A solo un recuerdo de ti (en EdiciÓn)

10. Regresando sus pasos

"Hoy es siempre todavía."


 

Antonio Machado.


 


 

Tras haber pasado tiempo con su padre conversando sobre lo sucedido y también de su viaje, una vez arribado a casa, Bella se dispuso a ir a dormir.


 

Ya estaba con el pijama listo, ya casi por acostarse, cuando sintió un golpe suave en la puerta.


 

— ¿Se puede? — inquirió Cecilia fuera de la habitación.


 

— Claro mamá, pasa.


 

Abrió la puerta con sigilo mientras la observaba detenidamente desde el umbral.


 

— Vi el auto de Magda cuando veníamos de camino — sonrió.


 

— Sí , me vino a visitar con Lucy y Juli — le sonrió la joven — Son las mejores.


 

— Sí hija, tienes muy buenas amigas — concordó.


 

Hizo una pausa mientras veía como su hija se sumía en sus pensamientos.


 

— ¿Todo bien hija? Te veo pensativa.


 

La observó, siendo consciente cómo su mamá también la observaba con una ceja enarcada. Es cierto, se había ido con mis pensamientos.


 

— Sí mamá, bueno que me distraje un poco... — se encogió de hombros a la vez que se sentaba a la orilla de la cama.


 

— ¿Quieres conversar cariño?


 

Asintió con la cabeza y acto seguido se acercó hasta sentarse a su costado.


 

— Bueno hija, puedes contarme que es lo que te preocupa.


 

— Bueno... — suspiró — Se trata de un chico mamá — tomando aire para proseguir, la observó levantar sus cejas — Un chico que se supone conocí antes de la última crisis.


 

Cecilia pestañeó un par de veces y luego dulcificó su mirada.


 

— Y supongo... — la observaba detenidamente — Que las chicas te lo comentaron hoy — la vio asentir — Bien y cuéntame más sobre ese chico.


 

— Es que... No me han dicho mucho que digamos — solté aire — Sólo que lo conocí antes de la crisis y que al parecer yo le gusto... Y mucho — un intenso color rojo se adueñó de sus mejillas involuntariamente — Según las chicas, ya sabes que a veces exageran.


 

— Comprendo... — Cecilia sonrió — Y también comprendo que debería ser ciego si no le gustas, ¡Ya lo creo que si le gustas! — dictaminó sonriente.


 

Con cautela la joven asintió.


 

— Pero he quedado con muchas dudas, no lo recuerdo mamá por más que quiero no logro recordar, ni siquiera su nombre... Sólo tengo recuerdos vagos de  un par de ojos verdes, que constantemente  se me vienen a la memoria, pero ni siquiera sé si se  tratará de los  suyos.... — enarcó las cejas pensativa — Si tal vez lo volviera a ver... Creo que podría despejar algunas dudas.


 

— Lo verás nuevamente en el momento que debas verlo cariño — señaló Cecilia con voz conciliadora a la vez que acariciaba con suavidad su mejilla — Mírate nada más... eres tan pero tan hermosa hija, si a ese joven le has gustado mucho, te aseguro que le seguirás gustando mañana y pasado mañana y así sucesivamente...


 

Bella esbozó una gran sonrisa.


 

— Gracias mamá, tienes razón — se acomodó en la cama para descansar por fin.


 

— Buenas noches hija, que descanses— la estrechó con afecto en un abrazo que fue correspondido de inmediato con agrado.


 


*

 

Al día siguiente se levantó temprano y tras desayunar tranquilamente se dispuso a esperar a Magda quien llegó puntual a buscarla.

Pasaron a recoger a Lucy para emprender el rumbo al edificio.


 

— ¡Señorita Bella! — exclamó Astrid, la conserje de turno nada más la vio pasar por la mampara del edificio — Qué bueno verla por aquí, ya la extrañábamos.


 

— Hola Astrid, ¡Gracias!


 

Y tras compartir una sonrisa entablaron una amena conversación. De reojo observó cómo Magda se alejaba un poco a realizar una llamada, más con el cotorreo con Astrid no puso mayor atención. Ni cuenta se dio cuando Magda ya estaba nuevamente a su lado.


 

— Bueno, ¿Entonces subimos? — Lucy inquirió observando a Magda. La aludida asintió enérgicamente y dirigieron sus pasos al ascensor.


 

Una vez llegadas al piso y nada más abrirse la puerta del ascensor vieron a Juli frente a su departamento, acompañada de un chico vendado en sus ojos. Este estiraba las manos intentando no chocar, se le veía algo ansioso.


 

Se quedaron detenidas fuera del ascensor un breve tiempo,  que pareció interminable.

Bella no lograba despegar la vista de aquel joven, se le hacía familiar... ¿Pero de dónde?


 

Su pelo, sus brazos, su torso, lo que alcanzó a ver de sus facciones, todo en él se le hacía tremendamente familiar. Volvió en sí y se volteó hacia las chicas, que la observaban mudas y atentas.


 

— Emmmm... — sintió que debía decir algo pues sentía la mirada incansable de ambas sobre ella — Ese joven se me hace algo familiar pero no mucho, creo haberlo visto en algún lugar tal vez... Quizás sea novio de Juli — indicó finalmente, observándolos.


 

Ambas se dieron una mirada fugaz y directa. Magda se adelantó unos pasos e indico en un tono de voz un poco más alto.


 

— Sí, quizás  sea su novio.


 

En breve Juli, con su vista enfocada en el chico, ingresó al interior de su departamento,

guiándolo.


 

— Bueno vamos, entremos al departamento que se nos va a pasar el día aquí pegadas en el pasillo — sonrió Magda.



#44041 en Novela romántica
#7078 en Chick lit

En el texto hay: amor juvenil, romance, amor

Editado: 23.01.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.