A solo un recuerdo de ti (en EdiciÓn)

5. Volviendo atrás

"Lo que cuenta no es mañana, sino hoy. Hoy estamos aquí, mañana tal vez, nos hayamos marchado."


 

Lope de Vega.


 


 

Despertó de repente con un intenso dolor de cabeza, el cual se fue intensificando aún más a medida que transcurrían los segundos, por lo que se incorporó como pudo en la cama quedando sentada, respirando profundo un par de veces. Cuando el dolor ya se volvió insoportable aferró la cabeza con ambas manos y así sentada en la cama comenzó a sollozar fuerte a causa del malestar.

En medio del profundo dolor que estaba sintiendo distinguió pisadas acercarse rápidamente. Se encendió la luz del cuarto donde estaba revelando así a una joven que la observaba con el entrecejo fruncido remarcado con un evidente semblante de inquietud.


 

— ¿Bella que sucede? ¿Porqué lloras? — se notaba preocupación en su voz.


 

La aludida la observó con desconfianza. ¿Quién era ella y qué hacía en la habitación? El dolor intenso la obligó a dejar de cuestionar en ese momento y sólo pudo cerrar los ojos con un gesto de dolor.


 

— ¡Bella dime algo por favor! — dijo angustiada la recién llegada.


 

— No se quién eres y no sé qué haces en mi habitación y en.. en mi hogar — susurró Bella— pero necesito ayuda — se encogió ante una oleada inmensa de presión en la cabeza — Tengo un dolor  insoportable en este momento— apenas podía hablar con fluidez debido al intenso malestar.


 

Los ojos de la chica que aún se situaba inmóvil bajo el umbral de la puerta, no daban crédito a lo que sus ojos veían mientras observaba a su amiga, reflejaban en ellos una mezcla de terror, angustia y asombro.


 

Girando sobre su eje de manera veloz, salió corriendo de la habitación dirigiendo sus pasos a la sala de estar, donde se ubicaba el teléfono fijo.


 

— ¡Aló! ¿Cecilia? Disculpa que te llame de madrugada, pero es una emergencia. Es Bella... ¡Está sucediendo nuevamente! — casi gritaba desesperada por el auricular— Me la llevo a la clínica ahora. Ok nos vemos allá.


 

Ingresó nuevamente a la habitación de Bella y se sentó con suavidad cerca de ella.


 

— Bella... sé que en estos momentos no sabes quién soy. Pero puedes confiar en mí que no te haré daño — respiró profundo y su voz sonó aún más calmada — ¿Me permites llevarte a la urgencia de la clínica para que atiendan tu dolor de cabeza?


 

Bella permaneció unos segundos en silencio antes de asentir ligeramente y ponerse en pie, decidiendo confiar en aquella extraña. Sentía que no la conocía, pero por alguna razón estaba en su departamento.


 

Subieron al auto y Magdalena condujo veloz hasta llegar a la clínica, el semblante de Bella empalidecía cada vez más con el transcurso de los segundos y ya no podía mantenerse en pie, fue necesario sostenerla entre dos personas durante el recorrido por el pasillo de urgencia y cuando ya estaban por llegar a la habitación donde la atenderían, comenzó a desvanecerse poco a poco...


 


*

 

Despertó en una cama rodeada de quienes parecían ser un médico y dos enfermeras. Sentada a un costado de la cama se situaba la chica que estaba en el departamento y que la había trasladado a la clínica. Junto a ella y en el sillón contiguo, se situaba una señora algo mayor que se le hacía familiar.


 

Quiso incorporarse en la cama y sintió de inmediato una pequeña puntada en la cabeza, por lo que llevó una mano a la zona adolorida cerrando los ojos un minuto ante ese fuerte malestar, un leve quejido salió de sus labios.


 

El hombre de bata blanca se acercó de inmediato y a un gesto suyo las enfermeras salieron de la habitación.


 

— Tranquila. Es mejor que no te incorpores aún — siguió la mirada confusa de Bella, que estaba anclada a las mujeres que la rodeaban — ¿Me podrías indicar si reconoces a estas personas?


 

Bella las observó nuevamente, algo familiar tenían sus rostros para ella pero no lograba identificar de qué se trataba ni qué parentesco o relación podía tener con ellas. Ambas tenían gestos de preocupación, la mayor de ambas la observaba de una manera aún más preocupada, se llevó su mano a la cara conforme pasaban esos segundos. 

Finalmente Bella negó con la cabeza.


 

— Comprendo — señaló el doctor — Descuida, todo está bien ¿Sí? — sonrió de manera apaciguadora — Si me disculpas — señaló la puerta haciendo un gesto a las mujeres para que lo acompañaran.


 

Desde su posición en la cama, la joven los veía conversar a los tres pero no lograba distinguir lo que decía el doctor a aquellas mujeres, sólo alcanzaba a ver gestos de preocupación por parte de ellas. Luego les apoyó una mano en el hombro antes que emprendieran la marcha y se perdieran por el pasillo.


 

El doctor abrió la puerta y regresó sobre sus pasos hasta la cama.


 

— Bueno señorita, antes que todo quiero felicitarte — comenzó — has soportado el dolor como una valiente. No te has desvanecido hasta llegar prácticamente a esta habitación hace horas. Y para la intensidad de dolor que tuviste, créeme que fue muy valiente de tu parte aguantar tanto.


 

Respiró profundo.


 

— Ahora bien, necesito que me indiques tu nombre y todo lo que se te venga a la mente sobre estos últimos... Digamos seis meses, dime todo lo que recuerdas de este período y sobre todo lo último que recuerdas.


 

Pensativa, entornó los ojos un momento haciendo memoria y tras un quedo suspiro se dedicó a detallar lo que recordaba de los últimos meses, concluyó señalando lo último que recordaba y su primer nombre.



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En el texto hay: amor juvenil, romance, amor

Editado: 23.01.2020

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