A segunda vista

Extra/1

Amo tenerlos una vez más aquí 💗

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Caminamos a prisa de la entrada principal de la agencia al elevador, este artefacto hoy ha decidido subir eternamente lento, tan solo falta que se detenga y nos deje atorados. 

El señor Leonel Livingstone va pendiente de su celular pese a la baja cobertura que hay en esta cabina en movimiento.

—¿Qué es lo siguiente señorita Hasson?—pregunta con toda elegancia aminorando nuestra prisa.

— Llamada con Alessandro a las 12:30, junta con los Collins en diez minutos, pobre de usted si le sonríe a Valerie. 

— ¿Decía?

— Junta con los Collins en diez minutos, a las 3 reunión con los supervisores de producción para ver los avances de los comerciales, hay que entregar un par de reportes de presupuestos y saber si ya está en camino la utilería, de eso me encargo yo, a las 4 tiene agendada una llamada para la retroalimentación de los proyectos con su padre, a las 5 pueden venir a dejarle las propuestas que necesitan su aprobación. 

— ¿A qué hora puedo estar a solas con usted señora Livingstone?—su sonrisa coqueta se ve reflejada en los espejos que nos rodean y mis mejillas rojas no me dejan disimular el descontrol de mis adentros.

Ignoro la picardía del comentario imitando su mohín.

— A las 6 debe ir a buscar a su hijo a la guardería y 6:30 a su hija de su entrenamiento, después bien podría llevar a su esposa a cenar, aunque eso último es opcional. 

— Que eficiente es usted y  tan ocurrente—se mofa de mi última propuesta.

— Dejará de ser opcional lo último si sigue así Livingstone. 

Se acerca tan seductor como siempre, achica sus ojos y agranda su sonrisa con una clara amenaza de dejarme sin aire.

»¿Sabe que es así? En el fondo soy como cualquier chica y algo se desestabiliza por tener a Leonel Vance junto a mí. 

— Despiertas conmigo todos los días, ni siquiera me debo ver bien por las mañanas. No puedes ponerte nerviosa por mí después de estos años de casados.

— Tú me vas a hacer vibrar hasta el último de mis días Isaí. Lo que siento por ti va para siempre.

Pasaron el resto de las horas para que fuesen las 6 de la tarde, conduje hasta la guardería y después nos dirigimos a la pista de patinaje donde previamente la escuela de ballet de Abi nos pidió encontrarnos.

Mañana es navidad y las niñas de su escuela de baile harán una presentación en este lugar, una coreografía sobre hielo. Por lo que solicitaron la presencia de los padres. Aunque lo disimule sé que en el fondo ambos tienen miedo, Abi es muy sobreprotectora con Is y él no le daría un solo "no" aunque eso implique un riesgo.

— A sus lugares niñas.

Mi pequeña toma la mano de su papi para indicarle dónde colocarse el equipo de seguridad y los patines sin dejar de mirar a la entrada con todos aquellos familiares entrando.

Sin más van a la pista, Is me deja su bastón guía y se confía de ella, se deslizan con naturalidad hacia las profesoras. 

Recuerdo muy bien a don presumido alardear sobre sus dotes en patinaje y otros deportes en Monte Conti, sobre patines parece pez en el agua, tiene la suficiente distancia entre ellos y los otros participantes como para no ocasionar accidentes mientras le da lecciones a ella.

Una mano grande cae en mi hombro y giro levemente. 

— ¿Hola Weller?—mi intento de saludo resulta antinatural debido a la sorpresa.

—¿Hola?—ensancha su sonrisa despreocupado—. También me alegra verte.

—¿Qué haces aquí? 

—Alguien me llamó y me pidió venir a patinar, pero veo que ya están completos.

—Siento mucho si Abi te marcó en su desesperación, por favor no le digas a Isaí, le lastimará saber que ella no confió lo suficiente en sus capacidades…

—Abi confía más en su padre de lo que crees, el que me llamó fue él, no quería que su hija se sintiera excluida de está actividad si él no pudiese realizar la coreografía como el resto de los padres, antes de que creas que seremos amigos o que nos caeremos bien, Vance me dejó claro que me buscó como segunda opción, ya que Aless no llegaría a tiempo.

Me rio rojiza.

» Siento llegar tarde, aunque me alegro que lo estén haciendo tan bien.

— Mañana te esperamos en casa para abrir los obsequios y estés conmigo como tú me permitías estar contigo cuando estaba sola en esta ciudad.

— Me haces sentir huérfano, Hasson.

— Weller.

Él se encoge de hombros relajando las piernas en la silla.

—Lo he pensado mucho, no me molesta la soledad, me disfruto yo mismo, pero la sensación no me agrada...

—¿A dónde vamos con esto?

— Le pediré una oportunidad a Miranda Livingstone. 

Confiesa con determinación, pero vacilante a la espera de mi reacción.

»Abi Collins está en mi corazón y yo en algún momento estuve sin saberlo en el suyo, pero definitivamente no me quiere preso de los recuerdos, ella misma no era reen de su presente. Finalmente después de leer una y otra vez su diario me siento libre, mi Abi de Weller estaba enamorada de lo que sentía junto a mí, de la protección, las risas, la complicidad, de todo lo que quería vivir a prisa, más no de mí, debo dejar aquella culpa atrás, puedo jurar que no era su intención...




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