A segunda vista

Capítulo 5; Un requisito más.

Jolie'

Día uno fuera del departamento. Mejor dicho en casa de un desconocido.

Son casi las 8 am, aún no se levanta, no lo culpo, la noche estaba helada. En días así extraño la calidez de Loreto.

¿Cómo estarán mis padres, Li y los abuelos?
Tomé coraje para tocar la puerta y recibir apena un desinteresado saludo.

— ¿Está listo?

— Solo estoy yo — respondió don comedia — ¿Se te ofrece algo?

— Corroboraba que estuviese vivo, ¿no irá a trabajar?

— Como hablas — Susurra pero lo escuché, tal vez ese fue el propósito —. No, no pienso ir hoy.

— ¿Puedo pasar?

— Jolie ¿No deberías ir de camino a la escuela? Dile al chofer que te lleve.

— Entraré tarde, así que me aseguro que usted esté bien.

Abrí la puerta y lo encontré ahí derribado en la cama.

— ¿Va a perderse un día tan bonito solo porque una nubesota inmensa y llorona cubrió la ciudad? Solo es una nube gorda deprimida.

Rió algo fuerte y se sentó en la orilla de la cama .

— Ni Demian es tan latoso como tú.

— Me halaga pero arriba, el día lo espera.

Se levantó y a mano izquierda tomó el bastón, camino hasta estar cerca de mí en la ventana.

— Odio los días lluviosos, las malas noticias siempre ocurren cuando llueve — Me explica.

— ¿Cómo qué noticias?

— Jugar un campeonato a media lluvia en el triunfo de toda una escuela, ser el mejor capitán que la universidad de San Sebastián había tenido, que un bolazo  tire inconsciente, al despertar en el hospital se agraven los problemas de visión que tuve desde los quince años, además de los familiares y años más tarde amorosos.

— ¿Así perdiste la vista?

— Perdí todo.

Un nudo se me formó en el estómago.

—  Te faltan días de lluvia bonitos, uno donde saltes sobre lagunas de agua, donde sientas las gotas frías volverse cálidas por el calor de tu cuerpo, dejar que bañen tu cara. ¿Acaso jamás jugaste congelados una tarde lluviosa? ¿No has tomado chocolate un día de tempestad?

— A decir verdad esta es la temporada que más odio del año, no es como que existir me emocione en las demás.

—  Basta ven aquí.

Lo apuré a ir conmigo, corrí la puerta de cristal de su habitación y nos saque al patio trasero, lo dude pues en serio llueve fuerte.
Bajo el árbol nos detuve con él preguntando cada dos segundos si estaba loca.

— Cuando este aroma me envuelve pienso en Loreto, tierra húmeda, por la mañana fría.

Como odio ese olor.

Isaí permaneció quieto, estiró las manos dejando las palmas hacia arriba.
Nuestras ropas rápidamente se empaparon y el frio comenzó a calar hasta que nuestro cuerpo tomó la temperatura suficiente para adaptarse.

— Jo, ¿puedo conocer tu rostro? 
Asentí y me acerqué como había visto en las películas.

Él con delicadeza pasó las yemas de sus dedos por mi rostro, sintiendo los contornos e imperfecciones de mi cara, aun así sonrió un poco.

— Ya está, cuando pienses en lluvia recuerda que este día me conociste, puede ser insignificante, pero puede ser mucho mejor, tal vez soy una tragedia más bonita.

— Seguro que sí — Rió negando —, volvamos adentro que juro que me enfermare y eso no te agradara.


[•••]


¡Prueba de mierda! Grité internamente cuando el profesor anunció el examen de la segunda hora, me sentí perdida y no tengo lugar para eso, soy una becada, no puedo bajar mi promedio.

— Relajate Jo, yo haré tu examen.

— ¿Cómo harás eso? El profe camina como buitre entre las filas.

— A tu exámen le pondrás mi nombre y yo al mio el tuyo. Cuando yo me pare a entregar me pedirás que entregue el tuyo también por favor. El cambio lo haré en mis manos, tranquila, solo haz lo que te pido.
Asentí, no tengo idea que haría sin este chico en la vida.

Las siguientes horas pasaron más a prisa y normales.
Clases, desayuno, clases, laboratorio, clases.
correr a cambiarme en el baño de damas de la agencia y tratar de verme fresca entre las personas casi mágicas.

Me encontré con Luz en el elevador.

— El joven ya se retiró, se sentía mal, será mejor que te comuniques con él. Yo me encargue de notificar su ausencia y cancelar sus asuntos del día. Ve a ver que este bien.

Culpavenami

Ni siquiera terminé de llegar a la oficina, fui directo a su casa.

A mi entrada el hermoso sonido de notas piano me recibió, las notas de mi princesa de David Bisbal son inconfundibles, aplaudí y se hizo el silencio, el cual a veces es el peor ruido.

— Que lindo tocas.

— Y eso que no te has acercado lo suficiente.

— ¡Isaí!

— A escuchar, Jolie  — Rechina los dientes.
Si mente, quemame ahora.

— Siento que te hayas enfermado por mi culpa, de verdad lo siento mucho.

— Ya no importa, bueno ahora te cuento que en la mesa del centro hay una bolsa de papel algo grande.

Fui por ella y mire de reojo, parecía seda azul.

— Es el vestido que usarás el sábado, confeccionado por Merlia Coleman.

— ¿Qué Merlia Coleman? ¿En serio? — grite — ¿Y quién es?

— Ay por Dios Jolie — se gira tallando su sien —, espero que la reunión del sábado no sea un desastre, se supone que debo lucirme.

Ignoré eso y saqué el vestido, es azul marino confeccionado con pedrería brillante, en el ligeramente pronunciado escote tiene una elegante MC "Merlia Coleman".

— Es de la nueva colección, usarás algo que toda mujer sueña con usar, a mí — bromea y si yo pensaba que hacía pésimos chistes, Isaí me roba el lugar en chistes feos —, tendrás los reflectores encima por ese diseño, eres como la primera pista de lo que prepara la agencia, cuidado que ese vestido cuesta cerca de 25,000 dólares.
¿Qué?

— Jamás me habían utilizado de una forma tan peligrosa, más bien jamás me habían utilizado.

— ¿Peligrosa?

— Acabas de decirme que tenga cuidado con el vestido. La metáfora del niño al que le dicen que no se vaya a caer.




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