A segunda vista

Capítulo 26; Decisiones

Hola si te gusta la historia déjame un votito o mejor aún conocer tu opinión, me motivas muchísimo ^-^

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Jolie'

Fue un sábado extraño, menos mal sus padres ya se fueron y Alessandro está en su habitación durmiendo la nena. Solo queda saber qué hacer conmigo misma, podría estar por irme a casa, pero temo que Dayton me este esperando, no sé cuánto conocimiento tenga de mi vida en este momento y hay una corazonada que me impide moverme.

— Jolie — Escucho la voz de Isaí en el segundo piso.

— Dime— respondo igual de alto.

— ¿Vamos a dormir?

— Ya voy.

Me dirijo a la habitación donde usualmente duermo, hago mi rutina de higiene personal, me coloco la pijama y lo alcanzo.

Lo encuentro cambiándose, su armario está seccionado, veo cómo pasa sus dedos por las etiquetas de la ropa para distinguirla, en ellas hay cocidos diferentes botones para que se de cuenta cuáles prendas combinan y cuáles no.

Me siento en su cama y lo veo sonreír al percatarse de mí, creo que alguien está de mejor humor. Su sonrisa fácilmente hace que se me olvide el 98% de mis problemas.

— Hola Is— Saludo.

— Hola, mi amor.

Desliza su playera blanca por su torso y viene hacia mí en pasos lentos.

Se sienta en la orilla de la cama y con sus manos me busca. Obviamente intento facilitarle nuestro encuentro.

Sus manos me acercan de manera provocativa, en cualquier momento esta cercanía me hubiese vuelto loca, sería un inicio perfecto para desatar un encuentro perfecto, pero hoy no, mi cuerpo y mucho menos mi mente tienen el mínimo ápice de deseo por compartirse. Ni siquiera con él.

Con su mano derecha toca mi mentón, acerca su rostro, su beso inicia suave, delicado, con los segundos va subiendo el nivel, bajan a mi cuello dejando un recorrido humedo.

— Is... no... no, es que...

No entiendo qué me pasa, no lo disfruto y mi cuerpo está alerta. Cierro los ojos, quiero ignorar el miedo, mi estupido cuerpo no nota que es él, abro los ojos y veo su cabello más oscuro de lo normal, incluso la tez de sus manos se ve menos pálida, por impulso lo alejo.

Juro que vi a Dayton.

»Hoy no de verdad, por favor— Chillo.

Susurro por falta de aire a punto de llorar y con los pensamientos revueltos en mi oprimido pecho. Siento mi cuerpo desequilibrado y sudando frío.

»Hablemos de lo que quieras, pero no tengo animos, me... Me siento agotada, además tengo mareos.

— ¿Asco?

¿Sospecha?

— Un poco, nada de qué preocuparse, solo no deseo... No está noche.

Se aparta con aquella extraña sonrisa que ha hecho todo el día.

»Mejor cuéntame lo que quieras — insisto y lo abrazo en búsqueda de calor, «irónicamente busco la calma justo en quien me atormenta»

— ¿Qué te puedo contar?—acaricia mi espalda y medita un segundo rodeandome con sus brazos—. Ya sé, ayer escuché a un empleado decir que aborrecía su trabajo,  al ser uno a mi servicio me cuestione si yo tendría que ver con eso, pero hoy caí en cuenta que el trabajo es trabajo, quieras o no debes hacerlo.

— ¿Ese pensamiento cruel qué?

— Nada, aunque el trabajo sea un asco, al final es un intercambio de beneficios, el jefe obtiene por lo que está pagando y el empleado un sueldo.

— ¿Quién se quejó? Es muy divertido trabajar en la agencia, además todos los empleados de piso parecen disfrutar su puesto, no hagas caso cielo, te aseguro que solo tuvo un mal día.

— No lo creo, fue muy claro, pero ya no importa, no es mi problema si le gusta o no, nadie lo mandó a firmar un contrato conmigo— Se gira a mí, abraza su cuerpo al mío, en esta ocasión mete su mano izquierda a la prenda superior de mi pijama, sus dedos se deslizan lento por mi espalda, no sé cómo pero logro corresponderle.

En parte llevo estos días extrañandolo, el desconocido de estas últimas horas me hizo sentir que llevo años sin tenerlo cerca.

Termino sentada sobre su regazo, unida a su boca enredando mis dedos en su cabello, solo dejándome llevar...

[***]

Al despertar siento como si mi cuerpo y su cuerpo hubiesen tenido sexo, pero también como si nuestras almas apenas hubiesen percibido la cercanía. Me siento vacía, con su compañía, pero sola.

Jalo la sábana para cubrirme más al sentarme, en el mueble a mi lado derecho está mi móvil, lo tomo y abro los mensajes, estoy esperando la confirmación de Abi.

Ella e Isabella fueron ayer a solicitar informes a la clínica psiquiátrica donde se está atendiendo Dayton Weller desde hace tiempo, la madre de Abigail me facilitará el acceso pues trabaja ahí los sábados.

Tengo razones para buscarlo, quizá sea el único de los Weller que pueda darme referencias de ellos, y aunque lo niegue si tengo dudas de lo que dijo sea real y mis padres estén en esta ciudad buscándome.

Abi

«Ya hicimos nuestra parte, bebé»

«Solo se aceptan visitas los días domingos de 1 a 6 pm»

Isabella

«Más vale que tengas un buen plan, esta muy resguardo el lugar»

«Lo tendré chicas, muchas gracias»

El icono del correo electrónico me llama la atención en la barra de notificaciones.

Hicieron un depósito a mi cuenta hace más de dos horas. Procede de Doris, la recepcionista de piso de Isaí y también la encargada de hacer los pagos quincenales.

¿Pero un domingo dieciocho? Mi depósito fue hace tres días.

Quizá se equivocó y quería enviarlo a alguien más.

Enseguida le llamo.

— ¿A quien le marcas?—me pregunta Isaí asustandome, ni siquiera me di cuenta cuando despertó.

— A Doris, me hizo un depósito por error, se puede meter en problemas. Le marco para que...

— No hay error, yo le marqué y me dije que te depositara esa cantidad hace dos horas.

— ¿Por qué? Si hace tres días me depositaron el pago correspondiente.

— Has hecho un buen trabajo todo esté tiempo, por eso mi amor. Siempre te esmeras en lo que haces y tenía que compensar el excelente servicio—arrastra sus palabras.




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