A solo un recuerdo de ti (en EdiciÓn)

4. Miradas cruzadas

"Fue cuando comprobé que murallas se quiebran con suspiros y que hay puertas al mar que se abren con palabras."


 

Rafael Alberti.


 

 

Sonrió abrumada a Juli, aún conteniendo la respiración. Finalmente Matías asomó por la puerta de entrada.


 

— Hola Bella — le tendió su definida y varonil mano mientras sonreía de soslayo de manera cautivante.


 

— ¡Hola! — nerviosa, se apuró a estrechar su mano con suavidad.


 

— ¡Que loca la manera como se conocieron ustedes! — exclamó Juli divertida — Matías, estás consciente que casi le has dado un ataque a mi amiga.


 

— ¡Sí! — confirmó Matías sin soltar la delicada mano que aún descansaba entre las suyas — creo que tendremos que invitarla a cenar un día de estos para compensar el susto — señaló volteándose a Juli con una pícara mirada.


 

— ¡Por supuesto! — aprobó la aludida de inmediato — Sería maravilloso que nos acompañaras a cenar un día de estos Bella...


 

— No se tienen que mo....


 

— ¡Insistimos! — interrumpieron al unísono, rompiendo a reír con sendas carcajadas.


 

— Pero tendrá que ser pronto ya que en tres días me iré de viaje por trabajo, y estaré un mes fuera — indicó Juli pensativa — De hecho te presento al dueño de casa suplente del departamento— señaló a Matías —. Se vendrá a vivir conmigo.


 

— Si, algo así me comentaban hoy — indicó Bella, intentando disimular la gran alegría que estaba sintiendo formando y anidarse dentro de su pecho. Un agradable cosquilleo en su mano le llamó la atención, percatándose apenas que esta aún descansaba cómodamente en la mano de Matías.


 

Juli siguió la vista de su amiga y dio una mirada de reojo a su hermano, él cual no le quitaba la vista ni un segundo a la preciosa rubia que se situaba con sus mejillas absolutamente sonrojadas, a unos centímetros de él.


 

Esta, sonriendo a Matías con un encanto natural, recuperó su mano suavemente.


 

— Bueno yo.... Debo ver la cena si no quieres cena quemada — rió Juli dirigiéndose a Matías — pero no te apures Matías, me falta un buen poco aún. Pueden seguir conversando si gustan, ¡Adiós Bella, nos vemos! — exclamó alzando una mano al aire y se entró rápidamente sin dar tiempo a decir nada.


 

Matías se sonrió divertido mientras continuaba observando detenidamente a la bella chica que se situaba frente suyo, con sus ojos verdes tan profundos.


 

— Si no conociera a mi hermana diría que nos deja solos a propósito — guiñó un ojo seductor  —De hecho creo que apostaría que lo hizo con esa intención.


 

Con las mejillas encendidas al máximo, ella bajó la mirada con lentitud, batiendo sus largas y negras pestañas en el proceso con una coquetería absolutamente inocente pero a su vez encantadora y cautivante.


 

— Y me alegra que lo hiciera, realmente estoy encantado de conocerte — susurró masculinamente con ronca voz, denotando convicción en cada una de sus palabras.


 

Se acercó a ella, adueñándose por completo de su campo visual, atrapando al instante aquellos radiantes ojos femeninos entre los suyos.


 

— Creo que los nombres siempre hablan mucho de sus dueños, y por favor no pienses que soy un galán consagrado pero... eres realmente Bella. Discúlpame si te ofendo.


 

Nuevamente ella contuvo la respiración. Lo observaba sin poder emitir palabra, siendo consciente de cada una de sus pulsaciones y latidos casi como en cámara lenta.


 

— Muchas gracias — murmuró con voz queda, una vez que logró respirar profundo, sin poder evitar sonrojarse de manera abrupta — De pequeña no me gustaba mi nombre... — confesó con una sonrisa al evocar aquel recuerdo— Sentía que ese nombre debía ser propio de alguien mucho más bella. Ahora me agrada mucho más o al menos he hecho las paces con él, aunque nunca he dejado de pensar aquello del todo — culminó elevando sus hombros con expresión risueña. No le iba a confesar que mencionado por él, su nombre le sonaba mucho más lindo y con sentido aún, si cabía.


 

— ¿Enserio? Creo que en eso no estamos de acuerdo — afirmó el enarcando una ceja de manera enfática— dudo que exista alguien que pueda llamarse Bella con más orgullo que tú... Si hablamos de belleza, naciste para llevar ese nombre.


 

¿La estaba piropeando? No pudo evitar contener el aliento una vez más al sentir como el rubor volvía a ganar protagonismo en sus mejillas.


 

— No será para tanto — sonrió divertida.


 

— Palabra de hombre — tendió su mano en dirección a ella, guiñando un ojo con picardía.


 

Titubeó unos segundos dubitativa antes de estrechar esa mano que él le ofrecía, pero su mano casi por sí sola se acercó a rozar aquella que la esperaba atraída por una fuerza inexplicable como si de un imán se tratase.


 

A los segundos sonó un móvil interrumpiendo la unión de sus manos, ella sobresaltada deliberó una lucha en su mente del querer contra el deber ser, siendo consciente que debía colar las mano en el fondo de su cartera para aferrar el aparato y atender la llamada. Observó como Matías fruncía  su boca en una mueca de frustración imposible de disimular, cuando liberó la mano del firme agarre masculino, mientras le hacía una señal extendiendo el dedo índice de  la mano para que la disculpara un segundo.


 

— Magda. Sí, si llego a cenar, estoy afuera del departamento de hecho, ya entro enseguida. Bye.



#44039 en Novela romántica
#7075 en Chick lit

En el texto hay: amor juvenil, romance, amor

Editado: 23.01.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.