A segunda vista

Capítulo 11; Detalles.

Daen'

Salí agitado del laboratorio de fisicoquímica, un idiota derramó sobre nuestra mesa una mezcla extraña totalmente fiusha casi fosforescente al querer saber el nivel de acidez de su té helado.

Nada malo pasó por un exceso de NaOh en una muestra de bebida carbonatada, aunque obviamente castigaron a todo el equipo retardando nuestra salida al descanso.

Jolie me pasó los dedos por la cara cuando su mesa de laboratorio salió antes que los pésimos integrantes que me asignó Tronchatoro, mejor dicho Mariza.

Cuando al fin salí el director me comentó que me esperaría en su oficina con buenas noticias, sé de sobra que es.

En directo me dirigí a la cafetería, al llegar mi turno en la barra me decidí por pasta fría, una torta, natilla de chocolate y una malteada de vainilla.

Al girar para salir de la multitud mi charola choca con la de alguien más y solo puedo disculparme.

— Perdón, estaba distraído mirando mi natilla.

— Si eso-eso puede… mmm, toma mucho tiempo…— Responde una chica de cara redonda un poco aniñada.

— ¿Miranda Livingstone, no?

— S-si, ¿cómo lo sabes?

— He leído tus aportes tecnológicos en las redes de la escuela, además en tu blog tienes artículos interesantes sobre finanzas y buenas conclusiones acerca de marketing.

— ¿Te lo parece? Creí que nadie leía los blogs de la escuela.

— En realidad estaba buscando la sección de deportes, las porristas subieron fotos con mejor aportación que la NASA, así que prácticamente lo abrí por error.

— Oh — Sus labios rosas quedaron abiertos unos segundos.

— ¿Solo comerás eso? ¿Lechuga y esa cosa que va dentro de mis hamburguesas?

— Si, pensaba en otra cosa pero nada me convenció.

— Entiendo, la comida es pésima aquí a pesar de su excesivo costo — Ella continúa asintiendo y decido señalar la mesa donde están mis amigos pues no le veo intención de alejarse — ¿Vienes? Creo que eres amiga de Jolie ¿No?

— Algo así, ella es empleada de mi hermano.

Oh.

Demasiada información.

Al estar más cerca del área de descanso noto que Jolie tiene una lluvia de migajas de borrador alrededor de su libreta, reconozco esos problemas trigonométricos a metros.

También lo despistada que es, la manera en que no puede disimular que es un caos.

La empujo con mi cadera para que se recorra al final de la banca.

— ¿Qué haces? — Pregunto.

— La maldita tarea de los triángulos incomprendidos, no se ni como solucionar mis problemas y ahí andan queriendo buscar su estúpida x.

Me carcajeo al verla enloquecer mientras de mi mochila saco mi libreta.

— Era en binas Jo.

— Ni siquiera tuve tiempo de buscar un equipo, anoche cuando regrese de tu partido de fútbol el estupido de mi jef...— Cubrí su boca con fuerza, casi me muerde al notar la presencia de Miranda en nuestra mesa.

— ¡Yo era tu bina! — tomé una de mis plumas y se la di — Los hice, solo escribe nuestros nombres, tu letra es mejor que la mía.

Jolie se mantiene perpleja, aún le debe preocupar que escucho Miranda salir de su boca.

— Sabías que según estudios que me acabo de inventar los deportistas de alto rendimiento de San Sebastián no deberían comer chocolate.

Me río de Jolie y su mirada firme ante sus payasadas.

— ¿En serio? — Le devuelvo irónico observando entre mi postre y la dirección de su mirada.

— Si, la natilla sube sus niveles de azúcar imposibilitando meter goles.

— Ya entiendo, ¿quieres?— Guiño super mal.

— Oh no, lo digo por tu salud.

Hago un mohín.

» Bueno, pero te lo cambio por cuatro uvas, media bolsa de papitas y el tatuaje que me saque en un chicle.

Comienzo a reír muy fuerte al igual que nuestros amigos.

Ella me entrega su oferta junto con la pegatina, noto que tiene forma de moño o una mariposa rosada todo infantil.

— Trato, pero tu tatuaje es un moño rosa.— Me quejo.

— Serás mi badboy de tatuaje rosa — Me devuelve un guiño aún peor que el mío.

Por primera vez escucho reír a Miranda, al notar nuestra atención se refugia en su bebida y comienza a comer su ensalada.

— ¿Que harías sin mi pequeño duende distraído? — Le pregunto a Hasson.

— Hey deja de llamarme así, no es mi culpa que seas tan alto.

La veo observarme, no es incómodo, solo raro.

» ¿Dónde te puedo colocar el tatuaje?

— Eso depende — Dejo de comer y respondo rápido.

— Hum...

— ¿Quieres verlo solo tú o que sea visible para toda la escuela?

Sonrió viciado en juego claro, a lo que Jolie casi me escupe su horrible té sin azúcar en la cara antes de soltar una de esas carcajadas que se escuchan a veinte cuadras.

Limpié mi cara, después le pase la misma servilleta por las mejillas y manos todas salpicadas.

» Te comportas como niña chiquita — finjo quejarme —, por estás vergüenzas mínimo merezco que hagas sola el proyecto de historia de Mister pantaloncilllos ochenteros.

— De acuerdo, pero seguro me pedirás que te cubra en clase cuando vas a entrenar y vendrá mi venganza.

Abi e Isa se miraron cómplices, sí, como prediciendo una futura pareja entre Jolie y yo.

— Mis niños ya casi crecen.

— Abi, ya les hemos dicho que somos mejores amigos tan solo — Excusa Jo.

Y no sé si lo que cruje es la mesa, las papas que come Isa o mi corazón por Cruella atacando mis esperanzas.

— Somos mucho más que eso, somos como las Marías y la leche, como un elote y queso, como papel higiénico y cagada, como los preservativos y San Val...

— ¡Ya entendimos! — Zanja Isa y todas las chicas hicieron una expresión de hastío.

— Como uña y mugre — continuo—, Jolie es la mugre.

— ¡Daen, tú eres la mugre! — Reclama sonrojada agitando sus ondas castañas en mi hombro.

Un muchacho se coloca detrás de Jo con un ramo de rosas, no me extraña todo el mes esa misma florería le ha estado enviando una rosa diariamente, ahora el detalle se multiplicó.




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