero hablar de ella.
— ¿Por qué dejas que te trate así? Noto que eras una chica increíble Miranda, tienes notas envidiables, un corazón noble, aseguro que tienes muchos pretendientes y un hermano que te ama.
— Porque ella hace feliz a papá, además es una genio para las ideas, yo no nací para encajar ahí.
Con el dolor irritando mi cabeza tampoco quiero hablar de brujas sacadas de películas de Disney. Además nuestra Cruela tendría el puesto 1 de personas odiadas.
Necesito información aunque tengo claro que no soy quien para solicitarla.
Di un estiramiento y de la forma más antinatural pregunté:
— ¿Cómo perdió la vista tu hermano?
— ¿He? — Sé que lo pregunté un poco brusco pero él a preguntado cosas peores — Desde los quince años le fue detectado glaucoma, es de esos casos raros, normalmente la desarrollan ancianos mayores de 60 años, según sé la presión ocular se dispara dañando en gran cantidad la visibilidad. Is ha estado en tratamiento desde entonces, aunque hace más de 2 años la pérdida fue casi total.
— ¿Quién es Valery?
Ella resopla y hunde sus mejillas sonrojadas entre sus manos.
— ¿Cómo sabes de ella? ¿Isaí te contó? Suele ser muy cerrado.
— No precisamente, ayer llamó a su casa para confirmar su asistencia y tu hermano se puso raro.
— Lo imagino, eran amigos desde niños, al igual que nuestros padres , bueno, hasta antes del divorcio de los nuestros eran inseparables, creo que era de esperarse que se enamoraran como lo hicieron, fueron una pareja hermosa, cuando la separación e inicio de la enfermedad de mi hermano ella estuvo ahí día y noche.
— ¿Entonces por qué terminaron?
— Ella creía que era algo pasajero, Isaí no mostró mejoría y los médicos ni una sola vez dieron un buen diagnóstico. Ambos se rindieron, la actitud de él también desmejoró, ella poco a poco se fue alejando y al final resulta que está en una relación con... Con alguien que ambos conocían. Ninguno sabía cómo decírselo. No puedo culpar a nadie, era demasiado para cualquier ser humano.
Tome un pequeño ramito de las uvas que incluí en mi desayuno y comencé a comerlas, sé que será un día largo y no aprovechar está hora será fatal.
— ¿No comerás nada? Llevas toda esta hora solo jugando esa manzana.
— Estoy a dieta, necesito perder peso.
— Sí, pero no matándote de hambre — Saqué mi sándwich y le ofrezco la mitad — hasta a mi me quita el apetito solo esa fruta.
Ríe un poco y accede.
— Gracias Jo.
— Oh no, la mitad de mi sándwich no es gratis — Me mira extrañada — Necesito que me ayudes a escoger un vestido para el cierre del sábado.
— ¿En serio? Estoy encantada de ayudarte y sé de muy buenas tiendas.
— Solo que es presupuesto Jolie, no Livingstone — Rio abochornada — ¿Podemos vernos en mi departamento? Te mostraré las opciones.
— De acuerdo.
Chocamos los puños.
Prácticamente corrí para llegar a tiempo a mi nuevo empleo, me cambié en cuestión de segundos en el baño de damas y entré en directo a la oficina de Isaí. Él aún no está pues según me cuenta Luz a esta hora sale a almorzar con su padre.
Estando solas, me pasó todos los pendientes, me explicó las rutinas del joven Livingstone, así como, no los cuidados pero si las precauciones.
— Es importante cómo se dicen las cosas, mi niña.
A las tres en punto la puerta se abrió dándole paso justamente a él y a Demián, trae las ondas entre rubias y cobrizas alborotadas, su abrigo negro le da profundidad a su rostro y ensancha su cuerpo de una manera muy atractiva.
No habia notado lo palido que es.