Jolie'
Dolió un poco saber cómo se expresa Miranda de mí, no es algo de otro mundo, he sido mesera en algunos restaurantes y me he topado con cada persona con carácter de mierda que hacen hasta lo imposible por dejar claro quien vale más.
Justo así sentí a Miranda, buscando dejar claro que es mejor que yo, quizá lo es, aunque ninguna de las dos seamos perfectas, yo sí creí que podíamos ser amigas, lo intenté.
Abro la puerta de la oficina de Isaí con los ojos llorosos, si cuido mi voz tal vez no lo note. Quiero colocarme en su hombro y desahogarme, pero noto a Miranda ahí, mantienen una conversación en la cual escucho mi nombre, eso me hace pensar que me han notado, pero…
— A veces creo que esa chica olvida su lugar — Zanja haciendo mover la silla de rueditas junto a él —. Es tu empleada, solo está ahí porque obtuvo una beca, no es como nosotros ¡No entiendo por qué Daen la prefiere! Incluso tú me has dejado aún lado por ella.
— Me duele escuchar que te sientas así hermanita, jamás dejarás de ser mi chica favorita, pero vamos no eres esto, ¿Por qué tener celos? Debe haber mejores chicos que ese tipo en San Sebastián.
— ¡Es que no puedo creer que le guste más la asistente!
— Miranda Livingstone — La reprende —. No te vuelvas a expresar así de ella ni de nadie ¿Me entiendes?
— Lo siento Is — Lloriquea controlando la furia que le desborda los ojos —, necesito aire, mejor iré a caminar, hoy no estoy siendo yo.
Cuando la noto levantarse me quitó de la puerta y voy tras Doris a recepción, le pido saber si tiene algún recado pendiente para Isaí.
Tomó las líneas y al verla a la castaña tan cerca finjo que estoy llegando al piso.
— Hola señorita Livingstone. — La saludo.
— Jo — su mirada se torna llorosa al escucharme.
Aunque retoma el valor y sigue de largo al igual que yo, pero en direcciones contrarias.
Hay algo en mi pecho que sigue latiendo intranquilo, no debería doler perder su amistad, ni la de nadie.
Además de alguna manera tiene razón, ella me contrató para asistir a su hermano, eso en automático me vuelve parte de los empleados de su familia, que más si se lo cuenta a Daen o a medio instituto.
Solo de recordar que las expectativas mentales entre Isaí y yo son eso, solo sueños, tal vez él piensa igual que ella y el problema que siento encima será solo mío, mi estómago se revuelve aunque también puede ser la natilla que le quité a Daen.
Siento mucho asco y ganas de llorar.
Mucho miedo.
— Buenas tardes — Hoy sí lo recordé la hora al entrar.
— Hola preciosa — Sonríe Is poniéndose de pie tras el escritorio — David llevó a Demián a dar un paseo así que estamos solos.
— Extraño mi violento recibimiento.
Bromeo y escucho sus leves risas.
Me acerco un poco y él extiende su brazo en el que me envuelvo, las rosas se presionan entre ambos y él las toca.
— ¿Me debo poner celoso?
Pregunta queriendo parecer intimidante, a lo que niego colocando mi cabeza en su hombro.
Estando ahí no puedo evitar dejar escapar pequeños lloriqueos, llegué fingiendo fortaleza y tranquilidad, me resistí en la escuela, pero cada que estoy en sus brazos me vuelvo una niña frágil.
» ¿Qué pasa, linda?
— Mi período tiene algunos días de retraso Is, además tengo mucho miedo, he tenido náuseas y ni siquiera sé qué decir.
— ¿Es una de tus bromas?
— No jugaría con esto, estoy asustada pese a que intenté convencerme toda la mañana de que son efectos secundarios de la postday, internamente estoy aterrada porque sé que no.
— Calma — Me abraza aumentando mi pesar — ¿Qué más da? Traeremos un nuevo ser a este mundo.
— Aún no estoy segura y ni siquiera luces feliz, sé que no lo estás porque es muy poco tiempo y no soy nadie para ti. Me podrías reemplazar fácilmente como empleada…
— Pero como madre de mi hijo jamás, ni siquiera lo pensaría, este desastre llamado Jolie es el que quiero en mi vida, esta dulce niña hermosa riendo todo el tiempo iluminando mis días aún desde mi oscuridad, buscándole un lado feliz a mis miedos, reemplazando mis malos recuerdos con los suyos, los cuales son perfectos, eso quiero preciosa — Sus dulces labios atraparon los míos con mucha intensidad, mis lágrimas brotan con un poco de emoción — ¿Por qué lloras Jo? Ninguna chica con cincuenta rosas en su brazo debería estar triste.
— ¿Tú cómo sabes que son cincuenta? — Sonrío aún con las mejillas húmedas.
— Pues diez no son para ocupar tanto espacio entre nosotros.
— Tienes razón, debo decirle al degenerado que me envía flores que debe parar, porque yo quiero estar con el chico más lindo que conozco.
— ¿Me estás engañando?
— ¡Eres un tonto Isaí Livingstone! — Dejo las rosas en su escritorio para abrazarlo fuerte — Mi tonto, con el que si pudiera compartiría cada día.
— ¿Más señorita Hasson? Ahora tenemos esa cosita en camino.
Lo dice con dulzura pero con tal remordimiento que duele, escucho el pesar de su voz, de sus latidos.
— Liv, si no te sientes listo solo dímelo, yo también tengo miedo, no te lo guardes.
— No me pesa ser padre, me pesa arruinarte la vida nena, desde el primer instante que estuvimos cerca algo me dijo que eras mucho más que una chica distraída, después cuando viniste a mi oficina y Miranda dijo que eras novia del capitán de fútbol de San Sebastián enloquecí, no fue mi intención tratarte como lo hice, estaba celoso, esos días temí que de verdad no quisieras saber más de mí Jolie.
Niego rotundamente al tan solo pensarlo, no quiero y no podría estar lejos de estos besos y este aroma.
» El problema es que yo quería estar contigo sin ataduras, antes de que pienses mal escúchame — Me acaricia los hombros con sus pulgares —. Yo no quería ser la atadura de tu vida, quería disfrutarlo al máximo, pero sin limitarte a mí, más que exclusividad de tu parte, el contrato sería eso que nos recordaría que podríamos disfrutar el momento a sabiendas de que tendría término, uno que al finalizar te permitiría ser feliz con quien tú quisieras, pero también me permitiría a mí ser feliz contigo, aunque fuese por poco tiempo.