A solo un recuerdo de ti (en EdiciÓn)

9. Cupido para dos

"No, no puede acabar lo que es eterno, ni puede tener fin la inmensidad."


 

Rosalía de Castro.


 

 


 

Tras dar un paseo con Cecilia por un centro comercial ya estaban nuevamente de regreso en casa. Bella observó su reloj de pulsera, rodeaban ya las ocho de la noche. Qué rápido había pasado el tiempo.


 

Un sonido de auto acercarse la distrajo de sus pensamientos, se asomó por el ventanal y vio el auto de Magda.


 

— ¡Yo abro! — indicó al vuelo a Laura, quien ya se estaba dirigiendo a la entrada.


 

— ¡Hola amiga! — contestó la rubia abriendo la puerta — ¡Oh! ¡Qué gusto verlas a las tres! — exclamó cuando vio a Lucy y Juli asomarse tras Magda — Pasen por favor — les señaló saludando a cada una con un abrazo.


 

— ¡Amiga! ¿Cómo estás? ¿Cómo te has sentido? — Juli la observaba detenidamente.


 

— Bien, bien Juli, gracias a Dios, ya asimilando un poco más todo lo ocurrido — señaló la anfitriona mientras se sentaban en la sala de estar — Cosas que suceden amiga — sonrió con dulzura.


 

Las observó a todas.


 

— ¡Qué sorpresa y gusto me da que me hayan venido a visitar hoy! — tomó de las manos a Juli y Magda que se sentaban a sus costados, Lucy tomó lugar al frente, lanzándole un beso con su mano.


 

— ¡Te adoramos amiga! — exclamó Lucy — Y queremos pasar tiempo contigo cada vez que nuestras responsabilidades lo permitan.


 

— Son las mejores — las observó emocionada, una lágrima amenazaba con salir.


 

— Bueno bueno, respiremos profundo que si no será un llantadero colectivo — Juli se restregó los ojos y sonrió a todas — Cuéntanos qué tal te la has pasado hoy amiga.


 

— Bueno... acabo de llegar de un paseo con mamá por el centro comercial. Me ha dejado equipada con vestuario como para un año — suspiró Bella mirando el cerro de bolsas que descansaban aún sobre uno de los sofás del recibidor —No hay caso — carcajeó encogiéndose de hombros.


 

— Y que esperas amiga... — rió divertida Magda — ¡Si eres hija única! Eres la única hija a la que pueden consentir. En un caso como este me dan ganas de haber sido hija única — observó con nostalgia el cerro de paquetes — O de ser tu hermana — soltó una carcajada.


 

— Tienes razón — rió a la par de las amigas.


 

— Me alegra que hayas tenido un buen día Bella — señaló Juli con ternura.


 

— Señorita Bella con su permiso — se anunció Laura con su diplomacia tan característica — Buenas tardes a las señoritas, les puedo servir té o cena si gustan — ofreció con parsimonia.


 

Bella observó a sus amigas, calculando que al menos Magda venía saliendo de su turno de trabajo.


 

— Cena por favor, Laura — le indicó observando la mirada de confirmación de las amigas, sobre todo la de Magda que debía de estar hambrienta — Y por favor llámame Bella a secas — le suplicó por milésima vez, con una agradable sonrisa.


 

— Es... algo difícil para mí. La costumbre... — se justificó — Pero lo intentaré si le hace sentir a gusto señorita Be... — se interrumpió — ¿Ve? — sonrió.


 

— Bueno, bueno, puedes continuar llamándome así si gustas Laura — accedió resignada la hermosa rubia.— Pero ya sabes que también me puedes llamar Bella a secas si en algún momento deseas hacerlo.


 

— Está bien — sonrió y agachó la cabeza — con su permiso — y se retiró.


 

— Es un amor Laura — indicó Magda una vez que se había perdido por el fondo del pasillo.


 

— ¡Sí! Totalmente — concordaron Lucy y Juli.


 

— ¿Y tú mamá Bella? — inquirió Lucy — No se le ha visto — observó a su alrededor.


 

— Salió poco antes que llegaran ustedes, fue a buscar a papá al aeropuerto.


 

— Ahhhh — dijeron al unísono las tres chicas— Tus papás hacen una pareja tan bonita, parecen de película — indicó Magda.


 

— ¡Sí! — confirmaron Lucy y Juli.


 

— Y en casos como este se ve el poder de la genética heredada — señaló Juli — Eres igualmente de hermosa que tu madre, diría incluso que aún más hermosa.


 

— Eso es tan cierto — acordaron Magda y Lucy al unísono.


 

Se sumergieron en la conversación durante algunos minutos más, hasta que las suaves pisadas de Laura llamaron su atención.


 

— Señorita Bella la cena está servida, si gustan pueden pasar — anunció Laura.


 

Se acomodaron en la mesa.


 

— Bella... hay algo que te quisiéramos comentar — anunció Magda tras unos minutos de comenzar a cenar.


 

Bella levantó la mirada en su dirección con atención y luego dirigió su vista a Juli y Lucy quienes asintieron. Estaban increíblemente serias las tres.


 

— Tan serias chicas — indicó luego de un minuto donde reinó el silencio — ¿Hay algo por lo que me debería preocupar? — sostenía el tenedor alzado en el aire como en pausa, esperando que prosiguiera.


 

— No, no es eso — intentó tranquilizarla Juli.


 

— Pero sí es algo que no recuerdas producto de la crisis y es importante que sepas — complementó Lucy y observó a Magda, Juli también se volteó hacia Magda.


 

— Así es — prosiguió Magda sintiendo todas las vistas en ella — No te alarmes Bella por favor, no es algo grave ni mucho menos — dio un respiro — Lo que te queremos contar es que.. bueno, iré sin rodeos, está semana conociste a un chico. A un joven... — soltó.



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En el texto hay: amor juvenil, romance, amor

Editado: 23.01.2020

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