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Isaí'
Jolie se queda perpleja, no está parloteando y riendo como es su costumbre. Es que justo ahora quiero conocer a aquella chica que maravillaba mis días con su risa, sus juegos y sus ideas espontáneas que me hacían olvidar mis limitaciones con un solo beso, un apretón de manos, un "yo estoy aquí".
Noto toda concentración sobre mí, así que no puedo evitar sentir aquel hormigueo en cada poro, mi felicidad desborda por mi sonrisa.
— ¿Ya te has enamorado de mí o vuelvo a mirarte?—Me burlo como chiste privado y ella ladea su rostro buscando despistar que casi me desgasta con la mirada—. Si no fue amor a primera vista, que sea a segunda, ¿no?
No responde, solo comienza a sudar frío, lo disimulan bien o de verdad me cree que no veo, ¿Tanto así me perdió la pista? Yo estuve visible todo el tiempo, me refiero a que me expuse ante los reflectores, era sencillo saber dónde estaba con una vida tan pública, entonces ella no hizo por saber de mí.
— No sé de qué habla Leonel—balbucea evitándome.
— Dime Isaí, no me puedo hablar de usted con una joven tan bella como tú—intento ser neutral, pero mi boca y su confianza hablan por si solas.
— ¿Cómo sabe que soy linda? No tiene idea de mi apariencia física.
— Una voz así de hermosa solo puede pertenecer a una mujer igual de hermosa.
—Olvidelo, debo irme, tengo que encontrar a Abi—Algo se alerta en mi interior al escuchar el nombre de la bebé y seguro no puedo ocultarlo pues ella se pone en plan de huida—. Soy la niñera de los Weller. La pequeñita es familia del señor Ashton.
Se excusa a toda prisa antes de escapar de mi oficina.
Que no sea lo que estoy pensando.
¿Y sí, sí?
La mitad de la familia Weller es extranjera si es que los rasgos físicos de la niña me perturban la calma, de eso soy consciente, pero algo en mi interior no se convence.
[•••]
La mañana siguiente fue distinta, traje conmigo mi bastón, ahora no lleva el distintivo blanco, sino el verde que permite expresar que mi visión es baja, pero existente, espero que eso no me delate con Jolie.
Entro a mi oficina y contrario al desorden de juguetes con el que creí me encontraría hay total orden, Abi está sentada en el sillón más quieta que nunca.
— ¿A vesh? — Gira su rostro como cachorrito confundido al verme pasar.
— No mucho—vacilo, para mi sorpresa toma dos de mis dedos con su manita y comienza a guiarme al escritorio dónde desliza mi mano sobre la superficie para que coloque el porta laptop.
Sin duda mi Jolie le explicó "mi diferencia", esa que ella recuerda para que sea más atenta conmigo.
Santo cielo que lista es Abi, en algún momento cuando toda aquella confusión surgió creí que traer al mundo un niño en mi condición sería alguna condena para el pobre, pero esta nena y sus actos revocan todas mis burdas teorías. ¿Así se habría adaptado a mí? ¿Tendría un corazón como el de Abi?
» ¿A dónde vamos, señorita Weller?
— ¿Quieles duices?
— Supongo, pero...
Mi pequeña guía no espera mi respuesta y me arrastra con ella por la oficina hasta el pasillo, a lo largo de este me inventa nombres raros de lo que hay detrás de cada puerta por la que pasamos como si quisiera describirme todo a nuestro alrededor.
Sé que vamos hacia la cafetería, reconozco el camino.
Me hace detenerme y rebusca en sus bolsillos.
»¿Quieres algo?—le pregunto al ver su acto.
— Si, gomitash.
Vamos hasta el mostrador, la levanto para que vea los productos y ahí comienza un conteo de monedas.
— Cuatlo, uno, seis, dosh, ¿Queles Ishí?
Reí junto con la vendedora al escucharla contar. Juro que quiero depositarle un beso en la coronilla o darle un abrazo muy fuerte a esta niña hermosa, los inexistentes lazos entre nosotros me detienen por el hecho de no buscar problemas, ya saben, no hacer cosas buenas que parezcan malas, el simple hecho de andar de su mano o que de algún modo nos busquemos debe verse bastante sospechoso.
— Yo invito J… Abi, pide lo que quieras—le insisto con torpeza, es que la similitud de esencias me marea.
— No se preocupe joven, la señorita Hasson nos dejó la indicación de darle lo que pida a la nena, ella pagará la cuenta al final del día.
— ¿La señorita Hasson?—cuestiono—.Me sorprende que la bebé ande por todo el edificio sin la niñera en todo caso.
— No es tan grande el lugar y los guardias tienen la orden de no dejarla salir a menos que sea de la mano de Jolie, además todos aquí conocemos a la niña. Aunado a que su padre, el señor Weller tiene un equipo de seguridad muy avanzado.
Así que Jolie…
Ni siquiera puedo acercarme bien como para bombardearla con mis preguntas que no son más que teorías locas.
Cuando vuelvo a prestar atención Abi tiene los brazos repletos de bizcochos y helado. Insisto mucho para que me lo cobren a mí y ella vuelve al frente "dirigiéndonos" a una mesa.