Holan, muchas gracias por acompañarme en esta historia 💗
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Jolie'
Nuestros últimos tres meses han tenido de todo, días buenos, días malos, pero siempre de aprendizaje, de adaptación y soltura para acercarnos más.
Ahora nos adaptamos a Isaí, no siento que alguna de las dos tuviésemos que hacerlo como tal, él estaba destinado para nosotras y nadie necesita acondicionarse para algo que ya es suyo. Con la persona indicada nada requiere un esfuerzo.
Bien en este juego de intentarlo nuevamente, aseguro que jamás estuve lejos, y según él yo siempre estuve presente en su vida e irónicamente él en la mía. Ahora hemos hecho un plan para convivir con nuestra pequeña.
Él casi a diario después del trabajo nos visita en el departamento o como está noche, nosotras nos quedamos a dormir en su casa.
Es adorable está etapa, además Abi comienza a descubrir todo, a decir pequeñas mentiras, a mostrarle cómo ve el mundo a Is y a consentirse en sus brazos, a llenar con risas nuestra vida. Tenerla se siente como un cálido rayito de sol adentrándose por las mañanas, ella es un buen recordatorio de que no todo fue tan malo hace años y que valió la pena no salir ilesa.
En cuanto a Isaí no ha tenido mejoría, tampoco ha empeorado, puede andar caminando tranquilo por su casa, salir al jardín sin el bastón guía, jugar perfectamente con Abi, pero debemos tener precaución ya que su visión no es segura por ahora. Dejo claro que él no tiene como tal una cirugía milagro, su ceguera es una condición de por vida que un buen tratamiento se pudo revertir un poco, se puede controlar para que la pérdida solo se retrase.
Despierto en la fría madrugada al sentir la ausencia de su calor en mi cuerpo.
— Jo—me llama justamente él, pero me niego a salir de mi sueño—. Tengo algo en el pecho.
— Ya te dije que es normal tener corazón, duérmete Isaí.
Él se ríe sin hacer el mínimo movimiento.
— Jo es que…
Me giro finalmente y veo a Abi dormida en su pecho con su pulgar en su boquita mientras los brazos de su padre la acunan con firmeza.
— Mi vida, yo creo que se confundió—me hinco con extremo cuidado en la cama para tomarla—. Quedamos en que dormiría en su cuna señorita.
— Está dormida Jolie, aquí déjala, solo quería que vieras que ahora me quiere más a mí—vacila acariciando su mejilla.
— Habrá muchos más momentos, no te desesperes—acaricio el cabello de él—. Además vas muy bien.
No pude convencerlo de soltarla, así que Abi durmió el resto de la madrugada ahí. Por ser domingo ninguno de los dos trabajamos y la niñera tiene el día libre, además esperamos a nuestros amigos por la tarde.
Hice un pastel de chocolate con la ayuda de Mara e Isaí se ofreció a comprar galletas para el pay. Fue solo con Abi a la tienda, sé que no suena a gran desafío, pero me cuesta mucho soltarlos juntos cuando él no está del todo bien.
Han pasado veinte minutos, si ya son veinte minutos, ¿Dónde están? ¿Voy por ellos?
No, no, le prometiste a Isaí confiar en él.
¿Quieres dejar de hablar sola?
No, no quiero.
El timbre suena y corro a abrir, quiero pensar que son ellos dos, pero no, solo es Mara regresando de regar el jardín.
— El jardín y Demián quedaron listos, Jolie.
— Muy bien—respondo con simpleza—. Gracias.
— ¿Pasa algo?
— Estoy esperando a Isaí y Abi, fueron por algunas cosas.
— Ni siquiera fueron lejos, además lleva una buena guía.
Salgo a la entrada esperando encontrarlos, ahí los veo venir. A decir verdad me pone orgullosa que ellos tomen esto con seguridad y sean la fortaleza del otro.
Abi desde muy temprano intenta hacer parte de su día a su papi, le da tareas simples como que revise cómo se peina pasando la mano de Is por su cabello, le gusta mucho que él le dé de comer, la lleve a los juegos. Ahora se podría decir que a pesar de las dificultades él puede ver, pero no me deja decirle a la niña, quiere que ella esté lista para todo.
Presto atención, puedo ver que ella trae el rostro y el vestido lleno de dulce, mi cara de asombro la hace limpiarse desde lejos con la mano libre y pasarle la bolsa de golosinas a su padre.
— Pero si solo iban a comprar unas galletas, ¿Que es todo esto que traen en la bolsa?
— Quiso Ishí.
Explica escondiéndose detrás de él.
— Ishí, ¿Qué tal se portó Abi?
— Bien—responde ella.
— Le pregunté a Ishí.
— Lice que bien.
— Ay ya, pasen.
Los reprendo y la cargo por la cintura para sentarla en la barra y limpiar su cara con una toalla húmeda antes de que lleguen nuestros amigos.
» Por cierto, ¿Quién le metió sus manitas al pastel del refrigerador?
— Ishí.